lunes, 14 de mayo de 2018

Llamado a la tolerancia


Ciudad de México, mayo de 2018




Stefan Zweig:conciencia contra violencia (relato sobre el famoso teólogo Juan Calvino y un mensaje sobre la tolerancia de las ideas)[1]

El connotado escritor austriaco aborda en este breve relato la historia de la implantación de la reforma protestante en Ginebra en gran medida impulsada por la llegada de Juan Calvino al poder en la ciudad suiza, invitado por su fiel seguidor Guillaume Farel, que a pesar de su dedicación había sido incapaz de llevar a buen término el proceso.

El interés del autor es contrastar las personalidades de Juan Calvino (1509-1564) (Jean Calvin) y de Sébastien Castellion (1515-1563): uno, encerrrado en un dogmatismo sin reserva y el otro, propugnando por la discusión y la tolerancia.

El conflicto más profundo entre los personajes se desenvuelve entre la concepción de una Reforma liberal que reivindica la libertad del individuo en los asuntos religiosos y otra ortodoxa que lo niega, entre libertad y autoridad, tolerancia e intolerancia en el siglo XVI.

Los personajes secundarios son dos figuras cercanas a Calvino: Guillaume Farel y Théodoro de Béze, que se encargan de reforzar física e intelectualmente la posición del teólogo en Ginebra y de combatir a sus enemigos con la aprobación de éste último.

En medio está la persecución por herejía y blasfemia y el proceso, que termina en la muerte en la hoguera de Michel Servet (1509-1553), un teólogo, médico, polemista e incluso fanático de origen aragonés, cuya principal culpa fueron sus divergencias en materia teológica con el famoso teólogo ginebrino.

Juan Calvino después de ser expulsado de Ginebra regresa ante la súplica de sus seguidores con mayor fuerza para uniformar la vida de los ginebrinos a nombre de su concepción evangélica, nada de corrupción, desorden, pecado, ni vicios, pero tampoco, nada de diversiones, ni de sensualidades, la misma noción de disfrute se consideraba un pecado.

En Ginebra se tiene una férrea observancia de las virtudes evangélicas en la vida diaria de los genoveses, ya que para el teólogo la iglesia tiene no solo el deber sino la obligación de imponer una obediencia total a todos los hombres y de castigar, sin concesión, cualquier tibieza. Controvertir esta opinión era para Calvino no sólo una negación inadmisible de su concepción sino también, según el autor, una forma de ofender a Dios.

La visión de Calvino, como verdad incontrovertible, implica en principio suprimir cualquier libertad de criterio, de interpretación que la que tiene el predicador sobre las enseñanzas evangélicas y su implantación sin discusión en la vida de sus conciudadanos.

El propósito evangelizador del calvinismo admite todo incluso la violencia, ya que según el autor, ninguna dictadura puede durar ni tampoco concebirse sin recurrir a la violencia.

Las protestas iniciales de las mentes más claras de Ginebra van a ser gradualmente suprimidas por las acciones de Calvino y sus seguidores, su concepción se traduce en un conjunto de disposiciones y en la creación de un cuerpo especial incluyendo espías que vigila su ejecución.

La prevalencia de Calvino y los suyos se hace bajo la forma del terror, que el autor afirma quizás con la experiencia sufrida en carne propia, cuando se ejerce de manera sistemática y organizada va a paralizar la voluntad del individuo, va incluso a minar y destruir toda solidaridad humana.

En el proceso el autor va a comparar con lo que sucede en Ginebra con todo gobierno que quiere instaurar un poder sin contrapesos, que persigue toda oposición y que no tiene más verdad que la suya.

En Calvino , el autor señala algunos rasgos de su personalidad, donde destaca su voluntad férrea, su alma violenta y apasionada y su rechazo a cualquier otra verdad más que la que aceptaba.

