Ciudad de México, febrero del 2018
Xochimilco
El
área de canales y chinampas (islotes) de Xochimilco fue declarado desde 1987
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en paralelo con el Centro Histórico de
la ciudad de México.
Este
tipo de declaratorias es similar a la realizada para Venecia y su laguna en
2014 o el Monte Saint Michel y su bahía en Francia.
El
sistema lacustre de Xochimilco es el único que sobrevive del que fue utilizado
por los aztecas en toda la Cuenca de México que se puede apreciar en la gran
maqueta que se exhibe en el acceso al Templo Mayor en el Centro Histórico y en
una gran pintura mural en la sala Mexica del Museo Nacional de Antropología de
la ciudad de México.
El
mismo como se ha mencionado eran canales que comunicaban pequeños islotes o
chinampas como se les conoce donde vivía la población en chozas, se cultivaban
hortalizas y otras plantas y criaban animales domésticos.
En
la actualidad el sistema de canales y chinampas existe en una parte de
Xochimilco aunque las aguas que lo sostienen ya no son alimentadas por los grandes
lagos que existían antaño sino que provienen de una planta ubicada en el Cerro
de la Estrella en la cercana Iztapalapa.
El
área de canales y chinampas de Xochimilco se ha convertido en una zona
principalmente turística (paseos por los canales con comida y música) pero
también en muchos de sus islotes se cultivan hortalizas, plantas medicinales y
flores de ornato que se venden en los mercados de la ciudad.
En
el lugar se encuentran flora y fauna que son endémicas como los ahuejotes (tipo
de sauce que crecen alrededor de las chinampas) y ajolotes (anfibios parientes
de las salamandras), además de que es un sitio de anidación de aves migratorias
y locales (garzas, patos y otras especies).
El acceso
a los canales turísticos se tiene a través de varios embarcaderos en particular
Nativitas, Belén, San Cristóbal y Salitre y Caltongo en la cercanía del centro
de la delegación; un poco más distante se tiene el embarcadero de Cuemanco que
permite visitar lo que se considera la zona ecológica donde existen
restricciones en cuanto a las actividades recreativas. Los recorridos en los
canales se realizan en las llamadas trajineras que son vistosas embarcaciones
de base planas que se mueven impulsadas por hábiles remeros que utilizan
pértigas como se hace en Venecia.
El
principal asentamiento poblacional se agrupa en torno a la iglesia y ex
convento de San Bernardino de Siena que data del siglo XVI y en ocho pequeños
barrios cada uno de los cuales bajo la advocación de un santo. Por desgracia,
se ha destruido mucha de la arquitectura vernácula que daba identidad al lugar,
por lo cual no existe hoy un interés mayor en conocerla para el turista
nacional o extranjero.
Los
habitantes del área son comunidades muy orgullosas del patrimonio lacustre, que
han radicado en el lugar por varias generaciones, que se han desplazado por la
baja de sus ingresos del trabajo agrícola a otras actividades y fuera de la
demarcación, que mantienen todavía muchas tradiciones (fiestas y ferias) y que
de manera organizada han buscado que las autoridades de todos los niveles
intervengan en la solución de los problemas que afectan la conservación del
lugar.
La
conservación de canales y chinampas ha sido una preocupación de autoridades y
de la sociedad civil, ya que la expansión desordenada de la urbanización, la
explotación del turismo como vía de ingreso para muchos de los habitantes del
lugar y las necesidades hídricas de la gran urbe que han agotado las aguas
superficiales y los mantos freáticos, los cuales permitían obtener el
suministro de agua localmente son una evidente amenaza a la existencia de este
particular sistema lacustre como lo demuestra la pérdida de extensión que se ha
registrado de chinampas y canales al día de hoy.
Hace
ya varios años me tocó participar en un grupo de trabajo que bajo la
coordinación de la UNESCO se abocó a desarrollar un plan de manejo para el
perímetro de Xochimilco que integra la declaratoria de patrimonio de la
humanidad (el cual se amplió para incluir una parte limítrofe de Tláhuac y
Milpa Alta), la cual me permitió conocer a fondo los problemas, los proyectos,
los programas y las acciones que se deberían instrumentar para mejorar la
conservación de esta extraordinaria zona.
A
pesar de ello, no dejó de leer con preocupación que persisten muchas amenazas
sobre el área y que se requiere con urgencia un plan de rescate que atienda
entre otros: falta de agua en los canales, numerosas descargas de aguas negras,
hundimientos diferenciales por la extracción de agua para consumo humano,
ocupación irregular del suelo, desorganizada oferta del producto turístico y
falta de recursos para resolver los problemas. Las burocracias locales aunado a
las rivalidades entre los grupos políticos pueden haber obrado para que el plan
de manejo haya sido desactivado, la situación se haya continuado deteriorando y
que estemos ante una emergencia como no se presentaba desde hace muchos años.
El
interés por esta zona lacustre no sólo es de los mexicanos sino de gente de
otras partes del mundo; en una ocasión acompañé al embajador del Japón a
visitarla y me enteré de que el gobierno de su país destinaba recursos para
realizar estudios de investigadores de varios países para conocer más sobre el
ajolote (anfibio que tiene como característica que regenera sus miembros
perdidos, espina dorsal e incluso la retina dada su original carga genética) el
cual vive en los canales y que se temía que desapareciera por la contaminación
de las aguas y su desmedida captura.
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