México, D.F 13 febrero de 2012
Por Jorge Castañares
El extenso estudio de Isaac Deutscher El profeta (Armado, Desarmado y en el Exilio) y la obra más breve de Victor Serge Vie et mort de Leon Trotsky, publicada en 1951 en Paris (la edición que comento es de La Découverte/Poche, 2010) nos ofrecen una valiosísima información sobre la congruencia e integridad moral de uno de los principales líderes de la Revolución rusa, excepcional en el mundo de ayer y más aún en el mundo actual.
En palabras de Victor Serge, quien conoció a León Davidovitch, llamado desde 1919 Trotsky y padeció también la persecución de Stalin:
“Un homme en qui la penseé, l ’ action, la vie “personnelle” formaient un bloc sans fissure et qui suivrait son chemin jusqu ‘ au bout, sans déffaillance; un homme sur lequel en toute circonstance on pouvait compter absolument.”
Al pasar por Irkouts, una población rusa, León Davidovicht escribió por primera vez el nombre de Trotsky sobre su pasaporte, que era el de un carcelero pero cuyo sonido podía corresponder a la palabra alemana trotz, que quiere decir obstinado, resistente.
Las memorias fueron escritas con el apoyo de la viuda de Trotsky Natalia Sedova durante el exilio de Victor Serge en México y tiene referencias continuas a las obras Historia de la Revolución Rusa y Mi vida del mismo Trotsky, escritas en 1929 durante su exilio en Turquía. Serge, aunque nacido en Bélgica, era de padres rusos; vivió en la Rusia revolucionaria hasta su expulsión por Stalin y radicó posteriormente en México hasta su muerte en 1947.
La descripción física del hombre:
De tamaño un poco por debajo de la media, no corpulento pero sólido. De tez blanca, destacaba por una cabellera negra, un pequeño bigote y una pequeña barba por debajo del mentón. Los lentes afilaban su perfil.
Sus hábitos sencillos, no fumaba, no bebía y sus alimentos eran simples. Sus habitaciones eran compartidas con los otros jefes de la revolución tanto en Petrogrado llamada después de muerte de Lenin, Leningrado, como en Moscú.
Personalidad:
Su viabilidad, su vivacidad de espíritu, su capacidad de trabajo revelaban una personalidad enérgica y formada por lo que de acuerdo con Serge, Trotsky buscaba que:
“el partido debería de formarse por hombres de coraje, animados de un pensamiento colectivamente elaborado, ajenos al pesimismo, identificado con los intereses de la clase obrera.
Su intransigencia enérgica en materia de principios, lo llevó a tener diferencias con los principales líderes: por ejemplo propuso la integración de los sindicatos al Estado obrero en oposición a Lenin y sobre todo con Stalin, quien lo perseguiría más tarde. Sin embargo, Lenin reconocía en Trotsky una fuerte personalidad, un hombre inclinado a resolver los problemas con autoridad y organización.
En el exilio, la posición de Trotsky se mantendrá fiel a sus convicciones:
Para lograr las reformas soviéticas, los marxistas intransigentes deberán mantener viva la tradición del bolchevismo y de Lenin, sufrir persecuciones, dar ejemplo de dedicación, no doblegarse en ningún caso, ni hacer concesiones de principios.
Formación ideológica:
Su educación formal se realizó en Odessa, pero se completó con una voraz lectura de los clásicos rusos, de los filósofos alemanes y de los novelistas franceses. Colaboró en varias revistas literarias aunque se consideró siempre un diletante en la materia y en los periódicos tanto de Rusia como del extranjero. Fue corresponsal de uno de ellos durante la guerra de los Balcanes.
En su plática destacaba su continua referencia a la historia, a la Revolución Francesa, a la Comuna de París, lo cual lo muestra un lector frecuente de la historia universal.
Los marxistas le habían inculcado la objetividad socialista, reduciendo el papel del individuo en la historia, destacando el papel de las personalidades en el seno de las masas y con las masas.
Trotsky se pronunció por:
“un partido proletario, marxista, disciplinado en la acción, unido a una solidaridad internacional y enfocado a combatir el capitalismo”.
La viabilidad del comunismo, según su tesis, descansaba en la extensión del mismo a otros países.
En la guerra, su función principal fue de elevar la moral de los combatientes, ya que no se consideraba un estratega, pedía consejo a los especialistas y decidía con base en la información que le proporcionaban. Su inteligencia clara e intuitiva le era de gran ayuda.
Ante las crecientes dificultades económicas, Lenin propondría en 1922 una Nueva Política Económica, que retomaría varias de las propuestas previamente formuladas por Trotsky. Sin embargo, criticaría acerbamente la instrumentación de esas políticas por Stalin en particular en materia de colectivización e industrialización, las cuales no correspondían a las propuestas formuladas originalmente. La oposición de izquierda, de la que Trostky formaba parte, señalaría sus múltiples fallas y sus pobres resultados:
… por la brutalidad, la exageración, una suerte de locura y de terrorismo contras las masas trabajadores.
