Ciudad de México, enero de 2018
Stefan Zweig: un gran autor cuya obra mantiene su valor
El escritor Stefan Zweig nació en Viena en
1881 en el seno de una familia acomodada y murió en Petrópolis, Brasil en 1942.
Su muerte fue un suicidio concertado entre él y la mujer Lotte Altmann, con
quien se había casado en 1939 después del divorcio de su primera esposa. La
fotografía de la pareja en el lecho de muerte es impactante. La explicación más
frecuente de esta trágica decisión es que la guerra y el avance de los nazis
parecía que terminaría por conquistar de manera irremediable a Europa, el mundo
que había representado todo para ellos.
El famoso autor había estudiado en la
Universidad de Viena donde se graduó como doctor en Filosofía y realizó cursos
sobre la historia de la literatura. Durante su vida se dedicó exclusivamente al
oficio de escritor, a viajar por el mundo y conocer de manera personal a muchas
de las grandes figuras de su época.
Zweig vivió en Austria hasta la Gran
Guerra, luego se exilió en Suiza para ser congruente con su anti belicismo y
retornó a su país en 1918, radicándose en Salzburgo donde vivió hasta el inicio
de la segunda guerra. En 1939 se mudó primero a París, luego al Reino Unido
donde obtuvo la nacionalidad británica y finalmente a Nueva York en 1940. En
1941, abandonaría esta urbe donde se sentía incómodo para trasladarse a Brasil
hasta su prematura muerte.
El citado autor fue parte del círculo de Viena
donde conoció a los más importantes personajes que formaban el mismo:
escritores, músicos, científicos, dramaturgos, artistas y gente procedente de
muchas otras disciplinas.
La obra de Zweig es muy extensa incluye
desde poesía, novelas, ensayos históricos y literarios, relatos, biografías y
piezas de teatro.
En el caso de las novelas destacan La confusión de los sentimientos (1926),
Veinte y cuatro horas en la vida de una
mujer (1928) y Novela de ajedrez
(1941).
En biografías destacan la de María Estuardo, María Antonieta y Fouché y
en el ensayo histórico Los momentos estelares
de la humanidad (1927). La autobiografía El mundo de ayer fue publicada de manera póstuma en 1942.
El autor fue muy leído en el periodo de
1930-40 a pesar de que sus libros fueron prohibidos por el régimen nacional
socialista en 1936 a causa de sus raíces judías y que lo llevó a mantener una
posición de denuncia ante muchos de los atropellos cometidos por las
autoridades en particular después del anschluss (la anexión de Austria por
parte de la Alemania nazi en 1938); luego fue relativamente olvidado, pero la
lectura de alguno de ellos resulta cuando menos en mi caso una experiencia cautivadora.
El
mundo de ayer, Los momentos estelares de la humanidad y las biografías de Fouché y María Antonieta han sido las obras que he leído del autor a lo
largo de estos últimos años.
En Los
momentos estelares de la humanidad, una de sus obras más exitosas, reúne 14
acontecimientos que influyeron, según su visión, en la historia de la
humanidad. El periodo va desde Cicerón en el año 44 antes de Cristo que muere
frente al fracaso de recuperar la república hasta los intentos del presidente
Wilson para lograr la paz a través del proyecto conciliación de las naciones.
En estas breves miniaturas históricas, como en ocasiones se les ha denominado,
se incluyen momentos de la vida de grandes personajes artísticos como Georg
Frederich Handel, Goethe, Dostoievsky hasta otros que han sido olvidados por la
historia como C. W Field el empresario que conectó Estados Unidos y Europa a
través del primer cable submarino. El autor introduce en su relato hechos
inesperados o fortuitos cuya existencia se pierden con el tiempo pero que
tienen una incidencia relevante en el devenir de los sucesos reseñados en la
obra. La historia es vista por el autor a través de fechas e incidentes
particulares que imprimen un impulso nuevo a la marcha de la humanidad.
En El
mundo de ayer, escrita entre 1939-41 cuando ya estaba fuera de su país, el
autor a través de una recopilación memoriosa realiza un homenaje a la cultura
que se originó en el centro de Europa y que influyó en el resto del mundo. Se
describe la realidad que privaba antes y entre las dos grandes guerras, la cual
se transformaba rápidamente, en medio de muchas carencias, pero que se reconocía
como lo más acabado de la civilización occidental. En el recuento aparecen las
grandes figuras no sólo de habla alemana sino de la Europa de entonces. Las dos
grandes guerras vendrían a destruir muchos de los logros y a dejar en una
triste orfandad a los fueron sus orgullosos constructores. El relato lo realiza
a distancia evitando un involucramiento emocional en los hechos narrados,
aunque no por ello es menos vívido. Sin duda la visión del autor corresponde a
la de un intelectual y miembro de una clase social que veía su entorno de
manera muy distinta a la de otros integrantes de la sociedad de la época.
En las biografías Fouché (1929) y María
Antonieta (1932) el autor maneja con gran habilidad el discurso psicológico
de los personajes y se apoya en una excelente narrativa de su entorno, que hace
a las obras plenas de vitalidad y relevantes para conocer el carácter del ser
humano.
En la biografía de Joseph Fouché, el autor
nos mostrará cómo el personaje permanece y sobrevive a los violentos cambios
que se suceden en Francia a partir de la Revolución y del ascenso y caída de
Napoleón Bonaparte.
Joseph Fouché va a pasar a la historia por
su astucia, su flexibilidad de carácter, su olfato para conocer hacía donde se
movía la mayoría de los hombres de poder, su larga sobrevivencia en medio de
las terribles persecuciones políticas de esos años y el poder que construyó
desde su posición de jefe de la policía en Francia y más allá de sus fronteras.
En
María Antonieta (o Marie Antoinette) el autor reconstruye la biografía de la famosa reina de
Francia, hija de la brillante emperatriz austriaca María Teresa, debutante a los 14 años en la intrigante
corte de Versalles, esposa del débil e inseguro Luis XVI y guillotinada por los revolucionarios
que la culparon de todos los males del país incluso de ser extranjera. La obra nos muestra su entorno palaciego,
hace el estudio fino del personaje, sus entusiasmos, frivolidades y pasiones y
detalla las horas finales previas a su muerte cuando presenta de manera fría, cortante y orgullosa su defensa, su último intento fallido de huir y su paso indiferente ante una multitud hostil rumbo a la guillotina. El destino según el autor hará que este
personaje de carácter medio despreciada por su ligero y dispendioso pasado se eleve por encima de muchos otros. La muerte,
afirma el autor, hará después que llegue a ser tan grande como su destino.
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