PANORAMA GENERAL DE LA POLITICA EXTERIOR DE MEXICO
Y SU RELACION CON ESTADOS UNIDOS
(16 octubre de 1997.)
Por Jorge Castañares
El marco legal de la política exterior de México está determinado por la fracción X del Artículo 89 de la Constitución. La política exterior de México se sustenta en una serie de principios, que son resultado de las necesidades del interés nacional como de la experiencia histórica que hemos vivido los mexicanos. Estos principios son: la no intervención, la autodeterminación de los pueblos, la solución pacífica de las controversias, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza, la igualdad jurídica de los Estados, la búsqueda de la paz y la seguridad internacionales y la cooperación internacional para el desarrollo.
Con plena conciencia de estos principios, y de la vinculación que debe tener la política exterior con la interior, el Gobierno actual estableció en su Plan Nacional de Desarrollo (1994-2000) objetivos entre los que destacan los siguientes: fortalecer la capacidad del Estado para garantizar la seguridad nacional y la ley; preservar el peso político y económico de México frente al exterior; lograr que la política exterior respalde los intereses nacionales; y asegurar la vinculación con las comunidades de mexicanos y de origen mexicano en el exterior. De acuerdo con el PND, los objetivos y estrategias de la política exterior están subordinados al principio rector del fortalecimiento de la soberanía nacional.
La soberanía se expresa en la preservación de la integridad territorial, en la vigencia del Estado de Derecho, en la definición de objetivos propios de desarrollo y en el fortalecimiento de nuestra identidad. No obstante, la defensa de nuestra libre capacidad de decisión no puede ignorar las diversas transformaciones mundiales recientes, las cuales afectan la forma en que debemos plantear el fortalecimiento de nuestra soberanía.
El Plan establece para lograr los objetivos mencionados arriba, las estrategias siguientes: preservar la integridad territorial; asegurar la vigencia del Estado de Derecho y la vigilancia de las fronteras; coordinar las dependencias federales y a los Estados en sus relaciones con otras naciones, y asegurar la unidad de criterio en el combate al narcotráfico, lavado de dinero, terrorismo y tráfico de armas; y fomentar el respeto por nuestra identidad.
México concede la máxima prioridad bilateral a sus relaciones con Estados Unidos; no puede ser de otra forma, dada nuestra vecindad, los vínculos históricos, económicos, políticos y culturales y la diversificada agenda que se comparte. El interés parte de la consideración de que se trata de nuestro principal socio comercial, de que con dicho país se tiene la más importante interacción de México en el exterior y de que ambos estamos presentes también en muchos foros multilaterales donde en ocasiones coincidimos, pero a veces, tenemos profundas diferencias.
El Plan Nacional de Desarrollo hace referencia específica a EUA, estableciendo hacia dicho país una serie de acciones: se buscará un Nuevo Entendimiento que promueva los intereses nacionales; se fortalecerán las consultas de alto nivel; se intensificará la protección de los derechos humanos y laborales de los trabajadores inmigrantes y el respeto a su imagen; se ampliará la cooperación financiera, comercial, científica y tecnológica; se emprenderá una nueva iniciativa contra el tráfico de armas, drogas y personas; se harán efectivos y ampliarán los mecanismos de protección ambiental; se construirán mecanismos de respuesta rápida a las demandas de las poblaciones fronterizas y se combatirá la criminalidad y la violencia en esa zona; y se fortalecerá el intercambio y el conocimiento entre ambas culturas y naciones.
La finalidad de una política de entendimiento con los Estados Unidos es la de establecer una relación basada en la confianza mutua, la certidumbre fundada en la comunicación a través de los foros y los mecanismos que se han establecido, la equidad y el pleno respeto de la soberanía de cada país. Esta es la vía para prevenir y cuando ello no es posible, resolver los problemas que se presentan en nuestra compleja relación.
En la relación con EU, cabría destacar cuatro temas fundamentales para nuestro país, si bien no son los únicos: narcotráfico, migración, frontera y comercio, en un orden cuya importancia puede variar de acuerdo a las circunstancias. En cada uno de ellos se ha buscado la manera de desarrollar nuevos enfoques para su tratamiento y la comunicación constante a todos los niveles, con la finalidad de prevenir problemas y buscar soluciones a los existentes.
A pesar de que la migración y el narcotráfico, representan en la actualidad dos aspectos muy conflictivos de la agenda bilateral, ambos están siendo objeto de un creciente diálogo y colaboración entre los gobiernos de los dos países. Sin embargo, en el tema de la relación económica los avances, en parte gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), han sido muy significativos en la medida en que se cuenta con un marco que norma de manera clara las relaciones incluyendo un elaborado mecanismo para la solución de las diferencias comerciales.
El tema de la migración ha adquirido creciente importancia ante las decisiones que en EU se han tomado para restringirla, combinadas con el crecimiento demográfico y la crisis mexicana que ha generado una mayor corriente de inmigrantes mexicanos hacia ese país. Las cifras más recientes estiman un promedio anual de 277 mil inmigrantes mexicanos a los EU durante los últimos cinco años. En este tema hemos buscado proteger a través de nuestra red de consulados y de la denuncia al más alto nivel, cuando ha sido el caso, los derechos humanos y laborales de los trabajadores.
El narcotráfico y las actividades asociadas al mismo (tráfico de armas, lavado de dinero, etc.), es otro tema que también ha adquirido cada vez mayor importancia en la agenda bilateral, en la medida en que la posición estadounidense ha sido la de hacer frente al problema atacando principalmente las fuentes de producción y distribución ubicadas fuera de su territorio, y en esta misión han buscado un mayor involucramiento de las autoridades mexicanas. Esto ha dado lugar a un amplio y en ocasiones acalorado debate interno donde se argumentan los riesgos que ello puede tener para la soberanía nacional. En este tema, el Gobierno de México reconoce la importancia que el tema tiene para EU y rechaza la certificación que se realiza como un proceso unilateral del Gobierno estadounidense. En contraste, considera que el diálogo y la cooperación respectiva, encaminada a la creación de un marco jurídico, es la mejor manera de enfrentar el problema. Esto llevó a la creación del Grupo de Contacto de Alto Nivel (GCAN) sobre Drogas.
