Ciudad de México, mayo de 2017
Murakami: de qué hablo cuando hablo de
escribir[1]
Haruki
Murakami es un autor de indiscutible éxito editorial, ya sea por el número de
novelas que tiene publicado como por el tamaño de sus ventas: sólo Tokio blues vendió más de dos millones
de ejemplares en sus primeras ediciones en Japón y por haber sido traducidas a infinidad de lenguas.
El
nuevo libro de Haruki Murakami, De qué hablo cuando hablo de escribir, puede
ser visto como un manual para el escritor o como una autobiografía, ya que como
el mismo afirma cuando se habla del oficio se termina hablando de sí mismo.
En
el texto se hacen una serie de afirmaciones, entre las cuales destaco las
siguientes
¿Qué
te lleva a ser escritor?
El
autor confiesa, aunque no todos los escritores estarían de acuerdo, que escribe
por placer: no hay sufrimiento, no hay crisis y si un gran disfrute.
El
mismo confiesa que su habilidad no es espontánea, sino que proviene quizás de
una facultad que le fue otorgada de manera natural.
La
vocación de un escritor
El
trabajo de escritor no es fácil y no es un trabajo para personas muy
inteligentes, que actúan bajo el principio de la rapidez, ya que pronto se
aburren del oficio
El
oficio requiere perseverancia, resistencia y hace a la persona solitaria.
En
la profesión, afirma el autor, aunque es fácil subir al ring, es difícil
permanecer en él, muchos escritores se auto eliminan después del primer libro.
La
originalidad del escritor se fundamenta en principios tales como un estilo
propio y la capacidad para superar dicho estilo en algún momento.
El
estilo. según el autor, es una búsqueda interior más que una suma, es decir, no
viene de afuera sino lo tiene que descubrir uno mismo.
¿Qué
escribe un escritor?
Se
debe de leer mucho para poder escribir y esto es paralelo a una gran capacidad
de observar en detalle lo que sucede en torno a ti.
El
proceso va acompañado de una selección de detalles específicos.
El
autor confiesa que el proceso de amalgamar todo el material se realiza bajo un
“halo mágico”.
¿Cómo
desarrolla sus personajes?
El
autor confiesa que trabaja primero el contexto, luego los personajes, quienes
van surgiendo lentamente.
La creación
de los personajes requiere conocer alguno de los rasgos de los mismos cuando
menos los mínimos.
El
autor considera que se deben crear personajes que parezcan reales y que además
de atractivos y deben dar sorpresas (su comportamiento no debe ser previsible).
¿Para
quién escribe?
Las
novelas le interesan a la gente de distintas generaciones y aunque reconoce que
es poco conocedor de las personas de carne y hueso, confiesa que le causa
sorpresa que sus novelas sean leídas por gente que nunca esperaba que lo
hiciera.
El
credo personal del autor
El
autor es creyente en que la capacidad de pensar está ligada a una buena condición
física, la combinación de ambas, según el mismo, produce un efecto idóneo para
el trabajo creativo del escritor,
El
escritor confiesa sus reservas sobre los premios literarios, sin embargo,
acepta que el premio que recibió por su primera novela le ayudó a destacar en
el mundo literario.
Comentarios
al texto:
El
autor me llena de entusiasmo cuando manifiesta un profundo optimismo y considera en consecuencia que el motor
de la creación literaria es una alegría espontánea y abundante.
Me
extraña que no haga referencia a una orientación o entrenamiento previo o en
paralelo a su desarrollo de escritor.
Me
llama la atención que, al contrario de muchos escritores, su actividad de
escribir se convierta en algo exclusivo, es decir, no hace otra cosa con
excepción de traducir cuando está muy saturado.
Me
resulta interesante, aunque un poco desconcertante la versión del autor de que
los personajes los decide la historia misma, como si tuvieran vida propia, él
se limita a seguir las indicaciones.
Me
parece destacable que el autor considere que su éxito editorial se ha avenido
con los cambios que se han registrado en el mundo en los últimos años.
La
afirmación anterior parece entrar en contradicción con lo que dice también el
autor de que nunca se ha planteado quién lee sus libros o si entienden el
contenido de ellos.
El
autor manifiesta de manera pública y categórica su aversión por los correctores
de estilo, con los que afirma tiene que librar arduas batallas, quizás en la
medida que el suyo se sale del estándar.
Finalmente,
el texto revela rasgos personales muy destacables del autor: una gran
honestidad de pensamiento (“La única cosa que hay que temer de verdad es morir
rodeado de aduladores y de alabanzas”), una elevada ética (valores firmes ante
la vida que le permiten verla con optimismo) y un compromiso total con su oficio de escritor.
[1]
Haruki Murakami, De que hablo cuando hablo de escribir, Editorial Tusquets,
Colección Andanzas, España, abril de 2017.
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