Ciudad
de México, junio de 2016
Francois
Mitterrand: un político que trasciende su tiempo a 20 años de su muerte
Los comentarios sobre el
personaje provienen de dos libros que he leído recientemente: Francois
Mitterrand, Mémoires interrompu, Odile Jacob, 1996 y Marguerite Duras/Francois Mitterrand, Le
bureau de poste de la rue Duphin et autres entretiens, Gallimard, 2006
En el primero de los textos,
las memorias de Mitterrand se presentan bajo el formato de entrevistas que le hace Georges Marc Benamou,
periodista y cineasta nacido en Argelia, que se interrumpe con la muerte
del presidente en 1986.
El lapso de las entrevistas
cubre la captura y evasión de una prisión en Alemania durante la guerra, el
gobierno colaboracionista de Vichy en la llamada zona sur en 1942, su
papel durante la resistencia a la ocupación alemana de
Francia, los incidentes de la liberación
de París, sus cargos oficiales como ministro en los varios gobiernos al término
de la guerra (1946-58) y su ingreso a la oposición a partir de su ruptura con
el general Charles de Gaulle en 1958.
En el segundo, la escritora y
amiga del presidente desde 1943, cuando lo conoció a través de su marido Robert
Antelme, le hace una serie de entrevistas en su casa y en la residencia oficial
del Palacio de l’Elysée entre 1985 y
1986 que cubren sus recuerdos de la resistencia, sus impresiones de los
franceses, de temas como el desarme, sus
colaboradores y sus padres, sus
opiniones sobre África y los Estados Unidos incluyendo Ronald Reagan.
Las lecturas de estas obras,
nos permiten entrever, que el presidente Mitterrand, cuyas verdaderas pasiones
eran la literatura y la política, reúne
un conjunto de rasgos que lo hacen uno de los grandes hombres de nuestro siglo.
Francois Mitterrand nació en
1916 en Jarnac, en la región de Charante al oeste de Francia, su familia formaba
parte de la pequeña burguesía local (sin dinero), se educó en Angouleme
(capital regional) en el colegio Saint Paul y llego a París en 1931, donde
cursó estudios de derecho, fue una de las cabezas de la resistencia francesa
durante la ocupación bajo el nombre de Morland, tuvo varios cargos
ministeriales en los sucesivos gobiernos de la IV República entre 1947-1958,
pasó a la oposición donde tuvo un destacado papel en la unificación de los
partidos de izquierda, fue dos veces
candidato a la presidencia (1965 y 1974), Secretario del Partido
Socialista en 1971 y finalmente, a los 64 años fue electo presidente, para el
periodo 1981-88 y luego 88-95. Murió el 8 de enero de 1996 a los 80 años y el 3
de marzo del mismo año, también fue el deceso de su amiga Marguerite Duras.
Los políticos nacen y se hacen,
la habilidad va acompañada del conocimiento profundo de su realidad
circundante, de la historia y la cultura de su país, del mundo exterior, de una
clara ubicación política para determinar
para quien o quienes se gobierna y de una visión sobre el porvenir que le permita
saber hacia dónde quiere conducirse.
Las entrevistas con Georges
Marc Bonamou, no sabemos cuándo se comienzan a realizar aunque sí que son incompletas por la repentina muerte del
presidente.
En las entrevistas destacan su
gran amargura por la ocupación alemana
de Francia, la cual le parece una blasfemia, aunque es despectiva con respecto
a los ocupantes “ un pueblo sin forma, como aquel de Alemania, haya podido
apoderarse y absorberlo como una hinchazón”, reafirma su amor por la libertad y
su rechazo “al odio provocado por
supuestas superioridades basadas en
falsos conceptos de la sangre.” En otra parte completará su argumento
diciendo que en su opinión, lo más abominable de la guerra fue precisamente el
racismo que formaba parte de la ideología nazi.
