lunes, 13 de agosto de 2018

Homo deus: un libro inquietante sobre un cercano futuro


         Ciudad de México, agosto de 2018



Yuval Noah Harari: Homo deus, breve historia del mañana, Penguin Randon House, México, octubre de 2016, pp.490



Homo deus resulta ser la continuación de De animales a dioses (2014), por lo que contiene referencias al primer libro de Yuval Harari aunque retoma y profundiza los avances de la ciencia y sus efectos sobre el homo sapiens.

La introducción del libro enumera las preocupaciones de nuestros antepasados: la hambruna, la peste y las guerras. Estas, por fortuna, se han superado las hambrunas son muy localizadas (ahora el problema parece ser la obesidad), el mundo vive una era de paz aunque tenemos guerras periféricas y la incidencia de las pandemias como la peste negra se han reducido significativamente (el Sida, el ébola y la malaria persisten pero se conoce como controlarlas).

Las preocupaciones de hoy están asociadas al problema de cómo vencer a la vejez, hace frente a la muerte, ya visto más como un problema técnico y lo que ahora se ha convertido en el derecho a la felicidad (antes era la búsqueda de la felicidad).

Los retos del presente siglo son: proteger al planeta de los peligros que nuestro propio poder le puede ocasionar (el daño ecológico), garantizar la felicidad a través de remodelar al homo sapiens y cómo este último adquiera nuevos poderes de creación y destrucción.

El ascenso de homo sapiens a homo deus se hará por el desarrollo de la ciencia: la ingeniería biológica, la ingeniería ciborg y la ingeniería de seres orgánicos.

El mundo se ha contagiado de la obsesión del crecimiento, este tiene que ser constante, lo que encaja con la lucha por vencer la vejez, lograr la inmortalidad y el derecho a la felicidad.

El humanismo liberal es la opción que ha salido triunfante después que había sido desplazada por el socialismo y lo que denominada socialismo evolutivo que justificó las posturas racistas del nazismo y el fascismo de los años treinta y cuarenta.

En esta nueva dinámica nadie sabe dónde está el freno, aunque sabe que frenarla puede derrumbar a la economía del mundo.

Los planteamientos que contiene el libro, según Harari, pueden asustar por lo que conviene a hacer algunas aclaraciones: no se hará por la mayoría, es una predicción no un manifiesto político, buscar no es lo mismo que conseguir y se pueden analizar las opciones actuales.

El autor introduce la noción de algoritmo, señala que el hombre es también un algoritmo y en este caso el mismo incluye los sentimientos, las emociones y los pensamientos. Estos, según la misma fuente, se les puede llamar algoritmos bioquímicos (u orgánicos).

En palabras del historiador lo más parecido a una esencia humana es nuestro ADN y su molécula como vehículo para la mutación.

Yuval Harari se pronuncia por negar la existencia del alma; aceptar la teoría de la evolución implica eliminar esta concepción al menos si pensamos que el alma sea algo inmutable, indivisible y eterno; confiesa que los científicos están lejos de comprender la conciencia pero que han identificado algunos rubros bioquímicos; y finalmente, señala que la mente es un receptáculo para almacenar recuerdos, planes y detona ideas e imágenes nuevas.

El autor señala que la sociedad del homo sapiens ha avanzado con respecto a otras especies por efecto de la cohesión, la vida social adquiere un sentido debido a la red de historias que se cuentan unos a otros y que éstas tienen cierta temporalidad, cuando las vemos hacia atrás nos llama la atención que las hayamos tomado tan en serio.

En el transcurso del tiempo la narración dio paso a la escritura, la cual fomentó la creación de una realidad ficticia, se convirtió en un modo para describir y remodelar la realidad.

El surgimiento de los escritos sagrados, fusión de la ficción y realidad permitió una mayor cooperación entre los homo sapiens.

Las grandes ficciones (como los textos bíblicos), están constituidas por miles de narraciones y cuando elegimos una de ellas, procedemos a silenciar a las otras.

En el presente siglo vamos a observar la creación de más ficciones poderosas y religiones totalitarias con la ayuda de las nuevas ciencias, con las que vamos a moldear nuestros cuerpos, cerebros y mentes y crear nuevos mundos virtuales.

