Ciudad
de México, octubre de 2016
El
sistema de salud pública en México genera crecientes quejas
Desde que me decidí a
convertirme en usuario de los servicios médicos del ISSSTE me percato ahora por
experiencia propia de las quejas que he escuchado por mucho tiempo sobre los
servicios de la medicina pública.
Las tres grandes instituciones
de la medicina pública la Secretaría de Salud, el ISSSTE y el IMSS absorbieron
alrededor de 19% del presupuesto federal en 2016. El IMSS recibió el 60%, el ISSSTE el 25% y la
Secretaría de Salud el 15%. Al comparar
con el presupuesto de 2013, cuando el porcentaje fue de 17.8%, podemos percibir
que el gasto en salud se mantiene como una de las prioridades del gobierno a la
par que la educación (esta recibió sólo el 7.4% del presupuesto federal del 2016 sin incluir Conacyt)
El ISSSTE, que da atención a
los trabajadores que sirven o v sirvieron al Estado, creado en 1959, tiene un
total de 12 millones de derechohabientes, de los cuales sólo 4.9 millones son
trabajadores activo o pensionados y el resto son familiares de los primeros.
Los servicios del ISSSTE son
proporcionado por una nómina de cerca de 100 mil empleados, incluyendo los que
trabajan en los órganos desconcentrados (Fovissste, Pensionissste, Superissste
y Turissste); contando sólo a los que se ocupan de la salud se tiene a 96 mil
trabajadores.
La relación derechohabiente a
trabajadores resulta más favorable por el caso del IMSS 63 contra 129 del
ISSSTE, es decir, éste último atiende a más usuarios con su planta laboral.
La edad promedio de la persona
que trabaja en el ISSSTE se concentra entre los 44 y los 54 años y la misma
tiene una antigüedad de 17 años en la institución, Se trata de una población
madura, cuyo rendimiento físico y su interés intelectual va a tender a disminuir
rápidamente.
Las cifras comparativas por
cada 1000 derechohabientes que presenta el ISSSTE en su Informe Financiero y
Actuarial 2016 no le son desfavorables tanto por lo que se refiere a médicos,
quirófanos, camas censables y consultorios. La situación del IMSS se complica todavía más en la medida que por
decisión política se incorporaron durante estos últimos años a 7.3 millones de
estudiantes bajo el llamado seguro facultativo.
El ISSSTE cuenta con
instalaciones que cubren la atención de primer nivel (consultorios, clínicas y
unidades), de segundo nivel (clínicas especializadas y hospitales generales) y
de tercer nivel (hospitales regionales y el centro médico 20 de noviembre), aunque
la antigüedad de la misma está creciendo. En el caso de la ciudad de México, la
antigüedad promedio en el segundo nivel es de 31 años contra un promedio
nacional de 26 y en el tercer nivel (la ciudad tiene 4 de las 15 unidades) es
de 44 años contra un promedio de 31 años en el país.
Asimismo, los costos de
funcionamiento que incluyen servicios personales, materiales y suministros
están subiendo de manera notable mientras los ingresos lo hacen a un ritmo
mucho menor de acuerdo a las cifras del informe mencionado. El déficit de operación
se está cubriendo con crecientes transferencias del gobierno federal.
Finalmente, el costo de las
pensiones se ha incrementado notablemente: entre el 2000 y 2016 el número de
pensionados se elevó en 668 mil. En el mencionado informe se señala que la
relación de trabajador activo a pensionado pasó durante el mismo periodo de 5.2
a 2.3. Esta situación se va a deteriorar todavía durante varios años: se estima
en 1.2 millones el número de pensionados en 2020.
Todo lo anterior lo presento
como antecedente de las fallas que observo como usuario de los servicios de
esta institución y que he escuchado en innumerables ocasiones. Esta situación
se ha señalado recientemente en una nota periodística publicada el 26 de
septiembre en el periódico Reforma donde
se menciona que el sistema de salud adolece de “lentitud, obesidad y fragmentación”,
lo que dificulta el acceso de los usuarios e impacta en los costos de las empresas.
A partir de mi experiencia en
el ISSSTE confirmo que los procesos administrativos resultan obsoletos (firmas
y sellos por doquier de inefables personajes siempre malhumorados a todas luces
redundantes), el registro de las consultas vía internet tiene luego que ser
confirmado en ventanilla por otro empleado que garabatea unas letras sobre un
trozo de papel, lentitud en los trámites para ser atendido por un especialista
(los documentos deben llevar varias firmas y sellos y los tiempos de espera son
desconocidos), la atención es deficiente
a nivel de las consultas familiares (médicos
que carecen de interés incluso para llenar las hojas de reporte de los
pacientes), las recetas se cubren con lo
que se tiene en el inventario que no siempre resulta ser lo que se requiere
aunque previo las consabidas firmas y
sellos y por referencias familiares se
tienen tiempos de espera no definidos en el caso de cirugías, ya que hay largas listas de espera según manifiestan los
administrativos de los hospitales (el director del ISSSTE señaló después de
implantar el programa de cirugías de fin de semana que existe un rezago de 5
300 cirugías para el segundo semestre de 2016.
Mi impresión es que la
institución requiere implantar lo que se llama una profunda revisión de
procesos administrativos encaminada a eliminar muchos trámites burocráticos
innecesarios (digitalización, contacto directo entre usuario y médico, consulta
a distancia, etcétera)) reducir el trabajo redundante del personal
administrativo, lo que se facilita por la edad que tiene la mayoría de los
trabajadores a través de retiro voluntario o de una pensión anticipada
(negociación que debe convenirse con el sindicato en el caso del personal de
base), reducir con ello los costos de funcionamiento y modernizar las instalaciones en los lugares donde se concentra la demanda de
servicios.
Ante esta situación, los
funcionarios o sus voceros de prensa afirman que se han tomado varias iniciativas
que se están instrumentando gradualmente para facilitar el acceso de los
pacientes a los servicios médicos de las instituciones.
En el caso del IMSS en su informe de 2016 se señalan entre otras
iniciativas: la unifila para pacientes sin citas que reducen los tiempos de
espera de la consulta familiar, la referencia a través dela cual el paciente es
enviado en un breve tiempo de la consulta al especialista, la gestión de camas
que facilita su disponibilidad en los
hospitales y la atención a urgencias para reducir los tiempos para el
internamiento del paciente.
Asimismo, el ISSSTE en su página
en internet señala que está implementando iniciativas graduales para tener una
mayor disponibilidad de camas, enviar al paciente de medicina familiar
directamente con el especialista (en fase de estudio), realizar cirugías los
fines de semana para disminuir el rezago y un mejor servicio en el área de
urgencias para hacer más grata la presencia de los familiares.
Todo ello está encaminado a
facilitar el acceso del paciente a los servicios que reviste la mayor prioridad;
sin embargo, estas iniciativas se tienen que profundizar y ampliar, ya que
algunas son todavía programas pilotos, de reciente implantación y cubren sólo
algunas unidades médicas. Esperemos que a pesar de la nueva austeridad
presupuestal se continúe mejorando el sistema de salud pública, ya que no hay
opciones para muchos pacientes de contar con seguros de gastos médicos mayores
(cada vez más caros en lo individual) o servicios médicos pagados por las
empresas (sólo los tienen las grandes corporaciones).
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