lunes, 23 de octubre de 2017

La renegociación del TLCAN


                                                        Octubre del 2017



La renegociación del TLCAN

El presidente Donald Trump ha amenazado varias veces con terminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA en inglés y TLCAN en español), ya que desde su campaña electoral lo señaló como el peor acuerdo jamás firmado por el gobierno de Estados Unidos. Los asesores presidenciales achacan al acuerdo la pérdida de empleos manufactureros y el déficit comercial a pesar de que muchos estudios han señalado que ambos son resultado de otros factores (entre ellos, los cambios tecnológicos y que los estadounidenses ahorran muy poco y consumen mucho lo que hace que sus compras al exterior superen a sus ventas).[1]

A pesar de que el presidente aceptó posteriormente renegociarlo con interés de lograr un mejor acuerdo para su país, ante la fuerte presión de los empresarios agrupados y de algunos políticos, no ha dejado de atacarlo y no tiene mucho, ya en pleno proceso de renegociación, que anunció intempestivamente que lo cancelaría definitivamente aunque luego recapacitó como ya nos tiene acostumbrados.

La renegociación del TLCAN ha tenido cuatro rondas, la última concluyó el pasado 16 de octubre. Las tres primeras avanzaron en los temas menos polémicos, pero en ésta última las propuestas estadounidenses incluyeron ya los temas más conflictivos.

Las propuestas, en el interés de los estadounidenses, incluyen la introducción de una cláusula de revisión periódica del acuerdo (cada cinco años), la eliminación del mecanismo de solución de controversias que permite que las partes puedan presentar sus quejas ante un panel especial de expertos en comercio y  el cambio de reglas de origen en el sector automotriz (cambio de la regla de origen regional e introducción de una regla de origen específica para los automóviles que se exporten al mercado estadounidense). La regla de origen regional actual es de 62.5% y la propuesta es de 85%. La regla específica sería de 50% para los autos vendidos en Estados Unidos (en la actualidad se ha señalado que los automóviles tienen alrededor de un 40% de producción estadounidense).

Adicionalmente, según declaraciones de un representante del sector agropecuario mexicano los negociadores estadounidenses parecen que han presentado una propuesta de que nuestro país exporte sus productos hortofrutícolas al mercado norteamericano sólo cuando no haya producción local de los mismos. Esta, según la misma fuente, fue de inicio rechazada, pero no conocemos si insistirán más adelante en dicha propuesta.

Por lo que podemos conocer de lo que se ha negociado hasta ahora, se tiene la impresión que tanto los negociadores mexicanos como canadienses, en muchos casos, están reaccionando a las propuestas que está presentando el negociador estadounidense, quizás a partir de que éste es el que tiene mayor interés es modificar el acuerdo vigente desde hace 23 años y a que las propuestas de los otros países estén orientadas a otros temas.

La prensa estadounidense ha reportado que el presidente Trump o sus asesores buscan minar el acuerdo con este tipo de propuestas agresivas de tal manera que los otros países no tengan otra opción que aceptarlas o rechazarlas dando por terminada la renegociación. Lo que parecería indicar que al presidente no le interesa mucho conservar el acuerdo o busca asustarlos para que no se opongan demasiado a sus propuestas.

El negociador estadounidense Robert Lighthizer fue particularmente duro con sus contrapartes en su declaración a la prensa sobre su rechazo a las propuestas (sabemos que el representante es un hábil y experto negociador). Sin embargo, tanto la ministra canadiense Chrystia Freeland (que parece bastante desafiante) como el secretario mexicano Ildefonso Guajardo (con más cautela) dieron las razones para no aceptarlas. Esto llevó a que la nueva ronda se pospusiera hasta mediados de noviembre y que además se anunciara que las negociaciones se prolongarían hasta marzo del 2018 para tener más espacio para tratarlas al margen de las rondas formales.

En vista de lo anterior, es probable que vayamos a tener en los próximos días una andanada de declaraciones de amenazas de Trump, su ministro de comercio Ross y asesores afines sobre la oportunidad de poner fin a este, según ellos, muy “negativo” acuerdo para los trabajadores estadounidenses y la economía de su país. Esta decisión la pueden tomar en cualquier momento, ya que el mismo acuerdo contempla la salida de sus miembros con sólo anunciarla con cierto tiempo previo.

No cabe duda que nuestro país sería el más perjudicado de salir del TLCAN, aunque se mantuviera con Canadá, pero también ello le causaría daño a la economía estadounidense por muchas de las razones que ya se han expuesto en estudios realizados por varias instituciones. A falta del TLCAN nuestro comercio con el vecino del norte se seguiría de acuerdo a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).



[1] Estados Unidos tiene un déficit comercial mayor con China y Japón que con nuestro país, aunque la postura del presidente Trump ha sido la de ejercer una presión directa sobre los líderes de estos dos países con los cuales no se tiene un marco similar al TLCAN.

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