domingo, 19 de junio de 2016

F Mitterrand: un político que trasciende su tiempo a 20 años de su muerte

Ciudad de México, junio de 2016


Francois Mitterrand: un político que trasciende su tiempo a 20 años de su muerte


Los comentarios sobre el personaje provienen de dos libros que he leído recientemente: Francois Mitterrand, Mémoires interrompu, Odile Jacob, 1996 y  Marguerite Duras/Francois Mitterrand, Le bureau de poste de la rue Duphin et autres entretiens, Gallimard, 2006

En el primero de los textos, las memorias de Mitterrand se presentan bajo el formato de  entrevistas que le hace Georges Marc Benamou, periodista y cineasta nacido en Argelia, que se interrumpe con la muerte del  presidente en 1986.

El lapso de las entrevistas cubre la captura y evasión de una prisión en Alemania durante la guerra, el gobierno colaboracionista de Vichy en la llamada zona sur en 1942, su papel  durante  la resistencia a la ocupación alemana de Francia, los incidentes  de la liberación de París, sus cargos oficiales como ministro en los varios gobiernos al término de la guerra (1946-58) y su ingreso a la oposición a partir de su ruptura con el general Charles de Gaulle en 1958.

En el segundo, la escritora y amiga del presidente desde 1943, cuando lo conoció a través de su marido Robert Antelme, le hace una serie de entrevistas en su casa y en la residencia oficial del Palacio de  l’Elysée entre 1985 y 1986 que cubren sus recuerdos de la resistencia, sus impresiones de los franceses, de temas como el desarme, sus  colaboradores  y sus padres, sus opiniones sobre África y los Estados Unidos incluyendo Ronald Reagan.

Las lecturas de estas obras, nos permiten entrever, que el presidente Mitterrand, cuyas verdaderas pasiones eran la literatura y la política,  reúne un conjunto de rasgos que lo hacen uno de los grandes hombres de nuestro siglo.

Francois Mitterrand nació en 1916 en Jarnac, en la región de Charante al oeste de Francia, su familia formaba parte de la pequeña burguesía local (sin dinero), se educó en Angouleme (capital regional) en el colegio Saint Paul y llego a París en 1931, donde cursó estudios de derecho, fue una de las cabezas de la resistencia francesa durante la ocupación bajo el nombre de Morland, tuvo varios cargos ministeriales en los sucesivos gobiernos de la IV República entre 1947-1958, pasó a la oposición donde tuvo un destacado papel en la unificación de los partidos de izquierda, fue dos veces  candidato a la presidencia (1965 y 1974), Secretario del Partido Socialista en 1971 y finalmente, a los 64 años fue electo presidente, para el periodo 1981-88 y luego 88-95. Murió el 8 de enero de 1996 a los 80 años y el 3 de marzo del mismo año, también fue el deceso de su amiga Marguerite Duras.

Los políticos nacen y se hacen, la habilidad va acompañada del conocimiento profundo de su realidad circundante, de la historia y la cultura de su país, del mundo exterior, de una clara ubicación política  para determinar para quien o quienes se gobierna y de una visión sobre el porvenir que le permita saber hacia dónde quiere conducirse.

Las entrevistas con Georges Marc Bonamou, no sabemos cuándo se comienzan a realizar aunque sí que  son incompletas por la repentina muerte del presidente.

En las entrevistas destacan su gran amargura por la ocupación  alemana de Francia, la cual le parece una blasfemia, aunque es despectiva con respecto a los ocupantes “ un pueblo sin forma, como aquel de Alemania, haya podido apoderarse y absorberlo como una hinchazón”, reafirma su amor por la libertad y su rechazo “al odio provocado  por supuestas superioridades basadas en  falsos conceptos de la sangre.” En otra parte completará su argumento diciendo que en su opinión, lo más abominable de la guerra fue precisamente el racismo que formaba parte de la ideología nazi.

