lunes, 2 de enero de 2017

Constitución para la Ciudad de México

Ciudad de México, enero 3 de 2017


Proyecto de Constitución de la Ciudad de México

Leo con frecuencia los artículos de los expertos sobre  el proyecto de Constitución de la Ciudad de México que se discute en la Asamblea Constituyente con el propósito de aprobarla el próximo febrero según el compromiso asumido.

No soy experto pero trabajé muchos años en el Distrito Federal en varias áreas: gobierno central, organismo descentralizado y delegación. Además conozco la trayectoria de muchos de  los constituyentes que cubren todo el espectro político presente en nuestra ciudad.

No me extraña para nada que el proyecto sea extenso en materia de derechos, muchos de los constituyentes han sido proponentes de ellos a lo largo de sus carreras políticas. Todos ellos tienen sus clientelas que buscan atender incorporando sus peticiones en el mencionado proyecto. Tampoco debemos pedirles que pongan muchas obligaciones como contrapartida, ya que ellas nunca han sido del gusto de los constituyentes ni de sus clientelas.

Adicionalmente, en paralelo a los derechos como ha sucedido ya en el pasado casi siempre se crean consejos tutelares de los mismos, los cuales por desgracia nunca cuentan con recursos para operar por lo que generalmente existen en papel. Esta discusión tengo entendido que ya se tuvo al inicio de la discusión del proyecto, pero se siguió adelante después que  la descalificaran algunos de los constituyentes.

En el diseño institucional del proyecto se crea un cabildo, alcaldes, concejales y probablemente nuevos organigramas que sin duda van ampliar considerablemente el número de plazas en el gobierno de la ciudad y en consecuencia aumentarán el gasto administrativo. Esto, sin embargo, interesa mucho a los partidos políticos ya que representan nuevos puestos para sus simpatizantes. No por azar están en la constituyente muchos notables políticos que dobletean en sus funciones de representantes parlamentarios y constituyentes.

A pesar de ello, no está por demás señalar que si no se tienen claras las atribuciones de unos y otros la potencialidad del conflicto será muy alta, lo que puede paralizar el funcionamiento de alguno de los niveles de gobierno. Esto no existe ahora ya que la relación jerárquica entre el jefe de gobierno y los delegados no pasa por tantas instancias ni se discute en foros públicos. Frente a desencuentros el intercambio se reduce al mínimo, las obras son contadas y no existen promociones.

En el proyecto se incluyen numerosos mecanismos de participación ciudadana, aunque la experiencia con los que existen actualmente deja mucho que desear, pero sin duda son del beneplácito de muchos de los constituyentes y gastos adicionales para el presupuesto de la ciudad. ¿Cuántas veces hemos participado en las consultas ciudadanas sobre proyectos urbanos, presupuestos, etcétera? La impresión que existe en la mayoría de los ciudadanos de que son instancias controladas por los mismos partidos políticos va ser difícil de cambiar en el corto plazo.

En cuanto a los procedimientos de elección relacionados con comités ciudadanos u otras instancias de representación vecinal que parece que son muy detallados, que espero no terminen por desanimar el interés ciudadano si no están elaborados de manera clara y concisa. Fui testigo hace poco de una discusión de dos presidentes de comités ciudadanos que diferían en cuanto el significado actual de algunas mandamientos aunque el error se originaba en que los mismos se ajustaban continuamente al tenor de cada elección bajo presión de los partidos políticos.

En cuanto al manejo de las finanzas, un asunto delicado, tengo entendido que se mantendrá centralizado, ya que esto le ha permitido hasta ahora a la ciudad ser la entidad que menos dependencia de recurso federales tiene en el país. Si se procede por descentralizar se va perder mucho porque los nuevos gobiernos delegacionales como lo hacen actualmente los municipios van a otorgar condonaciones a sus clientelas, van a recaudar menos y ante el previsible mayor gasto van a demandar más recursos al gobierno central. Y sí este no responde le mandarán a sus clientelas para que los ablanden y se abrirá un nueve frente de conflicto.

Ante las prisas por sacar el proyecto, tal parece que existen muchos pendientes en materia de la organización, operación y responsabilidades de las nuevas delegaciones, lo que puede llevar a la recurrente costumbre de que ello se haga en leyes secundarias, lo cual corre el peligro de que éstas digan, como sucede con frecuencia, otra cosa distinta a lo que dice el texto constitucional, todavía más probable sí cae en manos de la dividida Asamblea Legislativa, por lo que se debería avanzar en lo posible en acotar atribuciones. En la actualidad no son muchas con excepción de los servicios públicos de limpieza, recolección de basura, podas, parques y jardines, banquetas y alguna que otra más, pero si no existe mayor transferencia de recursos no creo que haya el compromiso de incrementarlas. Esto es independiente al reparto de recursos que se hace a las clientelas de las delegaciones: personas bien nutridas, bien vestidas y apapachadas por el delegado del momento.

No creo que falten,  al contrario deben sobrar mecanismos de transparencia, de vigilancia ciudadana y todo lo que  se engloba por lo que ahora se denomina rendición de cuentas, éstos ya existen en el gobierno local, tanto en así que son frecuentes los cursos virtuales o testimoniales con opción a preguntas donde participan los funcionarios de todos los niveles, aunque como hemos visto  ello no descarta que contratos de obras se otorguen a familiares como sucedió con un alto funcionario del gobierno central que fue cesado abruptamente haxe poco tiempo.  

A mi entender la discusión del proyecto de constitución, además del claro interés político del actual jefe de gobierno con pretensiones presidenciales, ha involucrado  a través de la participación de conocidos políticos, dirigentes de ONG, ciudadanos destacados,  grupos o clientelas organizados y voces que han hecho llegar sus comentarios por los modernos medios de comunicación a un amplio espectro de la ciudadanía. No sé si esto signifique poco o mucho entusiasmo por este texto, pero bueno las constituciones no la redactan las masas sino las élites o sus representantes.


Todas las entidades tienen sus constituciones, por lo que soy de la opinión de que la ciudad tiene el pleno derecho a tener la suya a pesar de lo que diga nuestra Carta Magna, pero ello no debe llevarnos al entusiasmo de algunos (políticos y simpatizantes) de que esto será la solución a los innumerables problemas de esta gran urbe. Espero que sea de utilidad para resolver algunos.

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