lunes, 18 de agosto de 2014

Miguel Hidalgo: Breve nota sobre su biografía escrita por Carlos Herrejón Peredo

México, DF,  4 de agosto de 2014

Breve nota sobre la biografía de Miguel Hidalgo escrita por  Carlos Herrejón Peredo

Desde los tiempos de la escuela, no había leído sobre la vida de Miguel  Hidalgo, por lo que me llamó la atención la reciente biografía escrita por un historiador, hasta cierto punto desconocido  por el gran público, Carlos Herrejón Peredo.  Los elogiosos comentarios de Enrique Krauze sobre la obra me fueron también una referencia importante para  iniciar su lectura

La obra está muy bien documentada, objetiva y se apoya en las fuentes de investigación más reciente sobre la vida del personaje.

La lectura me  reveló aspectos novedosos del personaje: un hombre lejos de la ancianidad que proyectan algunos de sus retratos posteriores ( tenía  57 años cuando se lanzó a la luchay 58 cuando fue fusilado),  era todo lo contrario a la imagen del cura tradicional del pueblo, ya que era un hombre  de elevada preparación (catedrático de teología y rector del Colegio de San Nicolás); amante de la música, de la lectura y del teatro (fue traductor de Moliere y lo llevó a escena en varias ocasiones, en particular El Tartufo, la obra que más  le gustaba) y discrepó de dogmas teologales, lo que le valió que fuera denun ciado ante la Inquisición.

En parelelo fue un hombre sujeto a pasiones, como el juego, las tertulias, y poco cuidadoso de sus finanzas personales, ya que siempre vivía endeudado, tanto por las empresas que acometía con otros familiares como por el gasto que implicaba  algunos de sus pasatiempos. Se le atribuyen varios amoríos incluso hijos, pero ninguno está lo suficientemente investigado.

Su carácter se movería entre lo apacible y lo temperamental; era un hombre social y sensible a la desigualdad que lo rodeaba. Le molestaba los privilegios de los españoles frente a los criollos y mestizos.

Sus relaciones fueron estrechas con algunos de los personajes a los que enfrentaría al inicio de su rebelión, en particular el obispo Abad Queipo, quien lo defendió y apoyó en varias ocasiones y el intendente José Antonio Riaño, quien murió en el asalto a la Alhóndiga de Granaditas

Fue cura en varios lugares Colima, San Felipe y finalmente, Dolores en Guanajuato. Sus necesidaces de recursos, lo llevaron a tales desempeños, ya que los curatos disponían de ingresos importantes. En Dolores sucedió al hermano Joaquín al frente del mismo. Sin embargo, dada su temperamento, llevó a cabo varias actividades paralelas como fue la producción de seda, el teñido de pieles y la siembra de la vid. Estas tampoco le permitieron mejorar su situación económica.


En Dolores vecino a San Miguel se relacionaría con varios de los futuros compañeros de lucha, en particular con Ignacio Allende, militar y aficionado a los toros, con los Aldama y con la familia del Corregidor de Querétaro, cuya emprendedora esposa fue Josefa Ortíz de Domínguez.

La revuelta encabezada por los peninsulares de la capital y que llevó   a la destitución del Virrey Iturrigaray, lo indignó y probablemente apresuró sus planes para organizar su propio pronuciamiento

En las proclamas que justifican el pronunciamiento de Hidalgo y aliados llama la atención que el enemigo sea en un momento los gachupines, en otro los franceses que están ocupando España y tienen prisionero al rey y finalmente, los ingleses que luchan contra los franceses, los cuales pueden convertirse en nuevos amos en caso de derrotar a los franceses.

También llama la atención, como lo anota el autor, que el discurso de Hidalgo desde el inicio fue  a favor de la independencia, la creación de una junta soberana y en pocas ocasiones se refirió al monarca español, en cautiverio, como representante del nuevo poder que se pretendía instaurar.

Desde los primeros tiempos de la lucha, se nota la rivalidad entre Hidalgo y los jefes militares, Allende y Aldama, que pretenden desplazarlo por diferencias en cuanto a las acciones militares; sucede en Guanajuato, en el avance hacia la capital y lleva al distanciamiento después de la batalla de Aculco, donde Hidalgo se separa para dirigirse a Valladolid y Allende a Guanajuato.

