Octubre del 2017
La renegociación del TLCAN
El
presidente Donald Trump ha amenazado varias veces con terminar el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (NAFTA en inglés y TLCAN en español), ya
que desde su campaña electoral lo señaló como el peor acuerdo jamás firmado por
el gobierno de Estados Unidos. Los asesores presidenciales achacan al acuerdo
la pérdida de empleos manufactureros y el déficit comercial a pesar de que
muchos estudios han señalado que ambos son resultado de otros factores (entre
ellos, los cambios tecnológicos y que los estadounidenses ahorran muy poco y
consumen mucho lo que hace que sus compras al exterior superen a sus ventas).[1]
A
pesar de que el presidente aceptó posteriormente renegociarlo con interés de
lograr un mejor acuerdo para su país, ante la fuerte presión de los empresarios
agrupados y de algunos políticos, no ha dejado de atacarlo y no tiene mucho, ya
en pleno proceso de renegociación, que anunció intempestivamente que lo
cancelaría definitivamente aunque luego recapacitó como ya nos tiene
acostumbrados.
La
renegociación del TLCAN ha tenido cuatro rondas, la última concluyó el pasado
16 de octubre. Las tres primeras avanzaron en los temas menos polémicos, pero
en ésta última las propuestas estadounidenses incluyeron ya los temas más
conflictivos.
Las
propuestas, en el interés de los estadounidenses, incluyen la introducción de
una cláusula de revisión periódica del acuerdo (cada cinco años), la
eliminación del mecanismo de solución de controversias que permite que las
partes puedan presentar sus quejas ante un panel especial de expertos en
comercio y el cambio de reglas de origen
en el sector automotriz (cambio de la regla de origen regional e introducción
de una regla de origen específica para los automóviles que se exporten al
mercado estadounidense). La regla de origen regional actual es de 62.5% y la
propuesta es de 85%. La regla específica sería de 50% para los autos vendidos
en Estados Unidos (en la actualidad se ha señalado que los automóviles tienen
alrededor de un 40% de producción estadounidense).
Adicionalmente,
según declaraciones de un representante del sector agropecuario mexicano los
negociadores estadounidenses parecen que han presentado una propuesta de que
nuestro país exporte sus productos hortofrutícolas al mercado norteamericano
sólo cuando no haya producción local de los mismos. Esta, según la misma
fuente, fue de inicio rechazada, pero no conocemos si insistirán más adelante
en dicha propuesta.
Por
lo que podemos conocer de lo que se ha negociado hasta ahora, se tiene la
impresión que tanto los negociadores mexicanos como canadienses, en muchos
casos, están reaccionando a las propuestas que está presentando el negociador
estadounidense, quizás a partir de que éste es el que tiene mayor interés es
modificar el acuerdo vigente desde hace 23 años y a que las propuestas de los
otros países estén orientadas a otros temas.
La
prensa estadounidense ha reportado que el presidente Trump o sus asesores buscan
minar el acuerdo con este tipo de propuestas agresivas de tal manera que los
otros países no tengan otra opción que aceptarlas o rechazarlas dando por
terminada la renegociación. Lo que parecería indicar que al presidente no le
interesa mucho conservar el acuerdo o busca asustarlos para que no se opongan
demasiado a sus propuestas.
El
negociador estadounidense Robert Lighthizer fue particularmente duro con sus
contrapartes en su declaración a la prensa sobre su rechazo a las propuestas
(sabemos que el representante es un hábil y experto negociador). Sin embargo,
tanto la ministra canadiense Chrystia Freeland (que parece bastante desafiante)
como el secretario mexicano Ildefonso Guajardo (con más cautela) dieron las
razones para no aceptarlas. Esto llevó a que la nueva ronda se pospusiera hasta
mediados de noviembre y que además se anunciara que las negociaciones se
prolongarían hasta marzo del 2018 para tener más espacio para tratarlas al
margen de las rondas formales.
En
vista de lo anterior, es probable que vayamos a tener en los próximos días una
andanada de declaraciones de amenazas de Trump, su ministro de comercio Ross y
asesores afines sobre la oportunidad de poner fin a este, según ellos, muy “negativo”
acuerdo para los trabajadores estadounidenses y la economía de su país. Esta
decisión la pueden tomar en cualquier momento, ya que el mismo acuerdo
contempla la salida de sus miembros con sólo anunciarla con cierto tiempo
previo.
No
cabe duda que nuestro país sería el más perjudicado de salir del TLCAN, aunque
se mantuviera con Canadá, pero también ello le causaría daño a la economía
estadounidense por muchas de las razones que ya se han expuesto en estudios
realizados por varias instituciones. A falta del TLCAN nuestro comercio con el
vecino del norte se seguiría de acuerdo a las normas de la Organización Mundial
del Comercio (OMC).
[1]
Estados Unidos tiene un déficit comercial mayor con China y Japón que con
nuestro país, aunque la postura del presidente Trump ha sido la de ejercer una
presión directa sobre los líderes de estos dos países con los cuales no se
tiene un marco similar al TLCAN.
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