Ciudad
de México, Septiembre del 2017.
El
auge del narco
El tráfico del narco incluye
desde las drogas tradicionales como la mariguana, la cocaína y la heroína hasta
las modernas anfetaminas. Sin embargo, los mercados de consumo se inclinan cada
vez más por drogas de efectos sofisticados como la llamada “muerte gris”, que
combina heroína con opioides sintéticos, una droga de alta peligrosidad y que
ya ha matado a miles de personas en Estados Unidos.
Los cambios del mercado de
consumo se notan en el aumento de la superficie sembrada de amapola, de la cual
se extrae la heroína y en la disminución de la sembrada con mariguana; ésta se
concentra geográficamente en el llamado Triángulo Dorado de Sinaloa, Durango y
Chihuahua y en Guerrero, un poco más lejos del famoso perímetro.
La economía asociada al narco
surge con el lavado del dinero de los traficantes a través de un sin número de
negocios: desde funerarias hasta complejos turísticos. El monto de dicho
tráfico puede ascender a varios miles de millones de dólares: un reporte sobre
lavado de dinero a través del sistema financiero realizado por el Senado de
Estados Unidos en 2012 Lavado de dinero y
delitos financieros estimó cifras que oscilan entre los 19 a 39 mil
millones de dólares. En fechas recientes, hemos leído de señalamientos hechos
por las autoridades estadounidenses a vínculos entre el narco y figuras del
mundo del espectáculo en nuestro país.
El control que tiene el narco se
presenta en extensas áreas del país: centros turísticos, ciudades fronterizas, puertos,
etcétera. La percepción de inseguridad se ha incrementado y es elevada en
muchas ciudades de acuerdo a las encuestas disponibles: Villahermosa, Ecatepec,
Chilpancingo, Reynosa, Coatzacoalcos y Fresnillo, entre otras. En muchas de
ellas, la presencia de los grupos de narcotraficantes es muy visible. Los
principales destinos turísticos del país Cancún, Acapulco y Los Cabos han sido
gradualmente invadidos por violentos grupos de narcos que se disputan
ferozmente las plazas ante los cuerpos de policías locales que son impotentes
para hacerles frente.
La población se hace partícipe
a través de las altas recompensas que reciben quienes trabajan en esta
actividad; las autoridades colaboran gracias al pago de cuantiosas sumas; y la
mayoría de la gente busca alejarse debido al temor de las represalias.
El tráfico de drogas no sólo
ha impactado a la economía incluso la cultura ha sido impregnada de temas
asociados al narco.
Los narcocorridos son tocados
por bandas reconocidas y escuchados por la población; se escribe novela
inspirada en el narco, se filman películas y hay un estilo arquitectónico que
se identifica con esta actividad. Los narcos tienen también su particular
manera de vestir, de hablar y de matar a sus rivales.
El ascenso del crimen está
ligado estrechamente al trasiego de la droga en la mayor parte del país: se
ejecuta, se secuestra y se extorsiona muchas veces por personas que están
ligadas al mismo.
Las guerras entre los carteles
de la droga por el control de las rutas de abasto y venta, ya sea el Grupo del
Golfo, Los Zetas, Grupo del Pacífico, de Juárez u otros dejan cientos de
muertos en muchas partes del país. El número de muertes estimado asciende a
varios miles entre traficantes, civiles y miembros de las fuerzas armadas y
grupos policíacos.
Los carteles han organizado
verdaderos ejércitos privados integrados por jóvenes desempleados del campo y
la ciudad, entrenados por ex militares y ex policías y armados con equipos
sofisticados comprados en el exterior, que se desplazan con rapidez por la
mayor parte del país, en muchos casos, bajo la protección comprada a las mismas
autoridades. Los migrantes son también cooptados por los narcos en las zonas
fronterizas, les ofrecen protección mientras trabajan para ellos y cuando la
rechazan son eliminados.
El ejército y las diversas
policías tienen una intervención creciente en lo que se refiere a frenar la
producción y el tráfico de las drogas, pero su costo ha sido elevado en
muertes.
En algunos sectores se expresa
oposición a la intervención del ejército en las operaciones contra el narco
dado que no existe un marco legal que las regule: la propuesta se conoce ahora
como Ley de Seguridad Interior. En el legislativo todavía no hay acuerdo sobre
los alcances que debe tener dicha legislación.
El narco es causa de tensión
internacional. Estados Unidos es el mercado más importante de la droga
producida en nuestro país y las autoridades estadounidenses nos acusan de que
nuestros esfuerzos de control son insuficientes. El Presidente Trump, en una
muestra más de su ya conocida ignorancia, llora sobre los muertos por el
narcotráfico, pero no dice nada del crecimiento del consumo en su país.
El narco, sin embargo, es
motivo de la cooperación bilateral a través del intercambio de información,
capacitación y cierta ayuda económica, la llamada Iniciativa Mérida, para
facilitar las cosas en México.
En el mundo se menciona de
muchas iniciativas para comenzar a reglamentar el consumo de drogas, aunque son
todavía casos de mercados pequeños y de drogas con efecto conocido. La venta
regulada en ciudades como Montevideo y en Amsterdam.
En fin, no se ve un problema
que vaya a tener una solución rápida en los próximos años mientras que el
consumo es probable que se eleve como resultado de una mayor disponibilidad de
tiempo libre (“sociedad del ocio”), de un ingreso más elevado y de la
multiplicación de los canales de distribución.
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