viernes, 4 de mayo de 2012

Poetas tabasqueños: Ciprián Cabrera Jasso (1950-2012)


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México, DF, mayo 4 de 2012

Poetas tabasqueños: Ciprián Cabrera Jasso (1950-2012)

Por Jorge Castañares
El poeta Ciprián Cabrera Jasso, nacido en Emiliano Zapata (Montecristo), en las orillas del gran río Usumacinta, y conocido entre sus amigos como “Pano”, se inscribe en la tradición poética tabasqueña que se nutre principalmente de los grandes referentes de Carlos Pellicer (cercanía a la naturaleza y búsqueda de la Divinidad), José Gorostiza (fría intelectualidad e introversión anímica) y José Carlos Becerra (diálogo con seres al bordo del abismo, con el pasado y el presente). Sin embargo, tiene también sus fuentes en algunos poetas franceses como Arthur Rimbaud (1854-1891), Paul Verlaine (1844-1896), Charles Baudelaire (1821-1867), del peruano César Vallejo (1892-1938) y de varios poetas románticos alemanes como Friedrich Holderlin (1770-1843) y Novalis (1772-1801).
La obra poética del autor me fue accesible gracias a otro renombrado poeta tabasqueño Ramón Bolívar (1953), contemporáneo de Cabrera Jasso, que en uno de sus viajes a la Ciudad de México me obsequió dos volúmenes de la misma1. Su nombre no me era ajeno, ya que desde tiempo atrás un joven poeta capitalino Antonio Valle me había comentado elogiosamente de la obra de Cabrera Jasso como también un amigo de la infancia Manuel Diego.
La obra de Cabrera Jasso destaca en la numerosa comunidad de poetas nacidos o avecindados en suelo tabasqueño, no en vano ya Pellicer expresado en un verso que Tabasco, era el meridiano de la poesía; unos son sus mayores (Dionisio Morales, Luis Barjau), otros de su misma generación (Ramón Bolívar, Manuel Barbosa, Gladys Fuentes), pero la mayor parte de ellos, son jóvenes colegas, que mantuvieron con él un estrecho contacto aunque nunca formaron un grupo o corriente, como lo revela la dedicatoria de algunos poemas: Francisco Magaña, Teodosio García Ruiz o Miguel Ángel Ruiz Magdónel, entre otros.
Los datos que tenemos sobre su vida provienen de sus propias referencias en su obra poética, ya sea a su nacimiento, su vida temprana en Montecristo y la edad madura, como menciona en alguno de sus poemas:
Nací un domingo a las seis y cuarto
de la tarde,
entre el estruendo de las plantas de luz eléctrica
y a la orilla del río Usumacinta.
(El arribo, Precario restos de palabras)
O en estos recuerdos de su querido Montecristo:
¿ De dónde saldrán las fuerzas para restituir el olfato
y volver a sentir el aroma de la caña,
el olor a escamas en tus barrancos,
el perfume de los limoneros
cuando se empapaba la piel con el espanto ?
(Montecristo, En los labios del silencio:)
O el recuerdo para la nana:
Atesoro la silueta de mi nana
y le hablo para que no muera, para que no se duerma
y se esfume para siempre….Su voz,
su murmullo abrumado de cuentos me acompaña como aurora que borra espantos.
(El ritual de mi nana, Precario restos de palabras)
Y por último, el impacto del paso de los años:
Anoche abrí los ojos del sueño
y se me vino encima mi edad.
Me sentí cerca de los cincuenta
y más cerca aún del horizonte interminable.
(El círculo inevitable, Poemas del desarraigo)
Además, sabemos que en su vida adulta realizó estudios de psicología en la Universidad Nacional y de letras inglesas en la Universidad de Chicago, su trabajo temporal en instituciones educativas y su participación en algunas iniciativas literarias. Sin embargo, su principal actividad se enfocó al trabajo poético que desarrolló con trabajo, disciplina, terquedad, angustia y pasión, como lo muestran estas estrofas de uno de sus poemas:
Para qué ser poeta