El autor señala que Calvino era amable, sus amigos hacían frecuente referencia a su afabilidad y bondad y llevaba una vida privada intachable entregado plenamente a su misión, pero se transformaba cuando tenía que hacer frente a alguien con el que discrepaba en materia de doctrina, perdía toda medida y sentimiento humano: era rencoroso, lleno de odio, perseguidor e intolerante hasta la eliminación física de su adversario.

Las discrepancias con la interpretación evangélica de Michel Servet en materia teológica lo llevarán a la persecución del personaje usando todos los instrumentos de poder que tenía a su alcance incluso su testimonio acusador en contra, no tendrá piedad y sólo estará satisfecho cuando sea quemado en la hoguera en la plaza pública de Ginebra. Calvino no verá en Servet un adversario sino un negador de su concepción personal de la divinidad y del mismo Dios y hasta el último momento lo forzará sin éxito a decir que está equivocado y que él tiene la razón. La muerte de Servet será considera como un giro radical en la moral sustentada por la Reforma y dividirá la opinión de muchos.
En el caso de Sébastian Castillion, otro teólogo ilustre de la época, el enfrentamiento se produce desde muy temprano cuando ambos enseñaban en Ginebra hasta su salida de la ciudad por la presión de Calvino, ya que lo percibe como una naturaleza que pensaba de una manera diferente, lo cual era para el insoportable y el enfrentamiento será más duro a partir de la publicación de su famoso Tratado de herejes (1554), donde con astucia para evitar la censura expone una postura radicalmente opuesta a la de Calvino.

El texto es un llamado en favor de los inocentes perseguidos escrito bajo un pretendido tono académico que pone en evidencia la opinión del mismo Calvino con respecto a la libertad de las ideas, que había defendido en algún momento de su vida.

En opinión del autor Castillion escribe con la intención de protestar por todos aquellos que son acorralados por otros dictadores, por sus opiniones políticas y religiosas, por aquellos que pretenden prohibir todas las opiniones excepto las suyas y en fin por lo que hoy podemos considerar que está asociado a un poder tiránico.

En su texto Castillion afirma una y otra vez su postura conciliatoria y tolerante: “quien interpreta la palabra de Dios, puede equivocarse y cometer errores, por ello es necesario que la tolerancia mutua sea nuestra primera obligación…los cristianos no deben condenar a los otros, si somos más sabios que los paganos, seamos mejores y más bondadosos que ellos”.

En cierto momento, el autor afirma el triunfo de los calvinistas, que logran mantenerse en el poder en Ginebra cada vez con una menor oposición y con la muerte o el silenciamiento de sus principales opositores. Además, de que su influencia se extenderá a los países vecinos Francia, Holanda y Alemania, principalmente.

A pesar de ello, con el tiempo señala el autor el calvinismo sobre todo en su implantación en el nuevo continente sufrirá una transformación que le permitirá conciliar algunos de sus aspectos rígidos, pero con una mayor libertad de ideas, como sucedió en las nuevas colonias inglesas que se establecieron en América.

El famoso escritor escribe este ensayo cuando ya ha tenido que dejar su país natal Austria por la llegada del nazismo y se ve obligado a refugiarse en el Reino Unido. Es indudable que al rescatar este ambiente, los personajes y sus polémicas está teniendo como fondo lo que sucede en ese momento en Europa.

En este sentido, deben entenderse algunas de sus afirmaciones al margen del relato histórico:

“La libertad individual, afirma el autor, no puede vivir a la sombra de una dictadura, ni ésta sentirse segura mientras un solo espíritu libre se mantenga al interno de sus fronteras”.

“Ni el Estado ni las personas, señala en otra parte, tienen el derecho de erigirse en juez de los pensamientos de los otros, de hacer de sus conciencias privadas un delito de derecho común”.

Finalmente, concluirá el autor de manera profética, la sola respuesta a la locura de los martirios, al fanatismo, a la intolerancia de las ideologías, que quieren imponer a cualquier precio sus concepciones, es solo la conciliación y la tolerancia, lo único que puede preservar a la humanidad de la barbarie.


[1] Stefan Zweig, Conscience contre violence, Le libre de poche, 2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario