Agosto de 2016
A falta de lectores, la lengua escrita corre el riesgo de perderse
La Secretaría de Cultura
organiza un ciclo llamado “Leo…luego existo” donde personalidades leen algún
libro de su interés, el Consejo Nacional de la Publicidad (CNP) hace campaña en
favor de la lectura en grandes espectaculares en la ciudad; Larousse, la famosa
editorial expone en grandes carteles la necesidad de consultar el diccionario
para aclarar las dudas ortográficas en nuestra escritura ("Haber si es cierto y ves el error" dice una frase ingeniosa de uno de ellos); la cadena de librerías Gandhi tiene una
ingeniosa campaña para llevar a los a interesarse en los libros, y la
editorial Tusquets exhibe sus libros con fajillas donde invita a leerlos con la frase: "Crecemos en los libros".
A pesar de todo ello, nuestro
país tiene una crisis de lectura; la gente, los jóvenes en particular no leen,
no escriben, no saben hablar, ni tampoco entienden lo que escuchan. El país
avanza a aumentar cada vez más el cuantioso número de analfabetas funcionales
(personas que aprendieron a leer y escribir, pero no lo aplican y cuando lo
hacen es de manera deficiente) que según el ex secretario de Educación Pública
Emilio Chauyffet (discurso en Chiapas el 10 de abril de 2013) ya alcanza los 8
millones y que si son sumados a los 7.5 millones de analfabetas hacen un gran
total de 15 millones de mexicanos. (la cifra de 32 millones que también
mencionó se refiere a las personas que no pudieron completar la educación
básica)
Las cifras de la última
Encuesta Nacional de Lectura y Escritura 2015, publicada por Conaculta, realizada
a un universo de personas mayores de 12 años, nos puede dar indicios de la
grave situación que se está viviendo actualmente en el país.
El promedio de libros leídos
en el año es de 2.9 por persona, los universitarios leen un poco más 5.1 libros
al año. Los libros que más se leen son por consiguiente los textos escolares
(32.5%), pero los de superación personal alcanzan el 19.7% y ya sabemos en
general de qué clase de basura se trata.
Los resultados obtenidos por
INEGI en el llamado Módulo de Lectura (Molec) para 2015, aunque el segmento es
una población mayor de 18 años y el universo encuestado es mucho menor, son un
poco más favorables: 3.9 libros leídos. Sin embargo, los datos son muy
desfavorables comparados con países de América Latina, donde estamos, como era
de esperarse muy atrás Chile (5.4 libros al año), Argentina (4.6 libros),
Colombia (4.1 por año y Brasil (4 por año)
El libro más leído por los
encuestados de más de 55 años es La
Biblia y entre los jóvenes de 12 a 17 años Harry Potter de la comercializada autora británica J Rowlings. En
primer lugar, son muy pocos los que han leído de manera completa La Biblia, su conocimiento más frecuente
probablemente ha sido a través más bien de los textos que leen durante la misa
dominical y en segundo lugar, el Harry
Potter, es una lectura divertida e imaginativa, pero más de clase media
alta y alta, es decir no es un texto que no vamos a encontrar en los hogares de
los pobres.
En cuanto a los materiales de
lectura destaca que el 56.4% leyó libros, el 42% periódicos, el 39.9% revistas
y el 12.2% historietas. Sin embargo, en el caso de los periódicos la mayoría
son locales o de barrio, es decir, en general de dudosa calidad y en revistas,
la mayoría son de espectáculos, es decir basura. No tengo nada que agregar en
cuanto al posible contenido de las historietas.
Los encuestados manifestaron
también sus razones por la que no leen una respuesta que por demás ya la
sabemos, el 69% dijo que es por falta de tiempo. Sin embargo, en el segmento de
tiempo libre, donde se le pregunta a la población cómo lo ocupa, el 41%
contestó en la televisión mientras los libros sólo ocupan el 12.5% del tiempo.
Lo más grave es que los jóvenes de 12 a 17 años, el 47.7% según la muestra, dedican
su tiempo libre a ver la televisión. Los viejos lo hacen también en una
proporción elevada, pero ellos por desgracia ya no tienen remedio y no van a
modificar sus malos hábitos.
Los resultados anteriores se
complementan con el gran rival de los libros en la llamada era digital, es
decir, el cada vez mayor uso de la internet que se facilita por la creciente
presencia de la computadora en casa (los datos más recientes confirman que el
20% de las viviendas tienen computadoras frente al 9% a principios del presente
siglo) y además por la posibilidad de contratar su uso fuera de nuestras
propias casas.
La Asociación Mexicana de
Internet recopila información en cuanto al uso del internet que nos muestra que
ya somos 65 millones los que la usamos, es decir 59% de la población
potencialmente usuaria (considerada la población mayor de 6 años).