El presidente nos describe su captura y envió a los 24 años a una prisión en Alemania, su evasión después de dos tentativos fallidos un años después y  su regreso festivo a Francia donde se incorpora de pleno a la lucha por la resistencia en 1942, operando primero en Vichy (gobierno establecido sobre dicho territorio por el mariscal Philippe Petain con la aprobación de los alemanes ocupantes del resto del país y que Mitterrand define como “un régimen débil, sin forma y sin alma”, inspirado por las fuerzas más negativas del momento) y luego en París. Su salida de Francia en 1943 perseguido por la Gestapo, su primer contacto con el general de Gaulle  y su regreso a principios de 1944.

La resistencia para Mitterrand, no fue como después se ha querido ver, un movimiento con un solo liderazgo sino con muchos. Desde un principio, el general de Gaulle intentó controlarlo aunque  sólo lo logró  en algunos momentos. La resistencia, según Mitterrand, tenía características que eran ajenas a la guerra tradicional que se desarrollaba a través de la conjunción de esfuerzos con los aliados.

El amor que el presidente siente por su país lo lleva a una descripción poética del paisaje, de la gente, los árboles, los pueblos; los ríos; siente que Francia es una persona; se identifica de una manera carnal con su tierra; y a partir de su amplio conocimiento de la historia nos revela su opinión sobre los timoneles que han conducido al país evitando que el mismo perdiera antaño su rostro: Vauban ministro de Luis IV, Carlos V, Carlos VII, Danton y Carnot, los protagonistas de la Revolución.

El presidente aborda sus impresiones del general de Gaulle y sus discrepancias; resalta el gran mérito de encabezar desde el exterior la resistencia, la dura negociación que tiene con Churchill y Roosevelt para defender los intereses de Francia, alaba su patriotismo y su firme creencia en que nada estaba escrito sobre el resultado de la guerra, pero rechaza su autoritarismo, su comportamiento militar, su gusto y deseo de poder que incluía considerar a Francia como su cosa, su  desdén por discutir sus opiniones; y su grandes errores en la conducción de la política colonial de Francia en particular en Vietnam y Argelia.

El rompimiento frontal con el general de Gaulle se produjo en 1958 cuando a solicitud del  militar se niega a apoyarlo en su ascenso a la presidencia de Francia debido a la reticencia a denunciar públicamente a los autores de la revuelta militar en Argelia. El presidente señala, lo que explicaría la reticencia a denunciar a los generales, que de Gaulle estaba al corriente de lo que estaba pasando, con información, contactos y gente cercana  que  tenía enlaces con los conjurados en la ex colonia francesa.

Desde este año, Mitterrand a la edad de 41 años será parte de una oposición contando sólo con el respaldo de unos pocos amigos, buscando la construcción de una izquierda unida, que permita desplazar del poder primero al gobierno de de Gaulle que terminará en 1969, después de las protestas estudiantiles del año precedente y con la convocatoria de un referéndum que le es adverso, después a sus sucesores Georges Pompidue (1969-74)  y Valery Giscard d’Éstaing (1974-81). Esto lo logrará después de dos intentos fallidos en las elecciones presidenciales de 1965 y 1974.

El presidente Mitterrand confiesa que le es muy difícil aceptar ser dirigido por otros que toman las decisiones (“no me gusta que me den órdenes” confiesa), pero desde muy joven comienza ocupar cargos ministeriales, el mismo de Gaulle lo invita a ser parte del gobierno provisional cuando apenas tenía 29 años, luego durante  el periodo de 1947-1958 durante la IV República ocupa once veces cargos ministeriales, entre otros ministro para el ultramar, de los ex combatientes (1947), del interior (1954) y de justicia (1956-57), aunque se trataba de gobiernos  que duraban muy poco en el poder.

En las entrevistas se nota también ser un hombre de pasiones cuando habla de sus amigos y enemigos: a pesar de admirar algunas de sus obras señala que tiene una impresión negativa del escritor André Malraux que lo subestima, pero habla de manera muy positiva del político Pierre Mendés France en cuyo gabinete ocupa un cargo ministerial y de Laurent Fabius, que a pesar de que era un personaje polémico fue su primer ministro en el periodo  de 1984 a 1986.