es tiempo de penuria”
Es cierto, Holderlin,
para qué tratar de hacer
transparente el dolor,
el desequilibrio
que lleva por esencia el mundo.
(Sería capaz de jugar, Trilogía de sombras)
La poesía de Cabrera Jasso abarca varios estilos y temáticas: el colorismo descriptivo del paisaje, el amor familiar, la pasión amorosa, la existencia, la tristeza, el sufrimiento, la memoria que recupera historias de la infancia, el regreso a la raíz para recuperar la identidad perdida, la muerte, el misticismo y la religiosidad, entre otras. Además, resultan recurrentes algunos objetos que podemos denominar como poéticos: la luna, el mar y los espejos.
El lenguaje es fino y directo, pero inteligible (no hermético como en Becerra2); su vocabulario es extenso; su sintaxis es fluida; el verso es corto y largo, usa de manera repetitiva algunas palabras para establecer un ritmo o practica el verso libre o verso en prosa); es rico en imágenes de paisajes, sonidos, olores y recuerdos en la línea de Pellicer: “ Yo soy… la sensualidad, el ritmo y la riqueza”3; en contrastes (luz y sombra, noche y alba, sueño y despertar), y en el recurrente recurso a las metáforas, como un medio para nombrar a la realidad.
En sus poemas se repiten varios elementos característicos de la esencia del romanticismo como son la luz, la sombra, los fantasmas, los espejos (son también recurrentes en los escritores surrealistas), la tempestad, la bruma, los cementerios, el sueño, y la lluvia, entre otros. Sin embargo, algunos de estos como la luz y sueño destacaron en la obra de otros poetas como José Carlos Becerra donde son frecuentes sus invocaciones al mundo onírico y parece existir cierta fascinación con la luz. Los cementerios son también referencia constante en su obra, como el agua ya sea de lluvia, río o mar, presente en Cabrera en su descripción del paisaje, pero que para Becerra resulta una materia constitutiva de la vida.4 En Gorostiza, el agua es también una imagen recurrente asociada a un estado natural que persigue una forma material.
En varios de sus poemas, Cabrera Jasso muestra su erudición al citar ya sea al poeta alemán Holderlin, a la poetisa rusa Anna Ajmatova, al francés Verlaine, al italiano Leopardi y a otros célebres autores.
Los dos volúmenes reúnen las obras publicadas bajo lo títulos siguientes: Trilogía de sombras (1972-1983), La hora del amor, Y nadie detendrá el viaje, Kasandra (1989), Diario de muertos, La ventisca, En busca de la luz (1991), Las devastaciones del barbasco, Poemas de lo nocturno, En los labios del silencio, y Precario restos de palabras.
En la selección siguiente se tienen algunas referencias a las temáticas abordadas por el poeta en su obra:
El colorismo descriptivo del paisaje, se presenta en las imágenes poéticas, quizás las únicas que transmiten la alegría que caracteriza a la poesía pelliceriana y que también son el contexto de algunos de los diálogos poéticos de Becerra, como en las siguientes:
Es medio día y la canícula humea en las calles.
Ni un pájaro que cante a esta hora cero del día.
(La Tierra Prometida: Primera Parte)
O en esta otra:
La lluvia cae sobre los tejados
y humedece las sábanas.
Esta madrugada nadie sale. Por las calles
corre desbordada el agua que retorna a la tierra
(La tierra prometida: segunda parte)
Y continuando con el elemento natural recurrente del medio tabasqueño, el poeta elabora esta otra imagen:
Cae plomiza la lluvia. El gris invade todo.
Las líneas del agua golpean con furia los tejados
Y se convierten en torrente que corre al río.
Las calles del centro de Montecristo
Se precipitan sin piedad hacia las guas del Usumacinta
(Poemas de lo nocturno XVI)
