Ciudad
de México, enero 3 de 2017
Proyecto
de Constitución de la Ciudad de México
Leo con frecuencia los
artículos de los expertos sobre el
proyecto de Constitución de la Ciudad de México que se discute en la Asamblea
Constituyente con el propósito de aprobarla el próximo febrero según el
compromiso asumido.
No soy experto pero trabajé
muchos años en el Distrito Federal en varias áreas: gobierno central, organismo
descentralizado y delegación. Además conozco la trayectoria de muchos de los constituyentes que cubren todo el
espectro político presente en nuestra ciudad.
No me extraña para nada que el
proyecto sea extenso en materia de derechos, muchos de los constituyentes han
sido proponentes de ellos a lo largo de sus carreras políticas. Todos ellos
tienen sus clientelas que buscan atender incorporando sus peticiones en el
mencionado proyecto. Tampoco debemos pedirles que pongan muchas obligaciones
como contrapartida, ya que ellas nunca han sido del gusto de los constituyentes
ni de sus clientelas.
Adicionalmente, en paralelo a
los derechos como ha sucedido ya en el pasado casi siempre se crean consejos
tutelares de los mismos, los cuales por desgracia nunca cuentan con recursos
para operar por lo que generalmente existen en papel. Esta discusión tengo
entendido que ya se tuvo al inicio de la discusión del proyecto, pero se siguió
adelante después que la descalificaran
algunos de los constituyentes.
En el diseño institucional del
proyecto se crea un cabildo, alcaldes, concejales y probablemente nuevos
organigramas que sin duda van ampliar considerablemente el número de plazas en
el gobierno de la ciudad y en consecuencia aumentarán el gasto administrativo.
Esto, sin embargo, interesa mucho a los partidos políticos ya que representan
nuevos puestos para sus simpatizantes. No por azar están en la constituyente
muchos notables políticos que dobletean en sus funciones de representantes parlamentarios
y constituyentes.
A pesar de ello, no está por
demás señalar que si no se tienen claras las atribuciones de unos y otros la
potencialidad del conflicto será muy alta, lo que puede paralizar el
funcionamiento de alguno de los niveles de gobierno. Esto no existe ahora ya
que la relación jerárquica entre el jefe de gobierno y los delegados no pasa
por tantas instancias ni se discute en foros públicos. Frente a desencuentros el
intercambio se reduce al mínimo, las obras son contadas y no existen
promociones.
En el proyecto se incluyen
numerosos mecanismos de participación ciudadana, aunque la experiencia con los
que existen actualmente deja mucho que desear, pero sin duda son del beneplácito
de muchos de los constituyentes y gastos adicionales para el presupuesto de la
ciudad. ¿Cuántas veces hemos participado en las consultas ciudadanas sobre
proyectos urbanos, presupuestos, etcétera? La impresión que existe en la mayoría
de los ciudadanos de que son instancias controladas por los mismos partidos políticos
va ser difícil de cambiar en el corto plazo.
En cuanto a los procedimientos
de elección relacionados con comités ciudadanos u otras instancias de representación
vecinal que parece que son muy detallados, que espero no terminen por desanimar
el interés ciudadano si no están elaborados de manera clara y concisa. Fui
testigo hace poco de una discusión de dos presidentes de comités ciudadanos que
diferían en cuanto el significado actual de algunas mandamientos aunque el
error se originaba en que los mismos se ajustaban continuamente al tenor de
cada elección bajo presión de los partidos políticos.
En cuanto al manejo de las
finanzas, un asunto delicado, tengo entendido que se mantendrá centralizado, ya
que esto le ha permitido hasta ahora a la ciudad ser la entidad que menos
dependencia de recurso federales tiene en el país. Si se procede por
descentralizar se va perder mucho porque los nuevos gobiernos delegacionales
como lo hacen actualmente los municipios van a otorgar condonaciones a sus
clientelas, van a recaudar menos y ante el previsible mayor gasto van a
demandar más recursos al gobierno central. Y sí este no responde le mandarán a
sus clientelas para que los ablanden y se abrirá un nueve frente de conflicto.
Ante las prisas por sacar el
proyecto, tal parece que existen muchos pendientes en materia de la organización,
operación y responsabilidades de las nuevas delegaciones, lo que puede llevar a
la recurrente costumbre de que ello se haga en leyes secundarias, lo cual corre
el peligro de que éstas digan, como sucede con frecuencia, otra cosa distinta a
lo que dice el texto constitucional, todavía más probable sí cae en manos de la
dividida Asamblea Legislativa, por lo que se debería avanzar en lo posible en
acotar atribuciones. En la actualidad no son muchas con excepción de los servicios
públicos de limpieza, recolección de basura, podas, parques y jardines,
banquetas y alguna que otra más, pero si no existe mayor transferencia de
recursos no creo que haya el compromiso de incrementarlas. Esto es
independiente al reparto de recursos que se hace a las clientelas de las
delegaciones: personas bien nutridas, bien vestidas y apapachadas por el
delegado del momento.
No creo que falten, al contrario deben sobrar mecanismos de
transparencia, de vigilancia ciudadana y todo lo que se engloba por lo que ahora se denomina
rendición de cuentas, éstos ya existen en el gobierno local, tanto en así que son
frecuentes los cursos virtuales o testimoniales con opción a preguntas donde
participan los funcionarios de todos los niveles, aunque como hemos visto ello no descarta que contratos de obras se
otorguen a familiares como sucedió con un alto funcionario del gobierno central
que fue cesado abruptamente haxe poco tiempo.
A mi entender la discusión del
proyecto de constitución, además del claro interés político del actual jefe de
gobierno con pretensiones presidenciales, ha involucrado a través de la participación de conocidos políticos,
dirigentes de ONG, ciudadanos destacados, grupos o clientelas organizados y voces que
han hecho llegar sus comentarios por los modernos medios de comunicación a un
amplio espectro de la ciudadanía. No sé si esto signifique poco o mucho entusiasmo
por este texto, pero bueno las constituciones no la redactan las masas sino las
élites o sus representantes.
Todas las entidades tienen sus
constituciones, por lo que soy de la opinión de que la ciudad tiene el pleno
derecho a tener la suya a pesar de lo que diga nuestra Carta Magna, pero ello
no debe llevarnos al entusiasmo de algunos (políticos y simpatizantes) de que
esto será la solución a los innumerables problemas de esta gran urbe. Espero
que sea de utilidad para resolver algunos.
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