El presidente nos describe su
captura y envió a los 24 años a una prisión en Alemania, su evasión después de
dos tentativos fallidos un años después y su regreso festivo a Francia donde se
incorpora de pleno a la lucha por la resistencia en 1942, operando primero en
Vichy (gobierno establecido sobre dicho territorio por el mariscal Philippe
Petain con la aprobación de los alemanes ocupantes del resto del país y que Mitterrand
define como “un régimen débil, sin forma y sin alma”, inspirado por las fuerzas
más negativas del momento) y luego en París. Su salida de Francia en 1943
perseguido por la Gestapo, su primer contacto con el general de Gaulle y su regreso a principios de 1944.
La resistencia para
Mitterrand, no fue como después se ha querido ver, un movimiento con un solo
liderazgo sino con muchos. Desde un principio, el general de Gaulle intentó
controlarlo aunque sólo lo logró en algunos momentos. La resistencia, según
Mitterrand, tenía características que eran ajenas a la guerra tradicional que
se desarrollaba a través de la conjunción de esfuerzos con los aliados.
El amor que el presidente
siente por su país lo lleva a una descripción poética del paisaje, de la gente,
los árboles, los pueblos; los ríos; siente que Francia es una persona; se
identifica de una manera carnal con su tierra; y a partir de su amplio conocimiento
de la historia nos revela su opinión sobre los timoneles que han conducido al
país evitando que el mismo perdiera antaño su rostro: Vauban ministro de Luis
IV, Carlos V, Carlos VII, Danton y Carnot, los protagonistas de la Revolución.
El presidente aborda sus
impresiones del general de Gaulle y sus discrepancias; resalta el gran mérito
de encabezar desde el exterior la resistencia, la dura negociación que tiene
con Churchill y Roosevelt para defender los intereses de Francia, alaba su
patriotismo y su firme creencia en que nada estaba escrito sobre el resultado
de la guerra, pero rechaza su autoritarismo, su comportamiento militar, su
gusto y deseo de poder que incluía considerar a Francia como su cosa, su desdén por discutir sus opiniones; y su
grandes errores en la conducción de la política colonial de Francia en
particular en Vietnam y Argelia.
El rompimiento frontal con el
general de Gaulle se produjo en 1958 cuando a solicitud del militar se niega a apoyarlo en su ascenso a
la presidencia de Francia debido a la reticencia a denunciar públicamente a los
autores de la revuelta militar en Argelia. El presidente señala, lo que
explicaría la reticencia a denunciar a los generales, que de Gaulle estaba al
corriente de lo que estaba pasando, con información, contactos y gente
cercana que tenía enlaces con los conjurados en la ex
colonia francesa.
Desde este año, Mitterrand a la edad de 41 años será parte de una oposición contando sólo con el respaldo de unos pocos amigos, buscando la construcción de una izquierda unida, que permita desplazar del poder primero al gobierno de de Gaulle que terminará en 1969, después de las protestas estudiantiles del año precedente y con la convocatoria de un referéndum que le es adverso, después a sus sucesores Georges Pompidue (1969-74) y Valery Giscard d’Éstaing (1974-81). Esto lo logrará después de dos intentos fallidos en las elecciones presidenciales de 1965 y 1974.
El presidente Mitterrand
confiesa que le es muy difícil aceptar ser dirigido por otros que toman las
decisiones (“no me gusta que me den órdenes” confiesa), pero desde muy joven
comienza ocupar cargos ministeriales, el mismo de Gaulle lo invita a ser parte
del gobierno provisional cuando apenas tenía 29 años, luego durante el periodo de 1947-1958 durante la IV
República ocupa once veces cargos ministeriales, entre otros ministro para el
ultramar, de los ex combatientes (1947), del interior (1954) y de justicia
(1956-57), aunque se trataba de gobiernos
que duraban muy poco en el poder.
En las entrevistas se nota
también ser un hombre de pasiones cuando habla de sus amigos y enemigos: a
pesar de admirar algunas de sus obras señala que tiene una impresión negativa
del escritor André Malraux que lo subestima, pero habla de manera muy positiva
del político Pierre Mendés France en cuyo gabinete ocupa un cargo ministerial y
de Laurent Fabius, que a pesar de que era un personaje polémico fue su primer
ministro en el periodo de 1984 a 1986.
