lunes, 3 de julio de 2017

Deterioro ambiental en México

Julio de 2017

Deterioro ambiental en México


El deterioro ambiental del país es inmenso y creciente; los esfuerzos para detenerlo han fracasado.

Existen muchos aspectos que denotan el deterioro ambiental que registra el país tanto en sus áreas rurales como urbanas.

En las primeras destaca la erosión de los suelos, por la pérdida de vegetación y las prácticas agrícolas depredadoras, ya que según estimaciones el 17% de la tierra se considera seriamente erosionada, el 31% en un estado acelerado de erosión y el 38% tiene signos de erosión incipiente.

La pérdida de alrededor del 90% de las selvas tropicales por la tala inmoderada y por su transformación en zonas de ganadería extensiva como pasa en Veracruz, Tabasco, Chiapas y Campeche. La selva lacandona en Chiapas, caracterizada por su gran biodiversidad, se ha reducido de sus 1.8 millones de hectáreas originales a 500 mil por la desforestación causada por las empresas madereras y los pobladores que promueven el cambio del uso del suelo a actividades agropecuarias. Esta situación amenaza la existencia de muchas especies por la pérdida de hábitat como la guacamaya roja, pericos o mamíferos que son objeto de caza y tráfico ilegal por los crecientes asentamientos humanos que han surgido en el área.

En el caso de los bosques de zonas templadas tenemos la sobreexplotación de las diversas especies de coníferas en el Estado de México, Michoacán, Jalisco, Durango, Coahuila y Chihuahua, que está gradualmente acabando con ellas ante la ausencia de programas de reforestación adecuados.

En un estudio realizado hace algunos años se estimó que alrededor de 155 000 mil hectáreas se desforestaron anualmente en el país entre 2005-2010, debido al cambio del uso del suelo para la producción, los incendios forestales, la construcción de viviendas y los desarrollos turísticos.

La creciente destrucción de los manglares por el desarrollo de complejos turísticos expone a las zonas costeras a la violencia de los huracanes ante la falta de barreras naturales de protección como sucede en la llamada Riviera Maya, Costa del Golfo, Jalisco y Nayarit. La reciente polémica por el complejo turístico en el manglar de Tajamar, en Quintana Roo es una muestra más de lo que se está destruyendo en las zonas costeras del país.

La mayoría de los ríos están contaminados por las descargas de residuos urbanos, químicos y materiales diversos en particular en el caso de las corrientes que atraviesan zonas con concentración de población como son el río Lerma, el  Atoyac, el Grijalva, el Coatzacoalcos, el Papagayo, el Santa Catarina, el Pánuco, y muchos más.

La contaminación se observa también en los cuerpos de aguas: ríos, lagunas y otros por efectos de las descargas de basura, productos químicos y actividad petrolera como sucede en el sureste del país alrededor de los complejos petroquímicos, de gas y refinación de petróleo en particular en la cercanía del delta del río Coatzacoalcos. Las actividades mineras a cielo abierto, realizadas con pocos controles, han sido también causa de contaminaciones graves de corrientes fluviales en el noroeste del país como la sucedida en el río Sonora en Cananea hace algunos años.

El deterioro ambiental se refleja en la pérdida de la fauna local en la medida en que los ecosistemas son alterados de tal manera que muchas especies están ahora en peligro de extinción. El caso más visible es el que registra hoy en día la vaquita marina en el Golfo de Cortés por las prácticas pesqueras depredadoras que han reducido a su número a unos pocos ejemplares.

El deterioro ambiental asola a las grandes ciudades en particular la ciudad de México donde se tiene escasez de agua por la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos, lo que la obliga a traerla desde lugares remotos y a tenerla que bombear hasta las alturas de la ciudad de México. Esto en una zona que fue conocida en el pasado por ser una cuenca abundante en agua. El desalojo de las aguas negras y pluviales implica además un enorme esfuerzo para sacarla de la ciudad a través de grandes obras de ingeniería como son el Emisor Oriente, lo que demanda fuertes inversiones.

En las grandes ciudades tenemos también los problemas serios de contaminación del aire por las emisiones de los automóviles, las fábricas y demás actividades urbanas, que se presentan con recurrente emergencia en ciudades como México y en menor medida en Guadalajara y Monterrey. Los programas de restricción vehicular no han sido exitosos para evitar niveles de contaminación que son peligrosos para la salud de los habitantes de las ciudades.

Las áreas protegidas ya sea parques nacionales, reservas de la biósfera, áreas naturales protegidas (ANP) etcétera han servido poco para frenar el problema del deterioro a pesar de que su extensión se ha incrementado en los últimos años. La destrucción ambiental observada en las laderas del volcán de Toluca antaño declarado parque ahora bajo una nueva denominación, es un ejemplo de lo que se ha registrado en buena parte del país.

El principal problema es que no valoramos el medio ambiente, sólo cuando sufrimos los efectos de un incendio, de una inundación o de la contaminación (porque no podemos circular) es que nos acordamos que hemos alterado de manera radical el entorno en que vivimos. Sin embargo, el percatarnos de ello no nos lleva a asumir un comportamiento que revierta la situación actual, sino que nos vamos por el expediente fácil de acusar a los otros de los problemas y evitar cambiar nuestro modo de vida. La educación ambiental tiene que reforzarse a todos los niveles para inducir un mayor nivel de conservación de nuestros recursos naturales incluyendo el involucramiento directo de los propios interesados. La supuesta renovación de algunos de ellos no puede ser justificación para su explotación desmedida, ya que está conduciendo a la pérdida total de los mismos y a repercusiones negativas en muchos otros ámbitos.






1 comentario:

  1. Agregaría a tu comentario Jorge, la falta de orden (a través de los reglamentos municipales) para penalizar a los que contaminan con la basura, desecho de aguas jabonosas, a los que no mantienen sus predios limpios y bardeados, a la contaminación por excretas de sus mascotas, que se ven en el día a día en todas las colonias de México.
    Parece que no es LLEGA esa conciencia o cultura respecto del cuidado del medio ambiente, HAY QUE OBLIGAR, cuando fallan las estrategias “suaves”, y esa es labor principalmente de las autoridades, ya que cuando el ciudadano interviene se arriesga a ser agredido por su llamada de atención al que llamaríamos “DELINCUENTE AMBIENTAL”.

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