…una industrialización acelerada, generalmente desordenada, caótica, con planes que eran revisados continuamente, elaborados por técnicos aterrorizados.
Las medidas de Stalin privarían de tierras y provocarían la deportación de dos millones de familias campesinas, una caída de los salarios reales, amplio desabasto en las ciudades y miseria.
Fue autor de varias obras de carácter político, económico y cultural: su libro Revolución y Literatura, escrito en 1922, causó polémica en Rusia y en el extranjero. Fue autor de La Revolución traicionada dura crítica al gobierno de Stalin, el cual consideraba se había apartado de las ideas originales de la Revolución de octubre de 1917:
.”. .Un estado entre el socialismo y el capitalismo, el crecimiento de la burocracia por la pobreza, el racionamiento, la falta de cultura, el alejamiento del proletariado internacional, el crecimiento de la desigualdad, etcétera”.
En 1938, en la nota crítica a un libro publicado en París anotara:
La burocracia soviética, no es un órgano sino un tumor sobre el organismo social, tuvo una función útil en el periodo de la importación y asimilación de las técnicas extranjeras, pero es ahora un obstáculo al desarrollo de las fuerzas productivas.
Sobre el destino de la burocracia, como una nueva clase dirigente, Trotsky, afirmaba que ello dependería de los acontecimientos que se desarrollaran en la escena nacional e internacional.
En el mismo año antes citado, publicó Su Moral y la nuestra, dedicada a su hijo, en la cual critica desde la ética marxista las decisiones de la clase dirigente rusa:
Di pount de vue marxista, qui exprime les interets historiques du proletariat, la fin es justifiee si elle conduit a la augmentacion du povoir del homme sur la natura et a l abolition du povior del homme sur l homme
En 1939, después del Pacto Ruso- Alemán, que no lo tomó por sorpresa, Trotsky comentó:
Alemania llega tarde a querer dominar al mundo. Stalin lo sostiene por la sola razón que en este momento es el más fuerte. En tanto sea fuerte Stalin lo seguirá, a pesar de lo penoso que ello sea, pero ello no será por mucho tiempo.
Ante las purgas de Stalin, Trotsky afirmaba que las conquistas de la Revolución de Octubre peligraban por el régimen totalitario de Stalin, por lo que la acción revolucionaria contra el mismo no era sólo necesaria sino legítima:
“Las masas populares sólo podrán frenar a la burocracia por la violencia revolucionaria”
El texto se ocupa de su nacimiento como Leon Davidovitch en Ucrania, su primera detención en Odessa como líder de una revuelta estudiantil, su primer exilio en Paris y su encuentro con su segunda esposa Natalia Sedova, su encuentro con Lenin y su esposa Nadiejda Kroupskaya en Londres, el Congreso del partido obrero socialdemócrata ruso que concluye con la separación entre bolcheviques y mencheviques, su liderazgo en el estallido revolucionario de 1905 que hace temblar a la monarquía rusa, su detención y deportación a Siberia y el escape al extranjero, el estallido de la Primera Guerra Mundial y la vida en París hasta su expulsión por actividades anarquistas, su estancia en Nueva York y su salida, los momentos estelares de la revolución de octubre de 1917, y su largo exilio por varios países, entre otros momentos.
Durante las jornadas revolucionarias de 1917, protagonizadas por las pugnas entre el gobierno provisional presidido por Kerensky y los soviets o comités de trabajadores, Trotsky jugó un papel fundamental junto con Lenin en el desarrollo de los acontecimientos: sus tres lemas eran: desconfianza a la burguesía, control sobre los propios jefes y confianza en las propias fuerzas. Su rechazo era total al gobierno provisional. Este, con base en calumnias los acusó y pidió su detención: Lenin y Zinoviev se refugiaron en Finlandia, después Trotsky fue arrestado en la casa que habitaba y llevado a la prisión de Kresty donde se encontraban Kamenev, Raskolnikov y Lounatcharsky. Los intentos golpistas del general Kornilov, entusiasmado por Kerensky y luego traicionado, fueron frenados. Trotsky sale de la prisión directamente a presidir el Soviet de Petrogrado, donde los bolcheviques obtienen la mayoría y negocia con las fuerzas hostiles concentradas en la fortaleza de Pedro y Pablo. Los principales líderes de la revuelta se deciden por el levantamiento, contra la opinión de algunos de sus cercanos seguidores. Kerensky lleva a cabo sus últimas maniobras, pero los miembros del gobierno son arrestados y se designa a un consejo de comisarios del pueblo, que asume las tareas de gobierno. Trotsky se encargó de las Relaciones Exteriores y participó en las negociaciones de Brest-Litovsk, que concluyeron en la firma de un armisticio con los alemanes y austriacos.
