miércoles, 16 de enero de 2019

El mundo cruel de Julian Barnes


Ciudad de México, diciembre de 2018



El mundo cruel del escritor Julian Barnes[1]

El autor de esta novela es un reconocido escritor inglés nacido en Leicester en 1946 que ha publicado varias obras de gran éxito, algunos de ellas han obtenido importantes premios. Es también escritor de relatos, ensayos, guiones y críticas literarias.

La novela está estructurada en dos partes, que a manera de pausa y corte temporal, liga la narración que corre a cargo de Tony, el personaje principal.

En la primera parte el libro se centra en la convencional relación de tres adolescentes ingleses, Tony, Colin y Alex al que se une posteriormente Adrián, que transcurre en medio de sus impresiones escolares, sus salidas ingeniosas, sus pasatiempos, el impacto de la noticia del suicidio de un compañero y sus relaciones con el sexo femenino. Adrián se mostrará como el más inteligente de los cuatro. Terminados sus estudios en común, el grupo se dispersará para ir a continuarlos en varias universidades inglesas y los contactos con los excompañeros se vuelven esporádicos. La relación de Tony con Verónica, su primera novia nos mostrara sus diferencias de gustos y las dificultades de entablar una relación satisfactoria debido a su esquiva personalidad. La visita de fin de semana a la casa familiar de Verónica le dejará impresiones particulares de cada uno de los miembros. Sobreviene la ruptura con Verónica, una inesperada relación sexual que pretendió en un momento intentar una reconciliación y la noticia de que Verónica sale con su amigo Adrián. El contenido de la carta, que conoceremos más adelante, que le escribe a Adrián es ligeramente comentado con los amigos. El vuelco se presenta con el suicidio de Adrián y las razones que deja para cometerlo (rechazo de un don no solicitado). El recuerdo de Adrián queda luego en el pasado, los amigos se pierden, Tony se casa, se divorcia después de que la mujer se enreda con otro hombre, se jubila, y hace trabajo social en un hospital. En sus sesentas, Tony se considera un hombre que lleva una vida tranquila, quien ha sobrevivido a los embates del tiempo y de los sucesos, pero que “sobrevivió para contarlo”, afirmaría en algún momento.

En esta primera parte la narración contiene un desplante de ingenio, sentido del humor muy inglés incluyendo diálogos entrecortados con chispazos de ingenio, reflexiones personales y el impacto del suicido del amigo que se diluye con el paso del tiempo aceptando las razones de su decisión, todo ello circundado por un medio que es típicamente inglés, modesto sin pretensiones incluyendo la visita semanal a los pubs y las rutinas laborales.

En la segunda parte del libro, el hasta entonces aburrido Tony comenzará a vivir una experiencia singular a partir de que recibe una carta a través de la cual una abogada le informa que la madre de Verónica le dejó una herencia monetaria aunque la misma es incompleta, ya que no incluye un sobre que contiene un manuscrito. Este luego sabremos que es el diario de Adrián y que Tony está empeñado en recuperar. Esto lo lleva a buscar a la familia de Verónica, primero al hermano y luego directamente a la ex novia, con la cual tendrá intercambios que serán reveladores de sucesos extraordinarios. El envío por correo de un avance de lo que contiene el diario de Adrián que arroja luz sobre la relación entre los tres, el cruel contenido de la carta que le envió a Adrián cuando comenzó a salir con Verónica y el descubrimiento a partir de un encuentro provocado por ella de un hijo de Adrián con retraso mental, cuya progenitora nos enteraremos con gran sorpresa es la madre de la ex novia. Tony nunca recuperará el diario pues Verónica le comunica que lo ha destruido, lo que aceptará como un acto que debe recompensarla de todo lo que ha pasado.

La segunda parte de la novela es una tragedia de la cual el narrador comienza cada vez más a sentirse parte responsable, que incluye recuerdos, reconocimiento de culpas y daños infligidos a otros, suspense, agrios y sesudos intercambios, descubrimientos terribles y una triste resignación cuando Tony mira que al final de la vida no le queda ya ninguna posibilidad de cambio y que está sólo como la ex esposa se ha encargado de hacerle ver.

En el autor de la obra se reconoce la habilidad de construir un relato creíble, con giros espectaculares que nos muestran a un hombre que ha pesar de su vida plácida busca encarar los hechos y llegar a las últimas consecuencias. Hay también que alabar su maestría para construir a sus personajes con los contrastes que los caracterizan, ten son simpáticos o abominables.

En fin, la novela termina con un tono amargo, la de un hombre sólo, que tardó mucho tiempo en entender las cosas que sucedían a su alrededor, en medios de circunstancias que no hubiera deseado, ajenas a su propio temperamento y formación ética y para quien ya no hay posibilidades de una otra vida, salvo la de aceptar los hechos.


[1] El sentido de un final, Anagrama, Colección Compactos 2012.

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