lunes, 15 de agosto de 2016

Pobreza contra la riqueza en el México actual.

Ciudad de México, agosto de 2016

Pobreza contra riqueza acumuladas en México


En los últimos meses se ha puesto de moda hablar de residencias en el barrio elegante de las Lomas por más de 7 millones de dólares ahora de departamentos para vacacionar de más de 3 millones de dólares en Miami en Cayo Viscaya, donde tienen sus propiedades los ricos de América Latina: políticos, empresarios, artistas, deportistas, traficantes de drogas y todo aquel que cuente con los medios para adquirir propiedades en algunas de las elevadas y modernas torres de la glamorosa costa de Florida. El premio nobel Mario Vargas Llosa en su última novela Cinco Esquinas nos describe el entusiasmo de sus jóvenes, ricas y gozosas protagonistas en pasar los fines de semana en sus residencias de Miami de Brickell Avenue alejándose del aburrido entorno de Lima.No es de extrañar entonces, que el lugar se haya puesto de moda entre los ricos y famosos latinoamericanos.

Por otro lado, hace muy poco tiempo el INEGI (el instituto que publica las estadísticas oficiales) se vio envuelto en una polémica con el CONEVAL (organismo que evalúa las condiciones de pobreza) a raíz de la publicación del llamado Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MSC) de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2015, debido a que introdujo cambios que hacen a las cifras ya no comparables con años anteriores y que arrojan resultados que señalan que la pobreza ha disminuido. Esto se llevó a cabo sin mediar una consulta previa con el segundo organismo que utiliza dicha información para sus mediciones oficiales.  El proceder del INEGI fue criticado por muchos incluyendo los funcionarios de CONEVAL, quienes se negaron a publicar sus cifras de pobreza para este año. Tal parece que ha habido ya acuerdos para trabajar de manera coordinada, evitando que las cifras de INEGI sean cuestionadas por los estudiosos del tema.

De acuerdo a las cifras de la pobreza de CONEVAL, la pobreza que representaba el 45.5% de la población llegó al 46.2% entre 2012 y 2014. Esto en números absolutos significa que pasó de 53.3 millones a 55.3 millones en el periodo mencionado. De estos, los que viven en pobreza extrema pasaron de 11.5 millones a 11.4 en los mismos años. Esto a pesar de los cuantiosos recursos que los gobiernos han destinado a los programas de carácter asistencial desde Solidaridad hasta Prospera.

Asimismo, CONEVAL nos informó que la población con ingresos inferiores a la línea de bienestar mínimo pasó de 16.8% a 20.6% entre 2008 y 2014. Esta línea, que en términos absolutos representaría los ingresos para 25 millones de connacionales, se estimaba en 935.7 pesos mensuales para la población rural y en 1321.2 pesos para la urbana en julio de 2016.

Los resultados que INEGI dio a conocer recientemente con base a su nueva metodología señalan que la pobreza se ha reducido medida por el ingreso promedio del decil de ingreso más bajo (la décima parte de los más pobres de la población), que tuvo un incremento de 37% en términos nominales entre 2014 y 2015. Este aumento implicaría que el porcentaje de pobres en el país habría disminuido en estos años a pesar de nuestro modesto crecimiento, caída del ingreso laboral y mayor informalidad.

En América Latina, al CEPAL ha hecho mediciones de pobreza e indigencia (pobreza extrema) en varios países, donde los contrastes son muy significativos, aunque las cifras son del 2011: México registra un nivel de pobreza de 36.3% de la población y de 13.13% de indigencia. Estos porcentajes son menores a los de Bolivia con 42.4% de pobres y  22.4% de indigentes, pero muy superiores a los de Argentina con el 5.7% de pobres y 1.7% de indigentes. Estos datos no son para nada positivos tomando en cuenta que somos la segunda economía de América Latina.

De acuerdo a estudiosos, independientemente de la calidad del trabajo del CONEVAL, existe una tendencia a sobrestimar la pobreza como resultado de que las personas que contestan las encuestas tienden a ocultar información sobre sus ingresos y que la nueva encuesta del INEGI buscaba detectar al precisar más las fuentes de ingresos de la población. Sin embargo, Julio Boltvinik con muchos años en este terreno, afirmó recientemente que el trabajo de actualización del INEGI puede también haber eliminado a aquellos hogares con “percepciones económicas sospechosamente bajas”, lo cual dejaría fuera de la estimación a un 5% de los hogares más pobres y elevaría así el promedio de los ingresos. La misma fuente coincide con otros autores que los muy ricos no participan de estas encuestas, lo cual  también significa que las estimaciones están lejos de nuestra desigual realidad.


De cualquier manera a nuestros millones de pobres, muchos de ellos con ingresos por debajo de la línea de bienestar mínimo, les sería imposible adquirir durante el lapso de una vida laboral (30 años mínimo) una modesta vivienda y ya no digamos las residencias que ostentan los miembros de nuestras élites políticas y económicas. A pesar de todas las buenas intenciones del gobierno (quizás sus acciones a veces no tienen el éxito esperado), no podemos desconocer que el número de pobres es todavía muy cuantioso en nuestro país y que no será resuelto por la presente administración en el breve lapso que le falta para concluir.

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