Fue también destacable la participación de Trotsky, en su función de presidente del consejo revolucionario de guerra. En la formación del nuevo ejército rojo que llevó a cabo prácticamente de la nada, ya que el ejército imperial había desparecido. Esto lo hizo teniendo como principios una disciplina fundada en la convicción, de que los soldados tuvieran una educación política, de mantener la moral y de que los jefes estuvieran capacitados para mantener las buenas costumbres en un ambiente de camaradería igualitario. Las fuerzas militares se integraron con jóvenes trabajadores, militantes del partido y cuadros de viejos militares de carrera. Al frente del mismo, Trotsky participó en varias acciones militares contra el ejército conservador (blanco) que buscaba recuperar el poder durante los dos años y medio de guerra civil, después de la toma del poder por los soviets.
En la opinión de Víctor Serge, la característica de Trotsky frente a los adversos acontecimientos era:
El no desespera nunca en las situaciones más graves, sus respuestas fueron un despliega de energía, apelo a las masas y confianza en la revolución...La política prevalecía sobre el hombre de guerra, y la misma no era aventura, es decir, no corría riesgos sin valorar los factores a su favor.
Con Stalin, con el cual las relaciones nunca habían sido cordiales, decía que éste consideraba traidor a cualquier rival en potencia; existía resentimiento a partir de las múltiples deferencias de Lenin con respecto a Trotsky (basadas en el reconocimiento de sus ideas y en su capacidad de acción contrapuesta a la labor de Stalin enfocadas al trabajo dentro del partido).
A partir de la muerte de Lenin en 1924, Stalin al frente del Secretariado del Comité Central y con el apoyo de otros miembros del Comité Central como Kamenev y Zinoviev, con los cuales constituiría un triunvirato, lanzaría una campaña para desacreditar a Trotsky y aislarlo con la finalidad de reducir su poder y prestigio, comprometerlo y subordinarlo a sus dictados. La actitud rebelde de Trotsky y el creciente poder de sus enemigos, se manifestó en la pérdida de las funciones sustantivas que había desempeñado desde el estallido de la revolución.
A pesar de la creciente fuerza del grupo opositor, Trotsky insistiría ante lo que llamó “la degeneración oportunista de la vieja guardia o parte de ella”, en fortalecer la democratización de la vida del partido.
Durante 1926, el triunvirato comenzó a resquebrajarse ante las crecientes diferencias entre Stalin, Kamenev y Zinoviev que terminaron por hacer frente común con Trotsky. Sin embargo, el control adquirido por Stalin en el Comité Central era tal que cada uno de ellos sería gradualmente desplazado del poder: Kamenev del Soviet de Moscú y Zinoviev del Soviet de Leningrado y de la Internacional Comunista.
En octubre de1927, Trotsky fue expulsado del Comité Central después de una valiente defensa y el 17 de enero de 1928, bajo una estricta vigilancia deportado al interior del país. Kamenev y Zinoviev acatarían los dictados de Stalin pero serían víctimas del proceso llamado de los Trece en Leningrado, donde se les condenaría y posteriormente morirían fusilados en una cárcel de la policía secreta. Trotsky fue transferido primero a Alma Alta (1928) en Asia Central, luego a Turquía (1929-33) donde se le comunicó la pérdida de la nacionalidad, brevemente en Francia (1933-34), Noruega (1935-37) y finalmente llegaría a México a principios en 1938, donde vivió hasta 1940. En este último año, un agente de Stalin, después de un primer fallido atentado encabezado por el pintor David Alfaro Siquieros en mayo, lo asesinó en su casa de Coyoacán, ahora convertido en un museo que lleva su nombre, el 20 de agosto.
La familia de Trotsky sufriría también la persecución de Stalin: Zenadia Volkov su hija se exilaría en Berlín y se suicidaría en 1933, su hijo Serge aunque ajeno a la política sería detenido en 1935 y asesinado tres años más tarde y su hijo León moriría en circunstancias oscuras en 1937, después de practicarle una operación de apendicitis. Sobrevivirían su esposa Natalia y su nieto Siéva, hijo de Zenaida.
Las purgas de Stalin acabarían con lo mejor de la generación que estuvo al frente de la Revolución de 1917: sus oponentes fueron sometidos a juicios donde se les obligaba a aceptar culpas inventadas (el mencionado proceso de los Trece de Leningrado en 1937 y el de Moscú de 1938 con 21 inculpados) donde en palabras de Trotsky “la acusación procedía de una mentalidad totalitaria que partía de la obediencia absoluta al jefe genial”; algunos eran fusilados otros deportados a los campos de internamiento o encerrados en las cárceles de la policía secreta (Guèpéou) y apenas las penas concluían debían de enfrentar nuevos cargos (traición, sabotaje, conspiración, espionaje, terrorismo); otros eran exilados en el exterior previo acuerdo con los gobiernos extranjeros o se escapaban del cerco de los agentes enviados para detenerlos o se les asesinaba en los países de asilo.
lunes, 13 de febrero de 2012
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