Plan
México: buenos deseos frente a la terca realidad
El llamado Plan México presentado por la presidenta
Sheinbaum como la respuesta de México al embate de los aranceles del presidente
Trump el pasado 3 de abril contiene una serie de propuestas que están
relacionados con la actividad que realiza el Estado en el ámbito productivo,
del transporte y la comunicación y del bienestar social. Este contiene
propuestas que se realizarán durante el presente periodo de gobierno que cubre
del 2025 al 2030
Estas
propuestas se refieren tanto a sectores como energía, producción agropecuaria,
producción manufacturera, transporte, carreteras, puertos y aeropuertos, vivienda,
escuelas y hospitales.
Además, en la visión asistencial que se ha asumido desde el pasado gobierno el plan incluye los llamados programas sociales, los cuales son ahora ya obligación gubernamental de sostener en la medida que han quedado plasmados en las recientes reformas constitucionales. Los programas sociales suman 836 mil millones de pesos, lo que representa el 12.8% del gasto programable en 2025 contra el 10.9% del gasto programable estimado el año pasado (741 mmdp). En la lista de nuevos programas se incluye los de interés de la nueva presidenta: beca universal Rita Cetina por 79 mmdp, programa de vivienda social por 32 mmdp (nuevos créditos para adquirir vivienda por INFONAVIT), apoyo a mujeres de 60 a 64 años por 15 mmdp que en total suman 126 mmdp, además del programa salud casa por casa, cuyo monto sería de 2 mil millones de pesos.
En
la visión del gobierno su ámbito de actuación no tiene límites en cuanto los sectores
productivos que puede abarcar; sin embargo, en la medida en que los recursos
detrás de los proyectos se estiman que provendrán principalmente vía el
presupuesto gubernamental habrá que considerar que éstos sólo se podrán
realizar en función de la disponibilidad de los recursos económicos con los que
cuente el gobierno.
En
este sentido, será importante tener en cuenta los recursos que provendrán de
los ingresos públicos, lo cual cuando menos en este año y el próximo estarán
limitados por la nula o baja tasa de crecimiento económico. Las estimaciones
del gobierno han sido consideradas por la mayoría de los especialistas como muy
poco realistas: tasas de crecimiento del 1.9% muy por encima de las estimadas
por otras instancias (algunas ya negativas) aunado a las restricciones que
implican los compromisos asumidos para bajar el déficit presupuestal y reducir
el endeudamiento externo para disminuir el riesgo país (lo que se la ha llamado
la consolidación fiscal)
En
el plan se menciona la complementación con el sector privado en algunos ámbitos
se dice en el caso de la limitada apertura en energía o la participación con el
sector privado en obra pública, pero todo ello está en medio de un contexto muy
poco favorable tanto en lo interno como externo. Las reformas tanto en el plano
judicial como la eliminación de los órganos autónomos cambiaron radicalmente
las perspectivas del país para los empresarios mientras que las llamadas leyes
secundarias en el ámbito energético no ofrecen las ventajas que se tienen en el
caso de otros países (Canadá produce 5 millones de barriles diarios de petróleo
con un mercado abierto a la inversión extranjera mientras que nuestro país
apenas produce 1 millón 600 mil barriles diarios bajo esquemas de participación
limitados a los privados). En lo externo, las políticas de Trump en materia de
aranceles encaminada a cerrar su mercado para que las inversiones regresen a su
país y se reduzca el saldo negativo de la balanza comercial tienen efectos
sobre las decisiones de inversión tanto internas como externas.
No
está por demás señalar que las optimistas cifras de inversión extranjera
directa que manejan algunos funcionarios
gubernamentales para los próximos años están lejos que se realicen mientras
prevalezca la incertidumbre provocada por las cambiantes decisiones del presidente
Trump ( ya se aplican aranceles al acero y aluminio y a los autos y refacciones
que no estén producidas con las reglas de contenido regional del acuerdo trilateral,
pero no está claro si al finalizar los 90 días que se tiene de pausa México y
Canadá continuarán sin ser gravados con aranceles uniformes o el fin que tendrá
la amenaza de pagar aranceles del 25% si no hay esfuerzos evidentes contra la
lucha al tráfico del fentanilo y la migración).
Los datos más recientes de inversión extranjera estimados por los especialistas
consultados por Banxico (marzo de 2025) muestra una disminución de 1,900
millones de dólares entre lo que se estima para 2025 y lo logrado en 2024 (34,
971 millones de dólares contra 36,872 millones de dólares)
En particular cabe resaltar algunas propuestas como son las inversiones en el ámbito energético (se dice que están encaminadas a la soberanía energética), donde en el caso de los hidrocarburos se proyectan niveles de producción de líquidos, de gas (dependencia de alrededor del 73% del exterior), refinación (60% de la gasolina que se consume es importada) y de fertilizantes (insuficiente producción para el consumo interno que se espera revertir surtiendo el 90% de la demanda nacional) por arriba de los actuales mientras que en el caso de la electricidad se pretende un notable aumento en la capacidad de generación (con una participación acotada al 45% para los privados) con base a las reformas promulgadas a la Constitución y a las leyes secundarias (Ley de Pemex, de la CFE, Ley de Hidrocarburos, Comisión Nacional de Energía, Ley de Ingresos de hidrocarburos, etcétera) que sin conocer a los llamadas contratos mixtos están lejos de permitir una apertura que entusiasme a los inversionistas (áreas de interés de Pemex o SENER, selección de potenciales inversionistas, menor reconocimiento de costos, mayor contenido nacional, solución de disputas de acuerdo con las leyes nacionales y permisos que otorgan ventajas a las empresas públicas contra las privadas). En el caso de los hidrocarburos, llama la atención que los mayores niveles que se proyectan se harían con una reducción del 35% en la inversión física de la empresa, por lo que probablemente consideran que con la limitada apertura los recursos faltantes provendrán de los privados. En el caso de la electricidad se incluyen 59 proyectos de inversión, aunque el aumento de la inversión física programada para 2025 será de 1% con respecto a la observada en 2024, los cuales representarían una inversión de 22 mil 377 millones de dólares (26 proyectos vienen de la administración anterior que están inconclusos por falta de recursos) para ampliar la capaciad de generación donde se dice también participarían los privados.Esto excluye la inversión en multiples proyectos que según señalan se haría en transmisión y distribución donde la CFE tiene el monopolio.
