martes, 27 de julio de 2010

El Quiosco morisco de Santa María La Rivera








Por Jorge Castañares
2010
Hace poco, en una ocasional visita a la Santa María Rivera, me desplace a su plaza principal, con la intención de apreciar su mayor atractivo y orgullo: el Quiosco morisco.

Por desgracia, la plaza continúa aún en obra, a pesar de que fue iniciada por la pasada administración delegacional: falta arreglar varios detalles del piso, la jardinería está abandonada y la limpieza está descuidada. Ignoro cómo está la iluminación, que puede ser un gran atractivo para una visita nocturna.

Este magnífico monumento, hecho de hierro y plazas metálicas labradas con decorados moriscos, fue realizada con motivo de la exposición internacional que se realizó en Nuevo Orleáns entre 1884 y 85. El diseño fue del ingeniero y arquitecto José Ramón Ibarrola, del cual no se conoce otra obra de similar relevancia. La influencia morisco-árabe estaba presente en Europa aunque no sólo en la arquitectura sino en la literatura y en las artes plásticas. Gustave Flaubert y Guy de Mauppasant, son dos exponentes literarios, con una gran veneración por la cultura del oriente.


Durante mucho tiempo, el quiosco morisco estuvo en la Alameda Central, en Avenida Juárez frente a lo que antaño fue la iglesia de Corpus Christi. El sitio fue ocupado por el monumento al Benemérito Juárez, inaugurado en 1910, con motivo de las fiestas del Centenario.

Fue a partir de 1900, que el monumento se traslada, a la Santa María La Rivera, entonces colonia de moda del porfirismo, con lo cual se elevó el prestigio de la misma. Esta operación requirió desarmarlo y armarlo nuevamente, lo cual era una característica de algunos edificios de esa época. Tal fue el caso del vecino Museo del Chopo construido en Alemania; del Palacio de Orizaba, realizado en Bélgica; y del edificio comercial que alberga actualmente una importante fundación poblana, proveniente de Francia.

Cabe destacar, que el arte morisco-árabe inspiró en la arquitectura a muchos otros arquitectos, que construyeron en varias partes del país. Entre ellos el arquitecto Eduardo Tamariz, que en Puebla construyó el Hospital de la Maternidad y rediseñó el interior de varias casonas coloniales; otro ejemplo destacado, es la sala principal del Teatro Juárez en Guanajuato, obra de los arquitectos José Noriega y Antonio Rivas Mercado, y el reloj que la colonia otomana regaló a ciudad, que se encuentra en la esquina de 16 de septiembre y Bolívar.

A pesar del descuidado entorno, todavía el monumento se destaca en medio de la plaza, conservándose en su mayor parte en buen estado, aunque algunos detalles requieren de atención, para evitar un mayor deterioro. Esto, en la medida, que el monumento se ha convertido en un símbolo de identidad y orgullo de los residentes de este viejo barrio. Por fortuna, se tiene ahora personal en la zona que está trabajando tanto en el monumento como en la plaza, lo que augura que las condiciones probablemente se modificarán en los próximos meses.

Esta zona se ha beneficiado de varias obras en proceso o en operación, que le están cercanas como es la Estación Buenavista del Tren Suburbano, la aledaña gran plaza comercial Forum, la Biblioteca “José Vasconcelos”, el recientemente reinaugurado Museo del Chopo y el Museo de Geología de la UNAM, objeto de una completa restauración, que lo hace lucir como en esus mejores tiempos.

Una buena señal, de recuperación de este viejo espacio urbano, es que en torno a la plaza se han comenzado a abrir cafés, restaurantes (uno de los contados de comida rusa que existe en la ciudad), neverías, pastelerías, bares y se están recuperando viejas casonas que aún conservan sus bellas fachadas de cantera.

1 comentario:

  1. Hola Jorge, veo que tu visita a la alameda de Santa María la Ribera no ha sido reciente, porque de hace una tres semanas a la fecha han comenzado trabajos de "remodelación" en el kiosco, y lo digo así porque a estos trabajos, jamás se le podrían llamar de restauración, ya que a pico y pala han destrozado el piso de marmol al interior del kiosco, y ha sufrido algunos daños estructurales en manos de los supuestos restauradores que lo están trabajando. No sé si pudiste observar las fuentes, las cuales eran de talabera antigua y ya han sido destruidas parcialmente, para reconstruirlas del material horrible con el que han substituido el adoquín... Por otra parte hay vecinos que ya han investigado y los trabajos que se realizan núnca obtubieron un permiso por parte del INAH para tocar el kiosco y trabajar en él... Así que en este momento se están recabando firmas para que las autoridades nos den una explicación y se tomen medidas contra los responsabele. Saludos !
    Pavel

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