Y por último, el calor que lo invade todo:
La canícula exprime vapor en las calles
y crea un espejismo de sombras
que se mueven en la lentitud de la pesadilla.
(Poemas de lo nocturno XXVI)
En torno al amor familiar, Cabrera recuerda al abuelo en este y otros poemas, como también al padre, a la madre y al hermano (muerto quizás en circunstancias trágicas como alude indirectamente el poema intitulado El pozo):
A través del cristal
vi tu rostro:
parecías dormir, y sin embargo, sabía que no,
que nunca más despertarías entre nosotros.
(Mi abuelo,Trilogía de sombras)
El amor pasional está presente en varios de sus poemas, es algo que lo aferra a la vida:
Nada de frialdad en las venas,
Nada de piedra seca en el corazón.
Fuimos hechos para arder,
Para crear nuestras propias piras de martirio.
(Poema de la pasión)
En constante referencia a la muerte, una de sus grandes obsesiones al igual que en Becerra, pero lejos de la alegría por la vida de Pellicer; el poeta Cabrera Jasso la invoca en el poema siguiente:
En el instante mismo del nacimiento,
la muerte se incorpora en los huesos,
en la carne, en el estómago, en el vientre,
en las manos.
Es vidamuerte, muertevida esta existencia donde el doloramor anida en el corazón.
( Diario de muertos III)
El destino se ha encargado de confundir la vida y la muerte.
No sé quienes son los vivos, quiénes son los muertos,
quiénes los que van o vienen.
(Poemas de los Nocturno V)
La existencia es equiparable a una frecuente imagen vegetal presente (las hojas que caen) en varios de los poemas de Cabrera Jasso, como el siguiente:
Mañana sé,
el mañana no existe…
hoy las hojas caen decapitadas,
pueblos son masacrados
entre el cielo y el polvo,
nuestros hijos crecen
y en la isla
hasta el amor da miedo.
(Mañana,Trilogía de sombras)
Los estados de ánimo del poeta son consecuencia de la presencia de la luz o de la sombra, a tono con la poesía romántica, donde la luz es una esperanza que lo mantiene vivo (en Becerra la luz era el contrario de la muerte y en Gorostiza la luz se equipara a Dios: “…mentido acaso por su radiante atmósfera de luces”o esta otra “Pero en las zonas ínfimas del ojo, en su nimio saber, no ocurre nada, sólo esta luz, esta fabril diafanidad tirante…”)5:
Hoy miércoles,
abrí los ojos a la luz
muy temprano.
me vi las manos, vi el techo,
el espejo
que refleja el mismo espacio, impasible y deteriorado,
y sentí, como si fuera la primera vez, una gana inmensa de vivir.
(A lo lejos, Trilogía de sombras)
Que no venga el mundo
de las sombras
a volver más sombrío mí camino.
(Extraños presentimientos,Trilogía de sombras)
La noche y el alba, son otro de los grandes contrastes que perturban el estado de ánimo del poeta:
El maullido del gato
en esta noche de aire pesado y oscuro,
desgarra la piel
y paraliza al corazón
con su grito de niño horrorizado.
Se lame uno la soledad
en una cama fría…
(La hora del amor XII)
Y en otro, el poeta se refiere al opuesto:
Llega el alba y sabe uno que es necesario levantarse.
El canto de los gallos y de las aves
Revolotea al ritmo de los primeros rayos de luz.
Esta es la vida, éstos son los instantes
Para entrar en la claridad.
(En busca de la luz IV)
Por último, otro de los contrastes que inquietan al poeta se relaciona con el sueño y el despertar (en la poesía de Gorostiza el sueño de Dios corresponde al universo y a su transcurrir, es un sueño divino, un sueño de un mundo posible, que Dios desiste en crear, pero mientras Dios lo piensa o lo sueña, Èl y el mundo son lo mismo como señala el maestro Cantú6):
Es un alivio saber que lo oscuro del sueño
no fue la muerte, sino una pausa,
un descanso para soportar el rumbo.
(En busca de la luz IV)
Al despertar
