jueves, 11 de abril de 2019

El mundo violento de J.M Coetzee


     Ciudad de México, abril 2019



El mundo violento de J.M. Coetzee[1]


El premio Nobel de Literatura 2003, J.M. Coetzee, nacido en Sudáfrica en Ciudad del Cabo, publicó en 1999 esta obra que le valió el prestigiado premio Booker Prize, el máximo galardón de las letras inglesas.

El principal personaje, el profesor  David Lurie de la Universidad Técnica de Ciudad del Cabo, dos veces divorciado, nos confiesa que ser enseñante no es una vocación que lo entusiasme, es tan sólo un medio para ganársela la vida, no tiene comentarios muy positivos de sus alumnos y  tampoco de sus colegas. Su único interés es escribir una pieza musical donde los protagonistas son el poeta romántico inglés Byron y su amante una aristócrata italiana.

La vida sexual del profesor incluye encuentros rutinarios con mujeres que contacta a través de una agencia, sin embargo, va a tener un cambio radical cuando conoce a una joven alumna Melanie Isaacs, una conquista en su larga lista pero que en este caso le resulta con consecuencias lamentables para su vida profesional.

La joven, quizás bajo presión del novio y de los padres, lo denuncia por acoso sexual, las autoridades de la institución educativa donde trabaja le ofrecen una salida que él se niega aceptar por honestidad y principios y en consecuencia es despedido en medio del rechazo de sus colegas y de una feroz campaña mediática negativa.

El profesor se traslada al medio rural de su país, donde reside su única hija Lucy, a la cual hace mucho que no visita, quien después de vivir en una especie de comuna hippie administra una granja donde cultiva flores, hortalizas y patatas, productos que vende en la localidad más cercana. Además, tiene una perrera donde guarda por temporadas los animales de sus vecinos.

El profesor reinicia de esta manera una relación, que aunque no parece que haya sido muy estrecha dado que Lucy pasó parte de su niñez en Holanda con su madre, no les impide una convivencia temporal amigable. Trata de ayudarla en el negocio, pero también se involucra gradualmente en la veterinaria de una amiga de Lucy con la que también inicia una relación sexual sorpresiva dado el inicial rechazo físico, cuya principal actividad es el exterminio de perros enfermos o que sus dueños no tienen como sostenerlos.

La vida de ambos, sin embargo, va ser alterada por la agresión de varios sujetos, donde la hija es violada y él mismo está a punto de morir quemado. La relación entre ambos comienza a deteriorarse principalmente porque Lucy, aunque es lesbiana y sufre una marcada alteración a consecuencia de ello, procesa la actitud de los violadores como un hecho que revindica el despojo que los habitantes de Sudáfrica han sufrido a manos de la odiada minoría blanca.

En contraste, el profesor Lurie se niega a aceptar esta interpretación, considera que los violadores deben ser castigados por sus actos, situación que se agrava cuando se entera que Lucy ha quedado embarazada y que está decidida a tener a la criatura. El rompimiento se produce, hace que el profesor Lurie abandone la granja, se mude al pueblo donde vive en condiciones lamentables y tome cada vez más en serio su trabajo en exterminar perros, el cual se convierte en una solitaria actividad y la sola justificación de su existencia.

El relato de Coetzee es desolador en cuanto al retrato que hace del personaje del profesor Lurie que cae paulatinamente en una vida que toma lo que se tiene a la mano para sobrevivir, para Lucy en cambio el embarazo, aunque producto de una brutal violación parece prometer finalmente una definitiva vinculación con la tierra y con la gente que vive en ella, con quienes busca identificarse de manera definitiva.

En la descripción de Coetzee hay referencias a un medio rural donde está presenta la pobreza de los pobladores de Sudáfrica, los odios raciales entre la población negra y blanca y la larga lucha por la tierra, donde los negros buscan recuperar las tierras que los blancos les han quitado a través de los medios que tienen a su alcance. Está lucha parece que todavía está presente según un reciente artículo en el NYT sobre las invasiones de predios en las zonas de los ricos viñedos de Sudáfrica.

En el relato de Coetzee, hay una descripción de la construcción de realidades frágiles como entramados que nos detienen temporalmente, de una rápida caída de los seres humanos en situaciones degradantes e irrenunciables, la enumeración de justificaciones cuestionables para sobrevivir en medio de ambientes hostiles y la difícil coexistencia en sociedades con profundas desigualdades en los niveles de vida como la de Sudáfrica

En Coetzee, tenemos desolación, violencia, denigraciones y un mundo de experiencias vívidamente relatadas que no pueden parecer propias de un mundo lejano, pero que pienso que pueden estar también muy cerca de  nosotros.



[1] J.M Coetzee, Desgracia, primera edición 1999, Ediciones de Bolsillo.

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