En nuestros tiempos donde los políticos son víctimas fácilmente del hambre patrimonial, sin importar los métodos de por medio, no está por demás  señalar que a los 26 años en plena resistencia contra la ocupación alemana Mitterrand tenía ya muy claro según su propia confesión que en su vida no había necesidad de hacerse de cosas que lo desviaran de su lucha política: “… no tenía nada para vivir…nunca he tenido necesidad de nada que implique una negación o una pérdida de mi libertad”. El suicidio de su primer ministro entre 1992 y 1993 Pierre Beregovoy, acusado  por la prensa de recibir dinero de un empresario para la compra de un departamento sin llegar a ser procesado legalmente, lo llenó de pesar, pero también lo consideró como parte del interés de los medios para golpear a su gobierno.

La posición política del presidente en la izquierda le permite ubicar claramente los intereses que están en juego: la burguesía mantiene el régimen de Vichy en medio de la ocupación de Francia (el mariscal Petain era un militar de prestigio pero que le importaban poco los principios republicanos), despide a Gaulle  cuando ya no le sirve en 1944 (lo tiene doce años en su casa de Colombey-les-deux-Eglises); y en 1958,  tiene  necesidad de él para retomar el poder y él de ella para conservarlo. En 1969, después del referendum, la misma burguesía pudo prescindir del general, ya que tenía a la mano a Georges Pompidue para remplazarlo. En palabras de Mitterrand: “la burguesía siempre elige conforme a sus intereses o lo que cree que son sus intereses. El patriotismo no es parte de sus intereses….”

En varias ocasiones durante las entrevistas repite su preocupación por mantener una izquierda unida, ya que de otra manera es muy difícil que llegue al poder en un país como Francia donde la derecha tiene mayoría: “si la izquierda no se une, no solamente pierde su fuerza y su utilidad, sino que va irremediablemente al fracaso”. La izquierda había estado en el poder en Francia por periodos muy breves en 1848 (4 meses), 1870 (solo en París dos meses y días), 1936 (un año) y finalmente, lo estaría durante sus dos mandatos (14 años).

Las entrevistas con Marguerite Duras, amiga personal del presidente y autora de obras notables como, Moderato cantábile (1958),  El dolor (1985) y El Amante (1984) se realizan cuando Mitterrand tenía 70 años de edad y despachaba en el Palacio del Elysée.

En presidente recuerda  el incidente de la Rue Duphin, cuando estuvo a punto de ser detenido por una agente de la Gestapo en el departamento de unos amigos en cuyos bajos se encontraba un oficio postal; nos da sus impresiones sobre el carácter francés formado en su origen por los migrantes celtas y su fuerte apego a la tierra; sus opiniones sobre el proceso de desarme contrarios a los sostenidos por los estadounidenses y rusos, ya que no concebía como ello podía ser compatible con una nueva carrera armamentista,  su amplio conocimiento y seducción por el  África en particular el África negra donde le confiesa sentirse como en familia,  de los Estados Unidos, “país que considera vivo, poderoso, pleno de energía, de imaginación y de carácter” aunque el ser parte de un imperio opera como un “mal que lo corroe” y finalmente, sus opiniones sobre el presidente Reagan y sus políticas, de quien acepta de manera cauta que le tiene simpatía más como hombre que por sus políticas .(“No es un hombre de conceptos, pero tiene ideas y las defiende” confiesa el presidente francés)

En  la entrevista el presidente  hace en  varias ocasiones comentarios sobre sus lecturas realizadas que nos muestran su profundo conocimiento de la realidad francesa, de su cultura y de la evolución del mundo exterior del que sentía necesidad imprescindible de conocer.


Los modelos políticos, sobre todo en nuestros tiempos de oportunismo (los oportunistas se pierden cuando se amarran a una idea decía Mitterrand), cinismo y voluntarismo, son difíciles de emitir pero un repaso a  la vida del político francés no está demás para algunos distinguidos miembros de nuestra clase política.

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