la tarde se había disuelto, la casa estaba sola,
sin nadie en ella que no fuera sino tú sombra
doblada en los sillones,
deslizándose en las paredes,
vagando debajo de las puertas y en esta otra sombra,
la mía:
alargada y quebradiza como tu existencia.
(En busca de la luz V)
El poeta se explica el origen de su penar terrenal en el poema siguiente:
Es de imaginar
que el primer hombre
creó su propio infierno.
Y más adelante, en tono impotente el poeta admitiría:
escuchó dentro de sí
un coro endemoniado,
al tiempo que sentía un hálito de divinidad
y supo, en esa línea
que no tiene principio ni fin,
que su lucha daba comienzo,
que el dolor es esencia
no accidente
y que era tarde para regresar,
demasiado tarde…
(Es de imaginar,Trilogía de sombras)
La religiosidad del poeta (su Dios en bondadoso al contrario del Dios cruel de Becerra, que se ha marchado y no quiere saber nada del hombre y en línea con el Dios de Pellicer) salta en el poema siguiente:
Todo retorna a su elemento,
dicen que todo retorna
a su primera esencia,
y este polvo, en cuyo rostro
sopló Dios hálito de vida,
se ha levantado
con el corazón anegado de tanta sangre, de tanto amor, de tanta fe…
(Silencio,Trilogía de sombras)
O en este otro:
Silente llegó la tarde.
El aliento de Dios recorre las plazas,
juega con las hojas de los castaños, entra al cuerpo
e ilumina la tristeza vencida entre los huesos.
(Una gota de luz que se alarga, En los labios del silencio)
El misticismo del poeta, una forma de comunión con la Divinidad, es recurrente en su obra como en la poesía de José Gorostiza7:, la que en palabras del maestro Arturo Cantú, el gran estudioso de su obra explora “la naturaleza inaprensible de Dios”:
Continúo orando con la garganta desgarrada,
con las manos unidas en los misterios de las palmas:
con todo el peso de Dios en el silencio.
(Amaneceres, Los enebros)
O en este otro:
Tal vez ésta sea mi soledad:
estar conmigo para siempre
en el silencio de Dios.
(En el silencio de Dios, Precario resto de palabras)
Y por último, el poeta se acerca a la Divinidad:
Ausculto el rostro de Dios
en la noche del espejo
y encuentro un vacío pleno:
la señal de un dedo que me toca.
(La negra señal, Precario resto de palabras)
Finalmente, el poeta asume la protesta política en alguna parte de su obra:
Hoy, dos de octubre, cumplo casi dos años
de haber roto la última copa
y me acompaña el recuerdo de la masacre,
la sangre tirada en Tlatelolco,
los estallidos que perforan la historia,
los cuerpos que el olvido borró:
hace diecinueve años de mese enlutados y días negros.
(Dos de octubre, La ventisca)
Ciprián Cabrera Jasso, conocido como “Pano” entre los amigos, se suicidó el 11 de marzo del 2012 en su casa de Villahermosa, Tabasco.
1 Ciprián Cabrera Jasso, Obra poética Tomo I y II, Colección Carlos Pellicer, Poesía y Prosa Tabasqueña, Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, 2005 y 2006.


2 Alvaro Ruiz Abreu, La ceiba en llamas, Vida y obra de José Carlos Becerra, Gobierno del Estado de Tabasco, 2008, pág. 160

3 Carlos Pellicer, Selección y prólogo Alberto Enríquez Perea, Ediciones Cal y Arena, Col. Los imprescindibles, 2009

4 Alvaro Ruiz Abreu, La ceiba en llamas, Vida y obra de José Carlos Becerra, Gobierno del Estado de Tabasco, 2008 pág..104

5 Arturo Cantú, En la red de cristal, Edición y estudio de Muerte sin fin de José Gorostiza, UAM/UJAT/Juan Pablos, 2005.pág. 100


6 Arturo Cantú, En la red de cristal, Edición y estudio de Muerte sin fin de José Gorostiza, UAM/UJAT/ Juan Pablos, 2005.pág.104

7 Arturo Cantú, En la red de cristal, Edición y estudio de Muerte sin fin de José Gorostiza, UAM/UJAT/Juan Pablos, 2005.pág.12

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