lunes, 10 de septiembre de 2018

La música a través de sus compositores


Ciudad de México, septiembre de 2018


Un esfuerzo elogioso por recuperar la historia de la música[1]

El libro que comento contiene la vida novelada, no es una biografía, de siete de los grandes músicos de lengua alemana reconstruida a través de su correspondencia, los conocimientos divulgados, escritos personales e información recopilada sobre su obra. La historia está narrada en primera persona y gira en torno a un acontecimiento importante de la vida de cada uno de los célebres músicos. La selección de compositores obedece probablemente al gusto musical del autor.

En mi recorrido por la música he sido gran admirador de Beethoven, Brahms y Mahler, menos de Wagner y lejano de Schubert, Liszt y Schumann. A pesar de mi profundo apego a la música clásica nunca antes había escrito una nota sobre el tema, lo que la lectura de este libro me motivó a realizar.

Por último, a partir de esta lectura reconozco que he comenzado a escuchar con mayor detenimiento a los compositores hasta ahora olvidados.

Ludwig van Beethoven (1770-1827) El encuentro
Beethoven siente cercano su final, está enfermo, sordo y como siempre quejándose de la falta de recursos económicos, a pesar de que se le considera el compositor más grande de su tiempo. Se queja de que ha estado cuatro meses en cama, le han realizado cuatro operaciones seguidas y que no puede dormir por las noches. Está empecinado en terminar su décima sinfonía. Le pide a su secretario que quiere platicar con Franz Schubert, a quien admira después de haber escuchado sus Canciones de invierno. Este cuando llega, quizás por ello el relato se llama el encuentro, le confiesa su ilimitada admiración, Beethoven le pide que escuche la confesión de su vida y de su música. Le dice que su obra es mejor gracias a la sordera que le ha dado una nueva sensibilidad, le transmite los recuerdos de sus padres (reproches al padre alcohólico y afección por la madre), de sus profesores, le habla de algunas de sus obras Misa en Do mayor, la gran sonata hamerklavier y  la gran fuga para cuarteto de cuerdas, sus relaciones con Mozart, frías a pesar de que esperaba con gran entusiasmo su encuentro, de su fructífera relación con Josef Haydn quien lo apoyó a pesar de algunos desencuentros, le muestra su testamento de Heiligenstad (dirigido a sus hermanos Karl y Johann) el cual es una confesión de su enfermedad, de la muerte que ronda (a pesar de que lo escribe cuando tenía 28 años) y del reparto de sus bienes, le menciona que su sinfonía Heroica (la número tres en el orden de las composiciones) es una ruptura con la tradición anterior, de que la séptima se inspiró en el amor por Antonia Brentano y de que la novena es la síntesis de toda su obra, menciona sus varios amores y su encuentro con Goethe, quien le reprochó su espíritu indómito. El funeral de Beethoven a los 57 años fue una gran demostración de la admiración que toda Viena sentía por el célebre compositor.

Franz Schubert (1797-1828) La melodía infinita

El relato lo inicia el joven compositor en la casa de su hermano Ferdinand donde enfermo espera la llegada de su propia muerte, habla de la  de Beethoven, a quien admiraba con pasión y su presentimiento de que moriría al poco tiempo, confiesa su vida disipada  en compañía de sus amigos, de sus recurrentes necesidades económicas, el avance imparable de la sífilis que lo llevará a incontables internamientos en hospitales y finalmente a la muerte, de sus obras El viaje de invierno, Fantasía en Do menor para violín que le inyectó nueva vitalidad, en F menor para piano a cuatro manos, Quinteto para cuerdas y de su ópera Alfonso y Estrella hecha en colaboración con su gran amigo Franz von Shober. El compositor confiesa su impresión de que su música no sea valorada (“el grueso de mi música es del todo desconocida”) aunque sus numerosas cantatas (lieder) tuvieron una amplia aceptación en el público. Valora la amistad y habla de cómo sus amigos le organizaron en Viena una exitosa presentación con algunas de sus obras vocales más importantes que le derivó en algunos ingresos. Fue el compositor que vivió menos del grupo seleccionado aunque su breve vida fue muy creativa.