En nuestros tiempos donde los
políticos son víctimas fácilmente del hambre patrimonial, sin importar los
métodos de por medio, no está por demás señalar
que a los 26 años en plena resistencia contra la ocupación alemana Mitterrand
tenía ya muy claro según su propia confesión que en su vida no había necesidad
de hacerse de cosas que lo desviaran de su lucha política: “… no tenía nada
para vivir…nunca he tenido necesidad de nada que implique una negación o una
pérdida de mi libertad”. El suicidio de su primer ministro entre 1992 y 1993 Pierre Beregovoy, acusado por la prensa de recibir dinero de un empresario para la compra de un departamento sin llegar a ser procesado legalmente, lo llenó de pesar, pero también lo consideró como parte del interés de los medios para golpear a su gobierno.
La posición política del
presidente en la izquierda le permite ubicar claramente los intereses que están
en juego: la burguesía mantiene el régimen de Vichy en medio de la ocupación de
Francia (el mariscal Petain era un militar de prestigio pero que le importaban
poco los principios republicanos), despide a Gaulle cuando ya no le sirve en 1944 (lo tiene doce
años en su casa de Colombey-les-deux-Eglises); y en 1958, tiene
necesidad de él para retomar el poder y él de ella para conservarlo. En
1969, después del referendum, la misma burguesía pudo prescindir del general,
ya que tenía a la mano a Georges Pompidue para remplazarlo. En palabras de
Mitterrand: “la burguesía siempre elige conforme a sus intereses o lo que cree
que son sus intereses. El patriotismo no es parte de sus intereses….”
En varias ocasiones durante las
entrevistas repite su preocupación por mantener una izquierda unida, ya que de
otra manera es muy difícil que llegue al poder en un país como Francia donde la
derecha tiene mayoría: “si la izquierda no se une, no solamente pierde su
fuerza y su utilidad, sino que va irremediablemente al fracaso”. La izquierda
había estado en el poder en Francia por periodos muy breves en 1848 (4 meses),
1870 (solo en París dos meses y días), 1936 (un año) y finalmente, lo estaría
durante sus dos mandatos (14 años).
Las entrevistas con Marguerite
Duras, amiga personal del presidente y autora de obras notables como, Moderato
cantábile (1958), El dolor (1985) y El
Amante (1984) se realizan cuando Mitterrand tenía 70 años de edad y despachaba
en el Palacio del Elysée.
En presidente recuerda el incidente de la Rue Duphin, cuando estuvo
a punto de ser detenido por una agente de la Gestapo en el departamento de unos
amigos en cuyos bajos se encontraba un oficio postal; nos da sus impresiones sobre
el carácter francés formado en su origen por los migrantes celtas y su fuerte
apego a la tierra; sus opiniones sobre el proceso de desarme contrarios a los
sostenidos por los estadounidenses y rusos, ya que no concebía como ello podía
ser compatible con una nueva carrera armamentista, su amplio conocimiento y seducción por el África en particular el África negra donde le
confiesa sentirse como en familia, de
los Estados Unidos, “país que considera vivo, poderoso, pleno de energía, de
imaginación y de carácter” aunque el ser parte de un imperio opera como un “mal
que lo corroe” y finalmente, sus opiniones sobre el presidente Reagan y sus
políticas, de quien acepta de manera cauta que le tiene simpatía más como
hombre que por sus políticas .(“No es un hombre de conceptos, pero tiene ideas
y las defiende” confiesa el presidente francés)
En la entrevista el presidente hace en
varias ocasiones comentarios sobre sus lecturas realizadas que nos
muestran su profundo conocimiento de la realidad francesa, de su cultura y de
la evolución del mundo exterior del que sentía necesidad imprescindible de
conocer.
Los modelos políticos, sobre
todo en nuestros tiempos de oportunismo (los oportunistas se pierden cuando se
amarran a una idea decía Mitterrand), cinismo y voluntarismo, son difíciles de emitir
pero un repaso a la vida del político
francés no está demás para algunos distinguidos miembros de nuestra clase
política.
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