En
la producción agropecuaria se proyectan inversiones (se dice que están
encaminados a la llamada soberanía alimentaria sueño que viene desde los ochenta
con el extinto Sistema Alimentario Mexicano que tenía el mismo propósito) para
producir los granos básicos de la dieta alimenticia maíz, frijol y arroz a
través de los programas de apoyo al campo que incluyen precios de garantía, fertilizantes
gratuitos y diversos apoyos a la producción que se han dado desde el pasado
gobierno (48 mil millones de pesos se darán este año al programa de precios de
garantía, programa de fertilizantes y producción para el bienestar consistente
en apoyos para la siembra de granos básicos) con resultados desastrosos en
cuanto a los volúmenes obtenidos: se importa cada vez más para cubrir las
necesidades del país (somos el prinicipal importador de maíz a nivel mundial siendo Estados Unidos el mercado de origen de dichas compras). Los apoyos privilegian a los campesinos de subsistencia
que sólo producen para el autoconsumo y no a los productores que cubren las necesidades
del mercado.
En
el plan se subraya con particular interés los proyectos ferroviarios de la presidenta,
se incluyen los proyectos inconclusos del gobierno anterior, pero otros son los
nuevos que tiene en interés en impulsar; en todos los casos son proyectos de
dudosa rentabilidad económica. En la lista de los criterios para 2025 están el
tren
maya (40 mmdp), tren México-Querétaro (30 mmdp), tren interoceánico (25 mmdp),
tren AIFA Pachuca (25 mmdp), tren interurbano México-Toluca (6 mmdp) y tren
Lechería AIFA (3 mmdp). El propósito parecería ser que en cinco años estaría
comunicado el país vía trenes no importa los costos de construcción y operación
de las líneas férreas (habría ampliación de Querétaro hasta Nuevo Laredo y
hasta Nogales vía Guadalajara). Los proyectos que incluyen los trenes y la obra
pública (carreteras, agua y demás) representan un monto de 189 mmp, menor a los
223 mil millones de pesos de 2024 y a los 232 mdp de 2023 (el tren maya
recibirá en 2025 la cantidad mayor, aunque es menor con respecto al año previo
67.5% y la mayor parte se destinará a gasto corriente)
En obra pública se incluyen
varios proyectos de mantenimiento, construcción y ampliación de carreteras, distribuidores
viales y caminos artesanales, que de acuerdo a los criterios de política para 2025 representarían una erogación de 20 mil
millones de pesos, que saldrían principalmente del presupuesto federal, aunque
se mencionan 7 proyecto de inversión mixta en carreteras y puentes que no
sabemos a qué esquemas se refieran, ya que las asociaciones público-privadas no
dieron buenos resultados. Además, se incluyen obras en puertos y aeropuertos,
escuelas y hospitales cuyo financiamiento se supone provendría también de
recursos públicos que parecerían ser inagotables en términos del número de los
proyectos que se han formulado en el mencionado plan.
En otros proyectos se menciona
fortalecer y ampliar la producción de vehículos para el consumo nacional,
aumentar su contenido nacional y producir autos eléctricos, no sabemos con qué
recursos, aunque cabría señalar que China produjo más de 6.8 millones de autos
eléctricos en 2023, lo cual hace muy difícil que se pueda competir con dicho
gigante automotriz, ya que ha dejado en el camino a las grandes empresas
europeas y estadounidenses. Por otro lado, la ampliación del consumo nacional
de vehículos no se sabe si se pretende con ello que sean vehículos hechos
totalmente en México (lo cual sería contrario a la política de segmentación que
desarrollan las marcas que operan en nuestro país) o sólo a facilitar su
adquisición, lo que implicará aumentar la capacidad de compra de los
consumidores locales. En este mismo tenor se inscribe el propósito de sustituir
importaciones (política del llamado desarrollo estabilizador de los años
sesenta y ochenta) por 36 mil millones de pesos en textil, calzado, muebles,
ropa y juguetes entre otros, quizás sólo cerrando las plazas chinas que existen
en las principales ciudades del país se podría lograr este objetivo.
En general, se concluye que
todas estas inversiones producirían un alud de nuevos empleos en la mayoría de
los sectores productivos en 2025: obra pública 500 mil empleos, vivienda 400
mil empleos, sustitución de importaciones 50 mil empleos y así sucesivamente,
lo que nada tendría que ver con la estimación del Banxico sobre la creación de
empleos en 2025 que está en el rango de 220 mil a 420 mil empleos, se quedaron
muy cortos en sus estimaciones (el año pasado con una tasa de crecimiento de
1.3% se generaron 213, 993 empleos formales por lo que las cifras que están
incluyendo en el plan parecen irrealizables)
En conclusión, el plan México
nos pone en la ruta que según dicen nos colocará como la décima potencia
económica en el transcurso de algunos años desplazando a Canadá (el número diez
actual) y Rusia (el número once actual); siempre se vale soñar y para hacernos
soñar nadie mejor que los políticos.
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