Los mitos no van a desaparecer sino que van a servir para que la gente recomponga una nueva realidad.

El escritor hace referencia a las principales diferencias entre religión y ciencia.

La religión señala de valores, la ciencia estudia los hechos: la ciencia no tiene autoridad ni capacidad para refutar o corroborar los juicios éticos que emiten las religiones, la ciencia sí en sus afirmaciones fácticos; la religión está interesada en el orden y la ciencia en el poder.

El autor se extiende en su explicación sobre la dinámica actual de crecimiento y en sus impactos negativos sobre el medio ambiente.

El historiador hace referencia a la importancia que tiene el humanismo: el hombre fue salvado por éste y le dio sentido a la vida.

El humanismo, afirma el autor, ve la vida como un proceso de cambio interior gradual que lleva de la ignorancia al conocimiento por medio de la experiencia.

El humanismo se despliega en tres corrientes: la liberal (votos y democracia), la socialista (la comunidad sobre el individuo) y la evolutiva (proceso selectivo que depure a la raza dejando a los más aptos).

El liberalismo liberal después de venir a menos ha recuperado importancia en el mundo actual.

Finalmente, el autor hace el pronóstico que la ingeniería genética y la inteligencia artificial acabarán por desgracia con el liberalismo, la democracia y el mercado libre.

El escritor pone en entredicho el libre albedrío y el individualismo al afirmar que las ciencias de la vida socavan el liberalismo y que el individuo libre es sólo una ficción condicionada por una serie de algoritmos bioquímicos.

Los algoritmos sin mente (por oposición a los orgánicos), afirma el autor, serán capaces de enseñar, diagnosticar y diseñar a una nueva clase de seres humanos mejorados. Esto descarta la creencia infundada de que los humanos siempre tendrán el control. Sin embargo, no está por demás señalar que en su origen estos algoritmos están siendo creados por el homo sapiens y más preocupante desarrollados como sucede hoy en día por algunos piratas informáticos de las redes.

En este mismo sentido, el autor señala que los algoritmos externos acabarán conociéndonos mejor que nosotros mismos, con lo que la creencia en el individualismo se acabará y la autoridad pasará al algoritmo red.

El mayor poder de los algoritmos sin mente se ve favorecido por la obsesión por la especialización.

La transferencia de la autoridad a los algoritmos se está dando, según el autor, no como resultado de una decisión gubernamental sino debido a las múltiples decisiones que estamos tomando en la vida diaria.

El peligro es que los algoritmos expulsen a los humanos del mercado laboral, concentren más riqueza y haya mayor desigualdad social.

El autor introduce el término tecnohumanismo que busca el desarrollo de determinadas capacidades mentales y que en consecuencia determine la formación de nuevas mentalidades humanas.

En la última parte el autor se aboca a estudiar a lo que llama la religión de los datos.
La vida va a girar cada vez más en torno a los datos, los humanos se avienen a ello, ya que es la manera de formar parte de algo mayor y estar fuera de ello implica de alguna manera perder el sentido de la vida.

La nueva visión del mundo será data céntrica y facilita sin duda la obsesión por la toma de decisiones, que el mismo autor reconoce como limitante de la misma vida.

El libro expone algunas ideas con las que coincido, aunque se mira como un pronóstico me parece que su alcance va estar limitado al mundo más desarrollado donde la gente tiene un mayor acceso a la ciencia. No dejo de reconocer el gran optimismo que muestra el autor por el avance de la ciencia pero es preocupante los riesgos que ello tiene a través del mal uso que se pueda hacer de nuestra información personal (caso reciente de Facebook) que en esta descripción llega a detalles que no hemos todavía vistos. Además de que los riesgos que señala de alguna manera como inevitables me parecen preocupantes: desempleo, concentración de la riqueza y desigualdad sobre todo para el mundo más rezagado donde vive la mayor parte de la población. Tampoco estoy convencido que una mayor dicha puede provenir de estar permanente conectado, controlado y seguro de no cometer errores. Esto puede hacer la vida carente de interés para cualquier género de humanos. Un mundo más aburrido.

1 comentario:

  1. Yuval Harari, un autor que hay que seguir leyendo; lo considero un filosofo de la actualidad, además no hay muchos de ellos.

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