En la opinión de muchos autores, la decisión de no avanzar sobre la ciudad de México, fue un error atribuido a Hidalgo, y que alargó la lucha por la independencia.Sin embargo, la decisión se fundamenta en varias consideraciones de peso: la falta de pertrechos militares, se habían consumido en la batalla, la incertidumbre sobre la simpatías que tenía el movimiento en la capital del Virreinato y la cercanía de las fuerzas realistas al mando de Félix María Calleja y de Manuel Flon

A pesar de cercanía con el pueblo llano, en Dolores daba misa en una pequeña capilla, localizada en las afueras de la villa, no en la parroquia, no era ajeno a darse tratamientos  especiales; se hizo llamar generalísimo de las américas y a partir de Guadalajara su alteza serenísima. En este mismo lugar, se hizo acompañar de una pequeña orquesta de cámara, de la cual estaba pendiente de sus vestiduras.

Muchos han criticado las  ejecuciones ordenadas o toleradas por Hidalgo contra los españoles, tanto en Valladolid como en Guadalajara y en otras poblaciones, de las cuales existen recuentos precisos de cifras y documentos que lo confirman. Las detenciones les permitían confiscarles sus bienes, intercambiarlos por prisioneros insurgentes o disuadirlo  a apoyar a las fuerzas realistas. A estas motivaciones se podían agregar el resentimiento de los criollos al desplazamiento que habían sufrido durante largos años en todo tipo de ocupaciones por los españoles aunque el cura Hidalgo, en lo personal, no parece haber sido directamente afectado por una  situación discriminadora.

En Valladolid, Hidalgo recompondrá sus fuerzas, comenzará a organizar un gobierno en dicha provincia y se preparará para continuar su avance sobre Guadalajara, la cual será ocupada.

Hidalgo y Allende  dejando atrás sus diferencias, se arreglarán nuevamente para combatir por la independencia.

La batalla de Puente de Calderón, librada entre los insurgentes y el ejército realista, encabezado por Féliz María Calleja, terminó en derrota para los primeros y en el consenso de los otros cabecillas Allende, Aldama y Jiménez para desplazar a Hidalgo del control militar. Restó sólo  como la cabeza política.

Las fuerzas insurgentes comenzaran su largo desplazamiento hacia el norte del país con  la esperanza de recibir el apoyo de los anglosajones.Sin embargo,  la traición los soprendería en Coahuila, donde serían arrestados y llevados a prisión.

La guerra por la independencia había durado seis meses y unos días: las batallas más importantes se dieron en la toma de la Alhóndiga, en el Cerro de las Cruces, Aculco y Puente de Calderón. Faltarían muchos años más para concluirla.

 El juicio contra  Hidalgo se llevaría a cabo en Chihuahua y concluiría con su sentencia a muerte. En este lapso,  Hidalgo sería autor de dos documentos relevantes: uno que algunos lo consideran una retractación, pero que para muchos es un reconocimiento de excesos cometidos, un exhorto al camino de la paz, pero su contenido no es contrario al movimiento independentista.El otro es la defensa frente  a las acusaciones de la Inquisición que muestran la formación teológica del inculpado, las cuales partian de denuncias de otros miembros de la comunidad religiosa: los castigos de Dios, el infierno, la santidad de algunos papas, el dogma de la virgen, la fornicación como pecado, y frente a la acusación de hipocrecía, reclama el derecho del pueblo  a rebelarse contra el tirano.

En sus últimas horas destaca la templanza de Hidalgo, en el momento en que es degradado de su envestidura religiosa,  su comunicación a través de la oración con Dios, su agradecimiento en estrofas a sus carceleros y el perdón a los soldados que lo fusilaron. Le tuvieron que dar, según testimonios, un tiro directo al corazón, ya que las rondas de descargas no lograron quitarle la vida.


El recuento histórico, nos dibuja a un ser singular en todos los aspectos, lo cual realza la figura histórica del personaje.

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