Robert Schumann (1810-1856) Variaciones del espíritu

Desde el manicomio de Enderich en la cercanía de Bonn, el compositor se queja de que su esposa Clara no haya ido a verlo, habla de su familia (tuvo numerosos hijos que lo llenaron también de preocupaciones), sus padres, sus grandes modelos Bach y Beethoven, su admiración por Clara como una gran pianista (su matrimonio había sido a pesar de la férrea oposición del padre de ella), la sífilis que lo aqueja y que le complicó su vida, su admiración por Brahms, a quien desde su primer encuentro lo consideró su heredero, sus relaciones con contemporáneos como Franz Liszt a quien le dedicó su Fantasía en Do mayor, y de sus obras preferidas Kreisleriana para piano (en honor a un  compositor de apellido Kreisler), el ciclo de canciones Amor de poeta y la Obertura Manfred (también dedicada a Liszt). Sus recurrentes crisis nerviosas que lo llevan a un intento de suicidio en el río Rin y su ingreso al manicomio donde permanecerá inseguro, triste y aislado hasta el final de sus días. Se trata sin duda de un espíritu atormentado.

Richard Wagner (1813-1883). Drama y revolución

El subtítulo de esta historia novelada revela dos de las grandes preocupaciones que aborda en sus reflexiones el célebre compositor: su profundo amor por el drama musical y las innovaciones que introduce en la composición musical. La narración se inicia con la inauguración del ciclo completo El anillo del nibelungo (El oro del Rin, La valquiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses) bajo la dirección de Hans Ritter en el nuevo Teatro Bayreuth con la presencia de importantes personajes entre ellos su principal benefactor el romántico Luis de Bavaria. El famoso compositor hace hacia atrás un recuento de su vida donde destacan su participación en la revuelta de Dresde de 1848, que lo obligó a huir hacia Suiza donde permaneció 12 años, sus relaciones sentimentales conflictivas con la voluble actriz Minna Planer, su pasión momentánea con Matilde Wessendonck cuyo mecenazgo lo había liberado de preocupaciones económicas y que le inspiró Tristán  e Isolda y finalmente, su gran amor Cósima Liszt con quien convive todavía casada con el director von Bülow y que le da tres hijos; la influencia de filósofos como Arthur Schopenhauer y Friedrich Nietzsche (éste último se distanció luego de él) y su estrecha relación con Franz Liszt, por mucho tiempo su protector y promotor más importante. En el recuento personal hace referencia a sus primeras obras Rienzi y El holandés errante, mal recibidas por el público en París (la primera fue luego un éxito en  Dresde), a sus grandes éxitos Tannhaüser, Lohengrin, Tristán e Isolda, Los maestros cantores y al enorme esfuerzo realizado durante 28 años para concluir con el ciclo de El anillo del nibelungo.

Franz Liszt (1811-1886). Christus

El subtítulo tiene relación con el extenso oratorio Christus que escribió cuando vivía en el Monasterio de Santa María del Rosario en Roma. En este lugar el compositor buscó refugio por varios años, tomó las órdenes menores y escribió algunas de sus grandes obras de carácter religioso (Isabel de Hungría, Christus, San Francisco de Asís). Desde este lugar hace un recuento de su vida, su relación adúltera con la condesa Marie d´Agout con quien tiene tres hijos(entre ellos Cósima), su presencia destacada en Weimar y su amplia red de contactos que le brinda seguridad económica e influencia para impulsar a otros autores, la generosa protección de la princesa Carolina von Sayn Wittgenstein (rica terrateniente rusa y esposa del noble de origen alemán con dicho título) que duró por más de veinte años aunque no pudo concluirse en matrimonio debido a la oposición de la familia de la princesa, su relación con compositores como Robert Schumann, Richard Wagner, Héctor Berlioz (fue parte de la vanguardia con estos dos últimos frente a los considerados tradicionalistas Brahms y Schumann) y sus grandes obras Sonata en si menor, la sinfonía Dante dedicada a Richard Wagner y la sinfonía Fausto, entre otras. Fue el más longevo del grupo de compositores que se incluyen en estas historias noveladas. Su muerte sobrevino dos años después de Wagner y su funeral fue una manifestación de admiración popular.

