miércoles, 21 de julio de 2010
Barrios de la ciudad: La Lagunilla
Por Jorge Castañares
La Lagunilla, es otro de los barrios antiguos, del Centro Histórico, el cual se formó en el cuerpo de agua que formaba una entrada del lago que circundaba a Tenochtitlan, en cuyas orillas se encontraban varios barrios pertenecientes a una demarcación conocida como Cuepopan o Tlaquechiuhcan. Era el límite noroeste de la ciudad mexica y en la cercanía estaba la acequia de Tezontlali, que separaba a ciudad. En la colonia –según algunos cronistas de dicho periodo- fue un área habitada principalmente por indígenas donde se comerciaban viandas, semillas y legumbres en puestos o “sombras”; después, a principios de siglo pasado, existió un mercado conocido como Santa Catarina, en torno al cual fue creciendo de manera desordenada la actividad comercial. En la actual plaza de Garibaldi, por ejemplo, existía con el nombre de la plaza de “El Baratillo”, un mercado de compra venta de productos usados. El barrio, en la actualidad está limitado, al norte, por Rayón; al sur, por República de Perú; al este, por Lázaro Cárdenas; y al oeste, por República de Chile y Comonfort.
La actividad comercial del barrio se hace en torno a varios giros, los cuales se concentran en algunas de sus calles. En efecto, en Honduras, Chile y parte de Brasil, (después de la Plaza de Santo Domingo), se tienen comercios donde se venden diseños de ropa novia, quinceañeras, primera comunión y bautizos incluyendo los adornos relacionados con estas celebraciones. Además, de ropa de etiqueta para los acompañantes masculinos en los casos de los dos primeros eventos. Algunas son sucursales de reconocidas marcas existentes en otras partes de la ciudad. Los clientes provienen no sólo de la ciudad sino del resto del país.
Además, de estos comercios se tienen en el área tres mercados cuyo nombre original es Nuevo Mercado de Santa Catarina pero que se conocen como Lagunilla construidos en la década de los cincuenta. Entre las calles de Allende, Comonfort, Rayón y Ecuador está el mercado de ropa y calzado a precios muy accesibles para toda la familia, incluyendo los vestidos para las grandes ocasiones y de atuendos folclóricos. Entre Allende, Plaza Comonfort y Callejón de la Vaquita está el mercado de muebles donde se venden salas, comedores, recámaras o muebles individuales. Este se desborda a otras calles aledañas. Los comercios son modestos, los muebles sin muchas pretensiones y los precios están sujetos al regateo de los clientes. Por último, entre Comonfort y Rayón está el mercado de comestibles donde se venden verduras, frutas y otros alimentos.
En este mismo barrio, entre Rayón, Comonfort y la lateral de Reforma hasta la Glorieta de Cuitláhuac, incluyendo calles como Libertad y Jaime Nunó se instala todos los domingos el tradicional mercado de antigüedades que lleva el mismo nombre. Este es el espacio más grande del país para comprar y vender todo tipo de manufacturas antiguas: muebles, tapetes, objetos decorativos, vestidos, joyería, monedas, discos, revistas, libros, cristalería, vajillas, cuchillería etcétera. Este famoso mercado es visitado por la gente local, nacionales y extranjeros, lo que lo convierte en un atractivo turístico de la ciudad. A pesar de los visitantes, los servicios turísticos son modestos en todo el barrio: sólo unos contados hoteles en particular en la vecina República de Cuba y fondas de comida nacional.
En el área se encuentran varios inmuebles que tienen valor arquitectónico como son: la iglesia de Santa Catalina Mártir, que data del siglo XVIII y la Capilla de la Concepción, Cuepopan (nombre mexica del barrio), del mismo siglo. Además, de estos en los alrededores se tienen dos inmuebles religiosos importantes: el Convento de la Pura y Limpia Concepción (S. XVIII), que fue el primer edificio de religiosas en el continente americano (sólo se conserva la iglesia) y el Convento de San Lorenzo (S.XVIII), cuyo edificio fue restaurado por Matías Goeritz (1954), que conserva iglesia y convento. Este último es sede de la Unidad Centro Histórico del IPN.
