Por Jorge Castañares
En una reciente visita a Villahermosa recorrí el remodelado Museo de Antropología, que lleva el nombre de su fundador el poeta Carlos Pellicer Cámara, el cual fue abierto el 22 de diciembre del año pasado.
El recinto estuvo cerrado varios años después de haber sido severamente afectado por la inundación que sufrió la capital del estado en 2007, el deterioro normal de un edificio de uso público inaugurado en la década de los setenta y el rezago ante los cambios que se han tenido en materia de nuevas tecnologías enfocados a un mejor aprovechamiento de estos espacios.
En la remodelación resaltan algunos aspectos novedosos como la intención de tener un museo en comunicación con el entorno, donde sobresale el cauce del río Grijalva; la selección de piezas del inventario que permite su mejor apreciación; el uso de los espacios abiertos; y la selección de materiales claros en muros y pisos.
El museo está parcialmente abierto, ya que otras áreas de exhibición están todavía en proceso de recuperación; el área de servicios, que incluye un espacio para venta de publicaciones y reproducciones de piezas está incompleta y luce desangelada; y aún no se cuenta con títulos en varias piezas.
El entorno del edificio, es decir, las áreas ajardinadas debe ser todavía objeto de un adecuado diseño de paisaje, que complemente la intención original de integrar al inmueble con el espacio exterior.
Esto, además, conlleva al adecuado mantenimiento de algunos edificios vecinos como la plaza existente en su costado izquierdo, que alberga algunos espacios culturales y el llamado CICOM, que favorecería contar con un conjunto cultural integrado y recuperado.
En materia de información, a pesar de los títulos de piezas, de la información en muros y de las cartelas que se ofrecen para lectura, considero que la misma se pude enriquecer con la utilización de algunos videos que complementen de manera atractiva la presentación de las piezas algunas de destacada belleza como una rara cabeza sonriente, un hombre deforme, una vaso policromado, la estela encontrada en el sitio conocido como El Tortuguero (de renovado interés por la fecha del 2012, cambio de ciclo en la cuenta larga del calendario maya), un atlante, entre otras.
El mayor monto de piezas corresponde a las culturas olmecas y mayas, que se desarrolló en parte del estado, pero se cuenta también con un importante acervo proveniente de otras culturas del noreste y del altiplano. Esto hace al museo una alternativa atractiva con el otro gran parque museo de la ciudad, el de la Venta. Por ello, sería poco recomendable mover las piezas de este último como se hizo ahora con un mosaico de serpiente en bloques de serpentina bajo la justificación del daño provocado por la intemperie.
El esperado rescate del recinto replantea la necesidad de promover un mayor conocimiento de este patrimonio entre los tabasqueños a través de la programación de visitas en las escuelas, de una adecuada difusión en la prensa impresa y electrónica y de la realización de eventos culturales vinculados al renovado inmueble, que lo convierta en una instancia viva y cercana a la gente.
En general, con la reapertura del museo se ha recuperado un gran espacio cultural no sólo para el disfrute de los tabasqueños sino para la mayoría de los interesados en el rico y notable patrimonio cultural de nuestro país.
En una reciente visita a Villahermosa recorrí el remodelado Museo de Antropología, que lleva el nombre de su fundador el poeta Carlos Pellicer Cámara, el cual fue abierto el 22 de diciembre del año pasado.
El recinto estuvo cerrado varios años después de haber sido severamente afectado por la inundación que sufrió la capital del estado en 2007, el deterioro normal de un edificio de uso público inaugurado en la década de los setenta y el rezago ante los cambios que se han tenido en materia de nuevas tecnologías enfocados a un mejor aprovechamiento de estos espacios.
En la remodelación resaltan algunos aspectos novedosos como la intención de tener un museo en comunicación con el entorno, donde sobresale el cauce del río Grijalva; la selección de piezas del inventario que permite su mejor apreciación; el uso de los espacios abiertos; y la selección de materiales claros en muros y pisos.
El museo está parcialmente abierto, ya que otras áreas de exhibición están todavía en proceso de recuperación; el área de servicios, que incluye un espacio para venta de publicaciones y reproducciones de piezas está incompleta y luce desangelada; y aún no se cuenta con títulos en varias piezas.
El entorno del edificio, es decir, las áreas ajardinadas debe ser todavía objeto de un adecuado diseño de paisaje, que complemente la intención original de integrar al inmueble con el espacio exterior.
Esto, además, conlleva al adecuado mantenimiento de algunos edificios vecinos como la plaza existente en su costado izquierdo, que alberga algunos espacios culturales y el llamado CICOM, que favorecería contar con un conjunto cultural integrado y recuperado.
En materia de información, a pesar de los títulos de piezas, de la información en muros y de las cartelas que se ofrecen para lectura, considero que la misma se pude enriquecer con la utilización de algunos videos que complementen de manera atractiva la presentación de las piezas algunas de destacada belleza como una rara cabeza sonriente, un hombre deforme, una vaso policromado, la estela encontrada en el sitio conocido como El Tortuguero (de renovado interés por la fecha del 2012, cambio de ciclo en la cuenta larga del calendario maya), un atlante, entre otras.
El mayor monto de piezas corresponde a las culturas olmecas y mayas, que se desarrolló en parte del estado, pero se cuenta también con un importante acervo proveniente de otras culturas del noreste y del altiplano. Esto hace al museo una alternativa atractiva con el otro gran parque museo de la ciudad, el de la Venta. Por ello, sería poco recomendable mover las piezas de este último como se hizo ahora con un mosaico de serpiente en bloques de serpentina bajo la justificación del daño provocado por la intemperie.
El esperado rescate del recinto replantea la necesidad de promover un mayor conocimiento de este patrimonio entre los tabasqueños a través de la programación de visitas en las escuelas, de una adecuada difusión en la prensa impresa y electrónica y de la realización de eventos culturales vinculados al renovado inmueble, que lo convierta en una instancia viva y cercana a la gente.
En general, con la reapertura del museo se ha recuperado un gran espacio cultural no sólo para el disfrute de los tabasqueños sino para la mayoría de los interesados en el rico y notable patrimonio cultural de nuestro país.
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