Las cifras muestran que el
tiempo promedio viene aumentando, ahora 7 horas y 14 minutos de nuestro día las
pasamos conectados, pero lo que es más preocupante es que el acceso a las redes
sociales (80%), resulta ahora ser la principal actividad, muy por encima de
buscar información o recibir correos electrónicos como hasta hace poco, lo que
quiere decir que nos hemos vuelto más adictos al Facebook, el Twitter,
Instagram y Whatsapp.
La misma fuente nos señala de
manera contundente que 9 de cada 10 internautas está usando las redes sociales
para comunicarse con sus amigos.
Adicionalmente, de acuerdo a
la información recabada los dispositivos más usados son las laptops y el
Smartphone, las cuales han desplazado gradualmente a las pc como instrumentos
para acceder a la red electrónica y que dada su movilidad facilitan el mantenerse
conectados las 24 horas del día.
Finalmente, la fuente mencionada
confirma que el 51% de los usuarios de internet son gente menor de 24 años y el
35% está entre los 19 y 34 años.
Como
vemos la red es cada vez más un medio para comunicarse ya sea para cosas de
interés personal, de trabajo o simplemente para ocupar el tiempo libre, distanciándose
por momentos del televisor que antes lo monopolizaba.
En mi caso personal, conozco
una amiguita que tiene cinco chat en
grupo en el Whatsapp, una cuenta de Facebook y otra de Twitter y está en
comunicación continua las 24 horas del día según su propia confesión.
Lo más preocupante es que la
afición que está comenzando cada vez más temprano, porque ahora sabemos que el
promedio de edad para iniciarse en el uso del internet es de 8 años, y que el
motivo del uso es principalmente de entretenimiento (58%) de los entrevistados.
Además, la encuesta de CONACULTA antes señalada, corroboró que el uso más alto
de computadores se tiene en el grupo de 18 a 22 años, es decir, las nuevas
generaciones se están incorporando rápidamente a la era digital.
En este contexto, reconozco
que es cierto que la era digital nos ha facilitado enormemente el acceso a la comunicación
con el Facebook, el Twitter, el Whatsapp pero que la misma por desgracia nos ha
llevado a dedicarle menos tiempo a la lectura y la escritura. Además, al
convertirse en un socorrido medio de contacto social el contenido se ha
orientado hacia las impresiones del día a día, que antes no salían del ámbito
privado y que ahora se comparten ampliamente entre los usuarios de las redes
sociales: desconozco si el mensaje electrónico “se me acabó la pasta de diente” puede ser del
interés de muchos cibernautas.
Adicionalmente el uso frecuente
de la red nos está llevando a comunicarnos a base de signos, figuras,
interjecciones y frases entre cortadas, a un lenguaje cada vez más fragmentado,
donde la correcta lengua escrita corre el alto riesgo de olvidarse. Un ejemplo:
Ke DTG (que Dios te Guarde), es el mensaje de despedida de algunos de los
correos que recibo de vez en cuando o una figurita de cara sonriente que te
saluda.
La escritura, la lectura de
libros y la comprensión de textos van perdiendo cada vez más terreno por la
comodidad de esta comunicación permanente, pero que tiene también consecuencias
como ya he dicho anteriormente en la manera de hablar y de escuchar de la
gente, que se está haciendo más torpe. Lo que nos puede conducir a modernas
formas de aislamiento. Los resultados de la prueba Enlace 2008 a 2011 lectura
aplicados a los alumnos de educación media superior a nivel nacional muestra
que el 45.7% está entre insuficiente y elemental según datos de la SEP, lo que
está estrechamente relacionado con la falta de lectura y su comprensión.
Las nuevas generaciones son
las que están más expuestos a perderse, ya que para ellas es la normalidad de
la vida actual y en consecuencia nuestra responsabilidad es mostrarles que se
puede tener una convivencia creativa entre el uso de los medios digitales y los
viejos hábitos, de la lectura y la escritura, bajos los cuales muchos crecimos.
Esta lamentable situación que
estamos viviendo hoy, no es un problema de campo-ciudad, no es regional, no
está asociada a una clase social en particular, ya trascendió al ámbito
nacional y por desgracia se complica con la existencia de sistemas educativos
deficientes cuyas reformas, como estamos viviendo, son muy difíciles por los
fuertes intereses creados.
Efectivamente, el mejor medio para comunicarnos y para aprender es la lectura y escritura, pero faltan políticas publica al respecto, y en ese sentido podemos aprovechar los medios digitales actuales (Facebook, Twitter, etc. para difundir las bondades de la misma y el apoyo económico para su uso, ya que no podemos dejar de lado que los libros impresos y revistas están fuera de las posibilidades económicas de las mayorías. Por consiguiente se trataría de implementar campañas para su difusión y apoyo, como cualquier otra que se ofrecen por parte del gobierno.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo.Gracias por el comentario.
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