La extensa frontera con EU es una de las más peculiares del mundo, dado que en ella se interrelacionan el país más rico del mundo con un país como México, de gran potencial, pero de enormes carencias. Se tiene a lo largo de la misma un intenso cruce de personas, de comercio y de servicios. San Diego y El Paso, por ejemplo, son los puertos de entrada de mayor tránsito en EU (San Diego registra 54 millones de inspecciones anuales y El Paso 50 millones muy superiores a los 40 millones que registran los 10 aeropuertos más grandes de los EU). Esto conlleva al surgimiento de problemas de diversa índole, cuya prevención y solución requiere de un contacto continuo, institucional y constructivo, todo ello encaminado a promover el desarrollo de ambos lados de la frontera. El Programa Frontera Siglo XXI, para manejar el medio ambiente fronterizo es un ejemplo de colaboración binacional como pocos en el mundo.
A más de tres años de la entrada en vigor del TLCAN, un tiempo muy breve para un acuerdo que contempla un mercado libre en 12 años más, se registran entre otros, los resultados siguientes: mayor intercambio comercial, mayor inversión no sólo de nuestros socios en Norteamérica sino del resto del mundo, mayor vinculación comercial entre empresas ubicadas en los tres países, el uso frecuente de los mecanismos de solución de controversias, aunque no siempre su operación ha satisfecho a las partes involucradas (destacan para el interés de México, los casos tomate, transporte y cemento), fortalecimiento y aplicación más efectiva de las leyes ambientales nacionales, y una mayor vigilancia en la aplicación de las leyes laborales.
A pesar de lo anterior, se han registrado acciones cuestionables en varios aspectos, en particular, la decisión unilateral de EU de no autorizar la circulación de transportes de carga y pasajeros en su territorio conforme a lo pactado en el Tratado, lo cual se considera que es un mal precedente en términos del cumplimiento de los compromisos asumidos.
El TLCAN no se cierra a la posibilidad del ingreso de otros países del Continente, ya que el texto del mismo lo considera, siempre y cuando, los demás países estén de acuerdo con ello. Esto augura que con la probable aprobación por parte del Congreso de la llamada autoridad de la vía rápida el Presidente de EU pueda reiniciar negociaciones con Chile, el candidato de más viable ingreso al TLCAN. Este país ya ha negociado previamente con México y Canadá, acuerdos comerciales que incorporan muchos de los elementos que son parte fundamental del TLCAN.
En la búsqueda de un nuevo entendimiento, esencial para la convivencia armónica de nuestra dos comunidades, también se están haciendo esfuerzos en varios ámbitos que tienen que ver con la educación, la investigación y la cultura destacando en particular, el fortalecimiento del programa de becas (el programa Fulbrigth-García Robles se convertirá en uno de los programas de becas más grandes del mundo), el desarrollo de proyectos conjuntos en el campo de la ciencia y tecnología y la existencia de numerosos proyectos de intercambio cultural.
Las reuniones de la Comisión Binacional, desde su establecimiento en 1983, se han convertido en uno de los mecanismos de consulta más importante en la relación México-Estados Unidos.
Las reuniones, que se realizan anualmente, ofrecen un marco para hacer una evaluación del estado que guardan algunos de los aspectos más relevantes de la agenda bilateral, además de que permiten identificar problemas, canalizarlos a las instancias adecuadas y promover proyectos de cooperación de interés mutuo. Los temas son tratados de manera individualizada a través de cada uno de sus grupos de trabajo.
El 5 y 6 de mayo pasado se realizó la XIV Reunión de la Comisión Binacional México-Estados Unidos. En esta ocasión sesionaron 15 grupos de trabajo los cuales abordaron temas como asuntos políticos; migración y asuntos consulares; asuntos legales y cooperación antinarcóticos; asuntos fronterizos; comercio, inversión y promoción de negocios; pesca; turismo; asuntos fiscales, financieros y aduaneros; medio ambiente y recursos naturales; transporte; educación y asuntos culturales; energía; agricultura; asuntos laborales; ciencia y tecnología; vivienda y desarrollo urbano.
En este marco se suscribieron 11 acuerdos bilaterales en los aspectos siguientes: protección de los recursos naturales y la fauna, el intercambio educativo y cultural, la aviación, la detección de transacciones financieras ilícitas, la construcción y ampliación de puentes y la creación de infraestructura y mecanismos de enlace fronterizos.
Los resultados positivos de la pasada Reunión de la Comisión Binacional, confirmaron una vez más la plena validez del mecanismo a pesar de que existan voces críticas que consideren que la frecuencia de los contactos que en la actualidad se tienen con nuestras contrapartes estadounidenses, tanto bilateral como multilateralmente hacen innecesaria la existencia de estos encuentros.
Los vínculos entre México y Estados Unidos están evolucionando de manera respetuosa y con resultados positivos. Nuestra comunicación bilateral ha alcanzado un nivel sin precedentes gracias a la creación y multiplicación de distintos foros y mecanismos.
A lo largo de los últimos años, México y Estados Unidos han seguido reforzando y construyendo nuevos puentes de comunicación con el fin de desarrollar una relación basada en el diálogo, la cooperación y el respeto mutuo, con el firme convencimiento de que ello representa la mejor decisión para prevenir y resolver los problemas de dicha relación.
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