martes, 3 de septiembre de 2019

Lo que nos deja el primer informe (oficial)


       Septiembre 2019




Lo que nos deja el primer informe (oficial) del presidente 


Al presidente López Obrador no le gustan ni las cifras ni las mediciones.

Esto lo dejó claro  en su primer informe como lo ha hecho en otras ocasiones cuando señaló que el crecimiento no era un dato para él importante.

Una vez más criticó a los economistas por su “obsesión tecnocrática de medir todo en función del simple crecimiento económico…que para él lo fundamental no es lo cuantitativo, sino la distribución del ingreso y de la riqueza.

En esto hay dos interpretaciones su aversión a los números, su desconocimiento de cómo funciona la economía y su marcada preferencia por lo que se llama popularmente “tirar rollo” que es su verdadero fuerte, que lo pone en contacto con las fantasías, las aspiraciones y la imaginación de la gente.

La otra es lo que resulta ahora evidente la caída del crecimiento de su expectativa original del 2% a apenas el 0.6% que han ya señalado varias estimaciones recientes, lo cual se resiste a reconocer e insiste cuando se le pregunta en la primera cifra (la cifra para 2020 se ajustó a 1.4%).

Cabe destacar que sí China ha podido mover a millones de su gente a un nivel de vida más elevado ha sido gracias a que el país ha registrado tasas de crecimiento muy altas en las últimas décadas. Por desgracia, no hay solución milagrosa que pueda hacer que las cosas se den de otra manera.

La falta de crecimiento, está incidiendo también en otros ámbitos en particular, en lo relativo a los ingresos fiscales, mismos que cayeron marcadamente según las cuentas de enero-junio de la Secretaría de Hacienda y que ponen en riesgo los objetivos fiscales.

A pesar de su errado comentario anterior, me parece justa su afirmación de   “que el crecimiento … no tiene sentido como objetivo en sí mismo sino como medio para lograr un objetivo superior: el bienestar de la población”.

El presidente hace también afirmaciones muy controvertidas, “hoy hay más desarrollo y bienestar”, por desgracia esto parece ser más producto  de su férreo voluntarismo de que ello va a suceder pero por desgracia hasta ahora no ha sucedido, ya que a pesar del ahorro, la lucha contra la corrupción y los programas sociales,  esto no se puede lograr en el breve lapso que tiene su gestión y de cualquier manera deberá ser sujeto a medición, no simplemente porque el presidente lo diga vamos a creerle como un acto de fe sobre todo frente a una población en pobreza extrema que alcanza los 52 millones según el último dato de Coneval.

Además, conviene señalar que a pesar de la reducción de la pobreza que se ha dado en amplias regiones del Sureste de Asia y de Este del mismo continente, no ha disminuido de manera significativa la desigualdad de los ingresos tanto en los países ricos como en los pobres a nivel mundial.   

En efecto, aunque en los países ricos, con excepción de los Estados Unidos, se ha registrado una mayor convergencia en cuanto a ingresos,  entre los países pobres está creciendo la desigualdad de ingresos sin desconocer que ha habido alguna mejora en términos de salud, educación y otros indicadores sociales.

Por ejemplo, en Malasia el 10% de los más ricos recibe el 32% de los ingresos nacionales; el 10% de los más pobres sólo recibe el 2%. El notable crecimiento registrado tanto en China como en la India también ha provocado una creciente desigualdad de ingresos como hemos visto con la aparición de un numeroso contingente de magnates en estos países y de mercados de productos de consumo para personas de alto ingreso frente a poblaciones todavía numerosas en cuanto a los niveles de ingreso bajos.

Finalmente, en materia de empleo la falta de crecimiento también puede afectar los objetivos presidenciales, ya que a pesar de la insistencia en que las ocupaciones temporales generadas por sus programas favoritos Jóvenes Construyendo el futuro y Sembrando vidas, deben ser tomadas como empleos formales, lo cierto es que están lejos de serlos debido a que no son sujetos de impuestos ni tampoco de prestaciones sociales y no son además cuantificables para propósitos estadísticos comparativos por ningún organismo internacional.

El presidente ha dicho que se propone escribir en su nuevo despacho en Palacio Nacional un libro sobre “economía moral”, por lo que hasta ahora hemos escuchado tengo el presentimiento que será más de moral que de economía.



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