Ciudad
de México, octubre 2018
USMAC: hágase la voluntad del presidente Trump
La
voluntad del irascible presidente Trump de cambiar el tratado de libre comercio
entre México, Estados Unidos y Canadá (llamado en inglés NAFTA) por otro, tema
recurrente de su campaña cuando lo señaló como el peor tratado firmado por
Estados Unidos y la amenaza de salirse de manera unilateral, llevó a los otros
socios a la mesa de negociación para buscar no los mejores términos o
“modernizarlo” como eufemísticamente algunos líderes políticos afirmaron con la
intención de verse prudentes sino para
defender lo que se había logrado y salvar lo que se podía salvar. La
demagogia del presidente apuntaba a atacar un tratado que, según sus palabras,
significó pérdidas para el empleo, una menor inversión y un gran déficit
comercial con sus socios.
A lo
largo de los últimos meses, los negociadores tanto mexicanos como canadienses,
primero de manera conjunta y luego en lo individual lograron frenar algunas
propuestas de los estadounidenses que estaban dirigidas a sacar el mayor
provecho de la revisión en curso. Los mexicanos cedieron más rápido, pero los
canadienses dieron más batalla.
En
el caso de México, el interés central era el sector automotriz, donde los
estadounidenses y también los canadienses consideraban que se había perdido
empleos e inversión debido al bajo costo de la mano de obra mexicana combinado
con el tratamiento arancelario preferencial otorgado por el tratado.
Los
cambios en las reglas de contenido, mayor contenido regional, de algunos
materiales, de algunas partes del vehículo y contenido específico laboral para
zonas de alto salario, están dirigidas a frenar la ventaja de México. La
propaganda oficial no lo reconoce, pero estos cambios van afectar la producción
y el comercio desde México, lo que va significa menor empleo e inversión (40%
del contenido laboral tendrá que venir de zonas de alto salario lo que se
deberá restar a la producción de nuestro país). Además, de que el papeleo y la
burocracia asociada se incrementará sustancialmente para acreditar el contenido
de los autos. Sin embargo, el presidente Trump se entusiasma demasiado cuando
espera que la pérdida de México se traslade a Estados Unidos: la creación de
empleos está cada vez más limitada por la robotización de la producción, lo que
ya está sucediendo a escala global. El único cambio podría materializarse si
pasa de la amenaza a los hechos en cuanto al aumento de los aranceles a los
automóviles (del 2.5% para los producidos fuera de área de Norteamérica al 25% que es su propuesta actual).
En
los casos tanto de México como Canadá, aunque los montos difieren, se
establecieron cantidades específicos a las ventas de autos y de sus partes, que
quedarían libres de los aranceles punitivos que pretendan establecer los
estadounidenses en el futuro bajo el argumento que más le convenga y que será
ahora el techo a cualquier expansión de la producción interna.
En
mérito a los negociadores mexicanos se menciona que se logró frenar la
propuesta estadounidense en cuanto a la
estacionalidad de algunas exportaciones competitivas de hortalizas y frutas
aunque parece que en el caso de la
industria textil no corrieron con la misma suerte, ya que se limitará la compra
de insumos provenientes de países fuera de la región.[1]
En
el caso de la llamada cláusula de expiración, donde se nota claramente que los
Estados Unidos van a tomarse tiempo para volver a ratificar el acuerdo, Canadá
y México lograron que el periodo de vigencia del acuerdo se prolongue hasta 16
años, aunque se reunirán cada 6 años para revisarlo y de ello dependerá una
extensión mayor. Esto, la propaganda oficial, tampoco lo reconoce introduce
incertidumbre en los inversionistas como han ya reconocido expertos en comercio
e inversión de los tres países.
En
el caso de Canadá, cuya resistencia cedió hasta el último momento, en medio de
insultos al premier Trudeau, a su principal negociadora la canciller Freeland y
la siempre amenaza ahora esgrimida bajo el falaz argumento de la “seguridad
nacional” de gravar a los autos con los aranceles antes señalados.