Johannes Brahms (1833-1897). Nuevos caminos

El relato novelado inicia con la noticia de la muerte de Clara Schumann, esposa del compositor del mismo nombre y a la que siempre amó (la relación sentimental con Clara duró 40 años). Ella era una famosa intérprete del piano y a partir de la muerte de Schumann dio conciertos por las principales ciudades europeas. El compositor relata cómo conoció a la familia Schumann en Düsseldorf, de la fuerte impresión que le causó a Schumann cuando escuchó su música que lo llevó a llamarlo su sucesor y sus frecuentes contactos con la familia donde incluso se hizo cargo de los hijos por algún tiempo. El impacto de la muerte del compositor, la decisión de emprender su propio camino lejos de Clara a pesar de la fuerte atracción hacia ella y la completa dedicación a su carrera musical que sería su mayor aportación a la humanidad. En el relato hace mención a algunas de sus obras concierto para piano en r meno, que considera una composición liberadora, a las variaciones sobre un tema de Schumann hechas para complacer a Clara, aunque resulta curioso que no mencione a sus grandes sinfonías. El compositor termina sus propias reflexiones cuando emprende el viaje a Bonn para enterrar a su viejo amor Clara Schumann. El mismo se encargará de organizarle un concierto de homenaje en dicha ciudad.

Gustav Mahler (1860-1911). La hija del dolor
Este incluye la vida personal y artística del compositor y director narrada cuando ya se encuentra mortalmente enfermo en su viaje de regreso desde Nueva York a Europa en 1911. En ella el autor habla en extenso de su amor por su esposa Alma, una hermosa mujer que fue centro de atención en la sociedad vienesa, que le reprocha su olvido y que le confiesa que lo engaña con un hombre más joven Walter Gropius, el famoso fundador de la escuela de arquitectura y diseño de Bauhaus en Wiemar (a la muerte de Mahler se casaría con él y luego se separarían). El subtítulo se intuye se refiere a la dolorosa pérdida de su hija mayor María, que muere víctima de la difteria. El artista se extiende en recordarnos su largo ascenso como uno de los directores más famosos del mundo, desde algunos teatros periféricos hasta el más prestigioso puesto de la Ópera Imperial de Viena. Sus relaciones con los grandes músicos como Franz Liszt y Johannes Brahms, con la vanguardia musical encabezada por Arnold Schönberg, Alban Berg, Alexander von Zemlinsky y Antón Webern, con los grandes directores de orquesta como Hans von Bülow, Hans Ritter y Arthur Nikish y con personajes como Sigmund Freud, Thomas Mann y Friedrich Nietzsche. Sus grandes obras como la octava sinfonía, la novena y la décima que queda inconclusa, con el encargo a la esposa que alguno de sus discípulos la termine (excluyó expresamente a Bruno Walter quien fue un notable director de orquesta). El compositor concluye sus reflexiones con los motivos de su renuncia a la Ópera de Viena, su traslado a Nueva York como director de dos de los conjuntos de mayor prestigio y a la enfermedad mortal que lo lleva de regreso a Europa.

El libro, sin duda, resulta una obra de enorme aprecio para cualquier amante de la música clásica, ya que abundan las enciclopedias sobre compositores pero es raro encontrarnos con un relato novelado en primera persona de los grandes músicos y que aporte datos reveladores sobre su vida y actividad creativa.



[1] Xavier Güel, La música en la memoria, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2015

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