domingo, 17 de febrero de 2019

México: Perspectivas poco alentadoras




Ciudad de México, febrero de 2019


México: perspectivas poco alentadoras



En la última encuesta del Banxico a los expertos en economía se ajustó hacia la baja el crecimiento para el próximo año de 1.97% a 1.89% (esto incluyó también el 2020). Lo mismo están haciendo algunas instituciones bancarias internacionales debido a preocupaciones que tienen que ver con la existencia de incertidumbre en torno a la evolución de las variables económicas: el superávit primario, el monto del endeudamiento, el tipo de cambio, los ingresos petroleros, etcétera.

El nuevo gobierno está tomando muchas decisiones de manera precipitada, con improvisación, poco fundamento en evidencias y en medio de acusaciones que a falta de pruebas pueden caer en la difamación. Sí el presidente llama “corruptos” a los integrantes de los organismos autónomos, aunque probablemente el ojo de su ira en este momento son los que están en el sector energético, debe probar que lo son. Sí el Presidente señala a algunas empresas por contratos “leoninos” con la CFE debe escuchar previamente a ambas partes antes de ventilar políticamente la situación ante los medios. De otra manera, sus señalamientos generan incertidumbre en muchos agentes económicos sobre las intenciones del gobierno en materia de marco legal, cumplimiento de contratos y todo lo que implica un ambiente de certeza jurídica, necesario para cualquier inversionista.

Las agencias de calificación pueden ser “hipócritas” como señaló el Presidente, pero hacen su trabajo con base en metodologías establecidas no en caprichos temporales; su calificación negativa puede elevar sensiblemente el costo de la contratación de deuda pública (gobierno y empresas productivas). Las recientes medidas de apoyo a PEMEX, de carácter financiero (deuda y pasivo laboral) y fiscal demuestran que no estaban del todo equivocados.

Esta situación pues estar creando un ambiente poco propicio para que los inversionistas nacionales e internacionales muevan más recursos al país. La creación de un consejo asesor de empresarios fue en la dirección deseada, pero cuánto se le toma en cuenta en materia de decisiones económicas. Lo mismo hizo el presidente estadounidense, pero el consejo no duró mucho por las polémicas con varios de sus integrantes. En estos días se inaugurará un nuevo grupo integrado por funcionarios, empresarios y expertos denominado Consejo para el Fomento del Empleo, la Inversión y el Crecimiento, que busca  hace expedita la comunicación entre estas instancias para apoyar los propósitos enunciados.

En nuestros tiempos, el gobierno no lo puede hacer todo. En términos económicos su peso se ha reducido significativamente y ello lo obliga más a sumar que a restar fuerzas en la tarea de hacer crecer al país. El gobierno debe ser rector, promotor, recaudador y garante de la seguridad pública que se requiere para invertir. Esto último debe ser la mayor preocupación por los años violentos que hemos tenido. En el otro desafío del gobierno, el combate a la corrupción estamos de acuerdo que no queremos ya más “show”, por ello muchos ciudadanos de manera individual y agrupados se han abocado a la tarea de construir el llamado SNA, que es el marco institucional para hacer frente a este viejo lastre.

En las medidas que se están tomando hay que evitar a través de una adecuada explicación basada en datos reales que se vaya generando un clima de malestar, hostilidad y persecución que paralice las decisiones de inversión privada que son fundamentales para el país para recuperar el crecimiento. Sin avances en la inversión no podremos ni crear empleos, ni reducir los rezagos y frenar la pobreza. Los programas asistenciales sólo son un paliativo, una transición, una ayuda temporal, no son una solución definitiva para lograr un mejor nivel de vida para la población. En la reciente aprobación del llamado “reddito de cittadinanza” (ingreso mínimo) en Italia llama la atención que el mismo se concibió como un ingreso temporal sujeto a varias condiciones.

En la enumeración de los datos siguientes, cuya fuente es INEGI, trato de mostrar porqué el gobierno no puede solo mover a la economía a pesar de las buenas intenciones y de los limitados recursos de que dispone para hacerlo.

En cuanto al peso sectorial en la economía, según datos de 2016, el sector público sólo representaba el 17.4% contra el 82.6% del privado en la generación del PIB.

En cuanto a consumo final (compra de bienes y servicios), según datos de 2017, el sector público representó el 14.7% en contraste con el 85.3% del sector privado.

En materia de formación bruta de capital fijo (inversión), el sector público representó el 15.2% del total contra el 84.8% del privado en 2017.

En términos de la demanda laboral, podemos observar también las diferencias, ya que, si tomamos los datos del número de asegurados del IMSS y los comparamos con los del ISSSTE, los primeros según cifras de 2017 ascienden a 19.2 millones de personas contra el 2.9 millones del segundo (no están incluidos fuerzas armadas, la paraestatal PEMEX y otras instituciones que tienen sistemas de seguridad social particulares).

Finalmente, en el rubro de las exportaciones, si consideramos que en materia de petróleo PEMEX, empresa productiva de Estado, es la exportadora única, el monto de la misma representa sólo el 5.8% del total contra el 94.2% de no petroleras, realizadas principalmente por empresas privadas.

En conclusión, la recuperación del crecimiento económico, un mayor empleo y una mejor distribución de la riqueza pasan necesariamente por una alianza entre el gobierno y el sector privado basada en la colaboración, el respeto, la confianza, la recuperación de la seguridad pública y la defensa de la seguridad jurídica. No hay otra opción, el discurso descalificador nos puede llevar sólo al estancamiento y a la profundización de las divisiones en el país en todos los ámbitos.

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