En el
marco de la negociación bilateral Estados Unidos pugnaba por abrir el mercado de productos lácteos donde Canadá tiene un sistema de apoyos a la
producción (se llama manejo de oferta administrada) aunque algo similar tienen
también los estadounidenses, donde se logró un acceso de 3.6% al mercado total
de dichos productos, para el caso de algunos productos (queso, leche. yogur y
otros) se negoció un acceso gradual libre de arancel durante los próximos cinco
años y se eliminó el sistema de precios de algunos tipos de leche. Trudeau ha
prometido apoyo a los productores que serán afectados por la medida.[2]
El
otro tema polémico se presentó en relación al mecanismo de solución de
controversias donde la parte estadounidense buscaba eliminarlo pero los
canadienses dieron la batalla por mantenerlo conservando los paneles
binacionales para resolver disputas sobre el contenido del acuerdo (el
reclamante deberá usar con exclusión uno de los foros previstos durante todo el
procedimiento no hay opción de cambiar dice ahora el nuevo texto). Sin embargo,
en materia de antidumping y medidas compensatorias el texto largo, confuso y que será de difícil aplicación hace referencia a una autoridad investigadora y sólo a la revisión de la
determinación final por parte de un panel que la podrá confirmar o bien
regresarla para adecuarla a las recomendaciones del panel. Tal parece que el
establecimiento del panel no sería en todos los casos, ya que solo procedería cuando
hay inconformidad. No hay cambios en cuanto al derecho a retener las leyes
internas en la materia y de poder contar con un proceso de revisión cuando haya
cambios que se consideren afecten los derechos de los otros países. Además,
cabe señalar que se eliminó el sistema que facilitaba a un inversionista
demandar al gobierno de otro país por recibir un trato injusto que contenía el
viejo texto en el capítulo de inversiones.
Adicionalmente,
en el ámbito del interés canadiense estaba la protección de su industria
cultural donde se logró mantener el trato preferencial y los derechos de
propiedad intelectual, los cuales se extienden por la entera vida del autor más
70 años, aunque los canadienses querían una extensión menor.
En
el caso de Canadá, no sabemos si es extensivo a México aunque debería serlo
dado el carácter tripartito del acuerdo, está el tema de la protección de datos
de las drogas farmacéuticas llamadas biológicas, la cual se extiende ahora
hasta 10 años, dos años más a lo que se tiene actualmente y en donde se ha
señalado en Canadá que ello puede significar que las versiones genéricas más
baratas de dichos productos no serán disponibles como antes y los precios
pueden ser más altos en promedio.
Finalmente,
en el llamado comercio electrónico el tema de discusión giró en términos de los
llamados mínimos que pueden ser exentos de aranceles e impuestos de venta
locales cuando se compren en uno u otro de los países firmantes, montos que
difiere en los casos de México (los aranceles se aplican por arriba de100
dólares) y de Canadá (lo aranceles se aplican por arriba de150 dólares y los de
venta por arriba de 40 dólares).En el caso canadiense los productos
transportados por el Servicio Postal de dicho país quedan fuera de esta
normativa.
La
voluntad última del belicoso presidente se manifestó en la introducción de una
cláusula específica dirigida sin duda a China de prohibir a los firmantes un
tratado comercial so pena de sacarlos del acuerdo (mano probablemente del
asesor económico Peter Navarro que tiene a los chinos en la mira) y en el hecho
de cambiar el nombre del tratado por USMCA. En México se dice que la soberanía está por encima de esta "declaración".
La
euforia de la propaganda oficial en México, sólo superada por la del mismo
presidente Trump, describe la conclusión de la negociación como la promesa de
una nueva bonanza para el país en términos de empleos, inversión, comercio y
crecimiento económico, esperemos vivirla para celebrarla.
En
contraste, la propaganda del gobierno de Canadá
fue más escueta haciendo énfasis
en la creación de mejores empleos, el reforzamiento de los lazos
comerciales, en la expansión del comercio en la región de Norteamérica y en haber defendido los intereses de Canadá.
En
general, los principales diarios de Estados Unidos y Canadá han sido bastantes
reservados en sus comentarios sobre la conclusión de las negociaciones entre
Canadá y Estados Unidos señalando el desgaste político del premier Trudeau en
provincias agrícolas como Quebec, demasiado entusiasmo por parte del presidente
estadounidense sobre lo que ganará con el nuevo acuerdo, efectos no
considerados derivados del acuerdo que pueden limitar sus logros y la
incertidumbre de que la conformación del nuevo congreso estadounidense a partir
de enero del 2019 quiera poner su propia impronta en la ratificación del nuevo
acuerdo.
[1]
Los términos de la negociación de México se publicaron en el periódico Reforma
del 2 de octubre de 2018
[2]
Los términos de la negociación de Canadá se publicaron en el periódico Toronto
Star News el 1º de octubre de 2018
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