En este barrio se tienen varias plazas: Santa Catarina, donde se levanta una estatua de Leona Vicario, que muestra un discreto encanto, rodeada de edificios con fachadas restauradas; la Plaza de la Concepción, con su famosa capilla barroca; y la pequeña plaza de Montoro, donde se tienen ahora juegos infantiles.
De entre estas, la más importante es la Plaza de Garibaldi (llamada originalmente Santa Cecilia) -en homenaje al nieto del héroe italiano Giuseppe Garibaldi, quien peleó durante la Revolución- uno de los espacios de tradición nocturna más conocidos de la ciudad. Este es el sitio preferido por los locales y los turistas para escuchar la música popular mexicana, en particular del mariachi; beber, dos de las grandes bebidas nacionales, el mezcal y el tequila; y comer, algunos de los platillos más tradicionales en el popular mercado de San Camilito. En torno se tienen varios sitios donde se pueden disfrutar de espectáculos que incorporan el folclor nacional. Esta plaza albergará en algunos meses un nuevo museo dedicado a las dos bebidas mencionadas, en un espacio moderno y de atractivo diseño.
Además, en la calle de Perú se encuentra uno de los dos recintos más importantes que tiene la ciudad, para disfrutar del boxeo y la lucha libre: la Arena Coliseo, inaugurada en 1943. Esta es un lugar de gran tradición entre los aficionados, donde se han presentado los principales ídolos nacionales: Santo, Blue Demon, Tonina Jackson, el Rayo de Jalisco y otros de los nombres prestigiosos de este deporte.
En los alrededores, el único teatro todavía en funciones, es el famoso Blanquita, abierto en 1960, sobre Lázaro Cárdenas, un recinto de gran tradición en el ámbito del teatro de revistas y de la música popular. Ha sido el escenario de presentación de famosos solistas y de agrupaciones musicales: Dámaso Pérez Prado, Sonora Santaneca, Luis Alcaraz, María Victoria, Celia Cruz, Sonia López etcétera. Este espacio, restaurado en 1999, se ha logrado conservar, a pesar de que muchos otros, como el Lírico, en la calle de Cuba, han desaparecido salvándose sólo su fachada.
A unos pasos de Garibaldi, opera la delegación un importante recinto para la educación, la cultura y la recreación, el Centro Cultural Guelatao, que atiende a los residentes de este barrio y de otros aledaños. El moderno inmueble, se distingue por su altura en el paisaje urbano de inmuebles bajos que caracteriza a esta parte de la ciudad. Además, con recursos públicos y privados opera un centro de educación de música tradicional mexicana, fundado por el fallecido maestro García Blanco, en las instalaciones de una antigua fábrica de seda, en la calle de González Bocanegra
A partir del rescate del Centro Histórico, se han comenzado registrar cambios importantes en la imagen urbana de este barrio aunque de una menor magnitud a las obras emprendidas en otras partes del mismo. En este sentido, destacan la recuperación de las fachadas que se está haciendo en Brasil; el remozamiento de la plaza, arreglo de fachadas y jardinería realizadas en Garibaldi; la recuperación de fachadas en Santa Catarina; y de la plaza y las fachadas de los inmuebles de la Concepción. Este rescate es probable que lleve más adelante a los cambios de pavimentación, banquetas y equipamiento urbano que se han visto en otros espacios del Centro Histórico.
En este barrio se tienen varios problemas que requerirían de atención el logro de una debida recuperación, como son: comercio ambulante en algunas calles (Honduras, Brasil, Comonfort); abandono de muchos inmuebles, en particular, de sus plantas altas; tráfico intenso en algunas calles como Allende y República de Chile; anarquía en los anuncios comerciales; y una población residente en disminución, habitante de vecindades que se ocultan detrás de los locales comerciales de algunas de las principales calles. Esto último es resultado de la falta y el deterioro de los servicios básicos, además de la inseguridad, que ha comenzado gradualmente a ser irradicada con una mayor vigilancia.
En la medida en que se avance en el rescate integral, se fortalecerá la tradición comercial, que desde hace siglos existe en este barrio, lo que favorecerá un mayor número de visitantes, y el regreso de los residentes, dinamizando la vida del mismo.
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